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La región del Évora… preludio a un siglo de historia

Por domingo 11 de julio de 2010 Sin Comentarios

Por Jesús Rafael Chávez Rodríguez*

Al referirnos al Évora, hablamos de sus pueblos, de su río, de sus actividades socioeconómicas y de sus tradicio­nes, de tal manera que dicha región, o más bien, micro­rregión, como la llamara Gilberto López Alanís, no se limita a los trazos políticos y económicos, pues históricamente se expande y contrae sin el mínimo respeto de estas categorías. El espacio se encuentra situado en el centro-norte de la alargada geografía sinaloense, siendo cruzado de oriente a occidente por uno de los ríos más pequeños de los once de Sinaloa: el río Mocorito o Évora, testigo silente del surgimiento de sus pueblos más representati­vos: Mocorito, Guamúchil y Angostura.

Para finales del siglo XIX e inicios del siglo XX fue cuando Moco­rito alcanzó su más glorioso esplendor, la época de bonanza de la minería en el lugar. En este tiempo la villa era un centro comercial que abastecía a los fundos mineros donde se explotaba oro, plata y cobre, consolidándose con el cruce del camino real, entre Culia­cán y Sinaloa. Además de la minería, existían comercios, industria y actividad agrícola, como el más nítido reflejo de su desarrollo. Eran los inicios del siglo XX cuando se creó el mercado, se instaló el reloj público en la escuela primaria y se construyó la plazuela y su kiosco, al mismo tiempo, como símbolo de la modernidad de la época, surgió la red telefónica que proveía el novedoso servicio de comunicación para la región. En este ambiente, dice Juan S. Avilés Ochoa, se vivió también un gran desarrollo cultural en la villa, por lo que se le señaló como la Atenas de Sinaloa.

Pero el ferrocarril, triste epílogo del esplendoroso Mocorito decimonónico, acabó con las expectativas del futuro centro co­mercial e industrial de la región, y también con sus anhelos de convertirse en la gran ciudad de ensueño. La baja en la produc­ción minera, además del posterior paso de la carretera interna­cional a lado de la Estación de ferrocarril tiempo después, fueron algunas de las causas. Mientras que estos factores convergían para el aislamiento de Mocorito, eran de beneficio para una comunidad que se conformaba de manera vertiginosa en pueblo a 17 kilómetros de distancia. Guamúchil, que en el siglo XIX había sido un pequeño pueblecillo, surgió con el arribo del ferrocarril que extendía sus tentáculos desde territorio Norteamericano. Su influencia fue contundente, sin duda, acicate para el surgimien­to y crecimiento de nuevos pueblos y para la explotación de los valles sinaloenses con productos como el tomate, la caña y el garbanzo.

En la región, las fértiles tierras angosturenses, con la bo­nanza del garbanzo, generaron un centro de comercio para sus productos agrícolas en Estación Guamúchil. Angostura, que se desprendió políticamente del municipio de Mocorito en 1916, para la segunda década del siglo XX se convirtió en el territorio agrícola más extenso y floreciente de la región, con la incidencia de sus habitantes, que de manera tradicional en un inicio traba­jaron en la apertura de una vasta red de canales de riego, como germen de una actividad que aún perdura.

La transformación acaecida en la región situó a los individuos en los valles, lo que dio pie al surgimiento y desarrollo de ciuda­des como Guamúchil, que para 1962 había adquirido dimensiones cuantitativas y cualitativas muy distintas, pues se había conver­tido en el centro de la región y en una de las cinco ciudades más importantes de Sinaloa. Fue en esta fecha cuando se desprendió políticamente de Mocorito, municipio este último, con más divi­sión política en Sinaloa y paradójicamente con más unidad por su condición histórica y geográfica.

La región del Évora es actualmente un espacio multiforme y diverso que reúne aspectos de índoles muy distintas, con po­sibilidades de desarrollo amplio al integrar sus elementos y sus pueblos, pues Mocorito, que es la parte conectada a la zona se­rrana, explota la minería y es el lugar más antiguo, estandarte cultural de la región como pueblo señorial; Guamúchil, como la ciudad representativa de la región, centro de actividades eco­nómicas, cruce de caminos y lugar donde proliferan individuos emprendedores; Angostura como el territorio agrícola regional, con un litoral que ha fortalecido el sector pesquero y que trabaja por consolidar su costa en sector turístico.

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