Nacional

Barrio de las nueve esquinas

Por domingo 13 de febrero de 2011 Sin Comentarios

Por Alberto Ángel El Cuervo*

—¡Ese Cuervo… Espérese, no se haga del rogar…!
—Qué tal, buenos días… No, para nada, aquí estoy para servirle.
—¿Me deja tomarme una foto con us­ted…? No todos los días nos visita gente de su categoría, amigo… ¡Qué milagro que anda por acá!
—Por supuesto, con todo gusto… Pues aquí, ya ve… Visitando esta maravilla de Mercado…

Y los amigos del gigantesco mercado de San Juan de Dios, enclavado en el afamadísimo barrio del mismo nombre, se acercaban a felicitarme, a tomarse fotos y a pedirme que les firmara algún papel… No pude evitar, viajar en el tiempo hasta aquellos años en que llegar a Guadalajara, me hacía soñar con que un día, portaría con gran orgullo el traje de charro… Siem­pre pedía que me compraran ese traje… Y siendo que cuando íbamos, se trataba de surtirnos de zapatos para el año, no dejé de rogar por mis botas charras… Nunca se me concedió… Mis padres argumentaban dos razones: Mis pasos, debido al pie plano, deformaban cualquier bota que calzara al poco tiempo de usarlos, por lo que era un gasto que no se justificaba… Y la segunda, porque se trataba de comprar zapatos que sirvieran para la escuela y alguno para el uso rudo fuera de ella… Hace aproximadamente 55 años, visité por primera vez el afamado barrio de San Juan de Dios… Desde entonces, me llamaban la atención de manera especial varias cosas de ahí… Primero, al escuchar el viejo son de La Loba, mientras escogíamos za­patos, surgía en mí la necesidad nunca satisfecha en la infancia, de averigüar recorriéndolo a pie, si en verdad, eran justo nueve esquinas tal como lo dice la canción: “Barrio de San Juan de Dios/Barrio de las nueve esquinas/donde correteó la loba/a toditas las catrinas…/ De veras mi alma te lo decía/Si no fuera por la loba aquí nos amanecía/…” Y el mariachi que entonces era común anduviera trabajando con un charro y una china que zapateaban con sus sones, repetía una y otra vez el son que les platico: “Parece que sí que sí…/ Parece que no que no…/ Parece que tu marido no te quiere como yo…” Era verdaderamente alimento para mis sueños lo que veía en la danza y escuchaba en sus sones… Al pasar de los años, me enteraría que ese famoso barrio de las nueve esquinas, es en realidad una plaza donde allá por los años del siglo XVIII confluían, en lo que fue conocido como Mexicaltzingo, hoy en el centro histórico de Guadalajara, varios riachuelos a orilla de los cuales se fueron construyendo las casas formando una plazoleta con nueve esquinas en su formación. Con el tiempo, el curso de las aguas desapareció, pero la fama del barrio fue creciendo debido a que la zona era de gran actividad comer­cial y musical… Ahí se situaron grupos de mariachi para que la gente escuchara y los contratara por canción, por serenata o para algún festejo en particular. La vida completa de Gua­dalajara, giraba en torno al barrio de San Juan de Dios y sus nueve esquinas… Muchas páginas de la historia de nuestro país, se escribieron en ese afamado barrio, desde la guerra de independencia hasta la revolución mexicana de principios del siglo XX… Ahí surgieron empresas, políticos, luchadores so­ciales, artistas y demás personajes de la historia jaliscience… Así, por ejemplo, surgió la iniciativa del obispo Juan Ruiz de Cabañas en 1805 para la construcción de lo que en un princi­pio fuera la casa de asilo para huérfanos, ancianos y discapa­citados y que el día de hoy es conocido como Hospicio Caba­ñas aunque el nombre oficial es Instituto Cultural Cabañas. La construcción del edificio, financiado por el propio Obispo (Yo me hago la misma pregunta que tú, lector: ¿De dónde sacará tanto dinero un ministro eclesiástico que juró votos de pobre­za y humildad? y el obispo Cabañas, Cepeda y demás, son so­lamente algunos casos.) y se encargó la obra a Manuel Tolsá, el afamado escultor del Caballito de la glorieta de Reforma y Juárez en la ciudad de México. Conste que digo caballito y no caballote, porque me refiero al original, que después fue­ra trasladado a las puertas del MUNAL (Museo Nacional de Arte, aunque las siglas no coincidan.) Pues fue entonces Tolsá quien construyó el célebre edificio de Cabañas, que después de ser refugio político, caballerizas de los insurgentes, patio de fiestas de los revolucionarios, etc., fue cerrado en 1980 y los huérfanos, trasladados a otras instalaciones para que el Hospicio Cabañas abriera sus puertas de nueva cuenta en 1983 convertido en sede del Instituto Cultural Cabañas… Después de recorrer entonces, el enorme mercado de San Juan de Dios, donde se puede comprar casi cualquier cosa a precios muy con­venientes, salimos para toparnos casi de frente al afamado Ins­tituto, parte importantísima del barrio de las nueve esquinas… Jamás me he cansado de contemplar la maravillosa obra mural de José Clemente Orozco en ese recinto… Dos años de arduo trabajo al fresco, pueden ser contemplados en las paredes y bóvedas del bello edificio de Tolsá. Narrativa por excelencia, la obra de José Clemente Orozco, nos hace viajar en el tiempo hasta aquellos momentos en que la independencia y la revolu­ción, se fusionaron con el recinto del Cabañas… Desde luego, la mirada del espectador, se ve capturada desde el principio por el hombre en llamas que el maestro Orozco pintara magistral­mente en la bóveda principal, haciendo gala de su maestría en la perspectiva… ¿Cuál es la interpretación de esta figura? En una ocasión, le preguntaron a Orozco acerca de ello a lo que respondió: “Mis murales son biblias de piedra…” aunque des­pués de mucho insistir de su interlocutor, finalmente redactó en un ensayo que el hombre en llamas simboliza la gran ne­cesidad de que la cultura de México sea proyectada hacia el mundo, que la luz y el calor de nuestra cultura, trasciendan espacios y fronteras de todo tipo.

Así, después de asistir a la exposición “Abstracto” que se tendrá en el Instituto Cultural Cabañas hasta abril próximo y deleitarnos con obras de Rojo, Coronel, Felguerez, Sequeiros, etc., abandonamos el afamado barrio de las nueve esquinas… Aquel donde correteó La Loba a toditas las catrinas.

*Cantante, compositor y escritor

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