No quise terminar el año de 2010, sin hacer referencia a la sorprendente visita de William Randolph Hearst a Sinaloa el 16 de marzo de 1910. En efecto en El Monitor, Diario Sinaloense de la tarde, editado en la ciudad de Culiacán, bajo la dirección del Lic. Ignacio M. Gastélum, publicó una interesante entrevista, la cual deduzco fue realizada por el Jefe de Redacción de dicho diario, el muy conocido literato, bibliófilo, hombre de estado y creador de la añorada Doctrina Estrada o Doctrina México en Política Internacional, el rosalino Genaro Estrada Félix. La noticia mereció primera plana y las seis columnas, entonces no se usaban las ocho de la actualidad.
Hearst llegó a las siete de la mañana en un vagón especial de su propiedad, montado en el Ferrocarril Sud Pacífico con dirección de norte a sur; viajó por motivo de negocios y lo acompañaron su esposa Millicet Wilson y otros ciudadanos norteamericanos, a recibirlo asistieron el gobernador de Sinaloa Diego Redo de la Vega y el Lic. José Castellot a la sazón Secretario de Gobierno.
El destino final fue la ciudad de México, para entrevistarse con el Presidente de la República el Gral. Porfirio Díaz, que orondo presumía su inamovible presencia en el escenario político nacional. Nada presagiaba los ominosos acontecimientos derivados de la campaña antirreleccionista de Francisco I. Madero y menos la caída estrepitosa de unos meses después.
Williams, nacido en 1867, cuando fue fusilado Maximiliano de Habsburgo en el Cerro de las Campanas, fue hijo del millonario editor del diario The Examiner, de los Ángeles California (USA); muy mimado, a los diez años con su madre viajó a Europa: Como estudiante organizaba fastuosas fiestas con toda clase de exotismos, esto y otros excesos le causaron la expulsión de Harvad. Entonces exigió a su padre que le entregara la dirección del diario y aparte una buena dotación económica para modernizar el negocio de la prensa, con la certeza de que: “Con malos sueldos solo se contratan talentos mediocres, incapaces de hacer un buen diario”.
El padre presentó una cierta oposición pero finalmente cedió y Hearst a los 24 años reunió a su planta de colaboradores y los conminó a “…ser emprendedores y sorprendentemente originales”. Diseñó portadas con grandes titulares y dio cabida a las caricaturas y las tiras cómicas, agregó mucha chismografía, atacó a políticos y a grandes empresas y su diario se convirtió en un fuerte medio de comunicación de masas, compró otros diarios tuvo en exclusiva a Mark Twain, literato y aventurero muy apreciado internacionalmente. Hearst estuvo siempre en la punta tecnológica y fue el primero en editar a color historietas; uno de sus personajes vestía siempre de amarillo, lo que originó la tendencia de “prensa amarillista” que sigue en boga y por un buen sueldo contrató a otro gran periodista Joseph Pulitzer, siendo totalmente contrario a esta línea de trabajo.
Este era el personaje que en marzo de 1910, hizo una parada en Culiacán, en su carro privado denominado “Cuba”, en alusión a la vida disipada que los millonarios norteamericanos realizaban en la isla del encanto. La estación del ferrocarril local ya tenía algo de su actual fisonomía y muy cerca los restos mortales de Malverde vigilaban aquellos acontecimientos.
El reportero logró la entrevista y al saludar a Hearst, sintió el fuerte apretón de manos, admiró el manejo elegante de la tejana aparte de su jovialidad por lo que se equivocó al asentar su edad en la entrevista.
Cohibido venció su manifestada humildad y timidez, disculpándose por el atrevimiento de solicitar algunas palabras para un sencillo periódico de la provincia mexicana y la respuesta trastocó aún más la endeble fortaleza del reportero culichi.
“Estimo por igual al rotativo que a la pequeña hoja semanaria de un rancho, siempre que estén impulsados por buenos deseos; pues en ese respecto creo que todo hombre de sana voluntad es tan estimable como cualquier otro, así sean sus elementos inmensos o pequeños”.
Como vemos la respuesta fue inteligente, elegante y comedida, luego el reportero se atrevió a más y comentó uno de los editoriales del The Ángeles Exáminer, acerca de los ataques de periódicos norteamericanos a México, donde se hablaba de un México bárbaro, Hearst los minimizó, incidió sobre sus negocios en Chiuhuahua, su entrevista con Porfirio Díaz y su opinión sobre la prensa mexicana, de lo que será menester tratar en otra ocasión, baste esto para señalar que hace cien años Culiacán, fue visitado por el zar de la prensa mundial.
Seguramente a Orson Wells le importó un comino el que Hearst visitara Culiacán en 1910, cuando realizó aquella joya de la cinematografía mundial “El Ciudadano Kane”, basada en la vida de este controvertido personaje, pero de todos modos El Monitor, se apuntó un éxito periodístico pocas veces logrado en la historia de la prensa en Sinaloa y en especial en el año de 1910 a nivel nacional. Este acontecimiento nos demuestra la necesidad de desarrollar en los espacios de la crónica y la historia la investigación cultural, para valorar los esfuerzos de las anteriores generaciones al heredarnos imágenes sorprendentes que impactan la actualidad.
*Director del Archivo Histórico del Estado de Sinaloa.