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SIGNOS DISCRETOS DE LAS PSICOSIS

Por domingo 15 de abril de 2018 Sin Comentarios

CARLOS VARELA NÁJERA

El amor es cuantifícable! Ya se demostró. Hoy ven eso en las revistas femeninas, pero al principio estaba en publicaciones científicas. Una señora antropóloga, al ser cognitiva, escribió una obra sobre la química. Del amor romántico. Define lo que es estar enamorado: es ver bajar su tasa de serotonina a menos del 40%. Eso fue comprobado, medido en conejillos de la India, se seleccionó -obviamente para eso hay que preguntárselo, ese es el tema- a aquellos que aseguraban pensar al menos cuatro horas por día en el ser amado. Se ha constatado que tenían al menos 40% de serotonina menos que el promedio. Creen que el amor loco es un término poético, surrealista, etc. El amor loco hace subir la dopamina. Por lo que si tienen una propensión al amor loco, lo más probable es que les falte dopamina. (Jacques-Alain Miller, 2.., Todo el Mundo es Loco. p:135) Se celebra en Abril 2018 el Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis en Barcelona, España, con la presencia de colegas de todo el mundo para dialogar sobre las psicosis ordinarias y las otras bajo transferencia, con nuestra presencia en este congreso la Cátedra Freudiana y Lacaniana Sinaloense, estrecha lazos con amigos y colegas de la Orientación Lacaniana, sobre un tema recurrente que Jacques Lacan y Jacques-Alain Miller suscriben, “todo mundo es loco”, hace falta una cierta dosis de locura para soportar lo in-mundo que nos rodea. Indudablemente existe hoy eso que Eric Laurent denominó el sentido delirante de la vida, donde todo está de cabeza, cuando se escuchan opiniones que rayan en la locura, por ejemplo, hay quienes dicen que los curas deben aconsejar sobre el sexo, y los médicos sexólogos sobre la abstinencia, la cuestión es delicada ya que un cura difícilmente sabrá sobre la erótica, mucho menos sobre el goce femenino, tampoco el médico, sexólogo, o como se hagan llamar, ya que de entrada el goce deschaveta a los cuerdologos, o normalizadores procustianos, el goce puede producir signos discretos de psicosis que son soportables aunque tensen los lazos, pero soportables aún. La obsesión, la fobia u otras formas clínicas pueden tener signos discretos de psicosis, pero también el llamado frenético al éxito por parte del discurso psi, cuyos cursos que rayan en la curseria son un tanto demandas locas de ser más de lo que somos, una suerte de transitivismo transpersonal, que es la puerta de entrada a una psicosis discreta, o bien conceptos que aparecen en los talleres de crecimiento personal como trascendencia, o el “tú puedes sanar tu vida, o, todo lo puedes realizar si tú quieres”, son concepciones delirantes y locas de evadir lo real de angustia que nos devora, ya que estar castrados y ser impotentes no es una tablita de salvación y tenemos que hacer uso de mafufadas para poder sobrevivir, y que más que exiliarnos en la era de acuario, o en talleres de sugestión masiva, donde aún algunos médicos promueven tales sistemas delirantes.
Pero cuando el taller de sugestión no alcanza el objetivo de crecimiento, la sociedad queda a merced de la industria farmacológica, con médicos y psiquiatras especializados en dirigir la sociedad al consumo masivo de anfetaminas, pero que en su decir, están reguladas y controladas, aunque la adicción que generan se descontrola y aparecen situaciones críticas, donde incluso crímenes en escuelas y otros centros sociales son la moneda de cambio.
En estados Unidos el medicamento llamado Aderall, y en México, Dextroanfetamina, son drogas, anfetaminas para ser mas específico, que producen alto rendimiento, menor cansancio y que ayudan a los jóvenes académicos y deportistas, a concentrarse y estudiar mejor, generando con ella una falsa concepción de autoestima y de sobrevaloración inflada y las consecuencias además de una adicción generalizada, una psicosis discreta con un narcisismo exacerbado donde el falo de poder somete las conciencias de los norteamericanos, conduciéndolos en masa de nueva cuenta a un falso trascendentalismo producto del consumo masivo de anfetaminas.
Estar loco seria el efecto que produce el consumo de estas anfetaminas, así que si falla Dios-es un decir-, la anfetamina toma su lugar haciéndole creer al joven o a quien consuma que tiene un yo trascendente y que todo lo puede, sería un signo discreto de su psicosis que el consumo produce, al alterar su trastornada conciencia y su yo empobrecido. El problema es que ante esta situación el sujeto adolescente ya como adicto todo lo puede mover, sugestiones, falsas creencias, se le puede manipular más fácilmente, en fin son los efectos colaterales de esos signos discretos de estar loco.

* Doctor en educación, lic. en psicología

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