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De cuando los rusos llegaron a Tijuana de la mano de un hombre de 2 metros. Breves apuntes. Música de Tijuana.

Por domingo 27 de julio de 2014 Sin Comentarios

Por Jaime Cháidez Bonilla*

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Habría que recordar lo que era Tijuana con apenas 100 habitantes, 7 perros  y 5 gatos. Era 1889  y aquello “parecía un pueblo del Oeste Americano” dicen los historiadores. Ya para 1900 la población llegaba a 242 personas, según el censo nacional, y el bullicio era más que evidente en la Avenida Olvera, hoy conocida mundialmente como Avenida Revolución.

pag 6 Jaime Cháidez Bonilla2Aquello era apenas una tienda de abarrotes y curiosidades, algunas pensiones para caballos, dos agencias aduanales y algún hotel con aguas termales. En la calle se distinguían algunos faroles de petróleo y una bandera mexicana que señala al pequeño poblado como el principio de la patria. Es el tránsito de una etapa fundamental; los cantos indígenas y los sonidos misionales han quedado atrás. Pronto, Tijuana pasará de ser pueblo a ciudad. Las instalaciones eléctricas, el crecimiento demográfico, el desarrollo turístico, las carretas que se convierten en autos y, como parteaguas, la creación de un gran casino en Agua Caliente que llama la atención a nivel mundial.

Tijuana como ombligo turístico en el mundo.

Es allí, en las instalaciones de Agua Caliente, donde comienza a escucharse una gran banda musical comandada por el tijuanense Benjamín Serrano. Es en el Salón de Oro donde suceden los grandes acontecimientos artísticos que proyectarán a la ciudad a través del tiempo. Una adolescente Margarita Cansino bailando junto a su padre, antes de que llegue la fama ya con su nuevo nombre Rita Hayworth. Es en ese mismo espacio donde Dolores del Río deslumbra con su belleza y filma “In Caliente” (1935), singular documento visual de un espacio que terminaría entre llamas en las décadas siguientes.

Tijuana asimila de inmediato cualquier movimiento musical que prolifera en California. Por ello, los sonidos del jazz se vuelven cotidianos en la gran avenida Revolución. Tocan las bandas mientras las mujeres se desnudan. La música en vivo se repite en cada bar y millares de soldados estadounidenses bajan del Sueño Americano a la exótica tierra mexicana.

pag 6 Jaime Cháidez Bonilla3Charles Mingus camina triste por las calles de Tijuana. Es un hombre solitario que encuentra la inspiración y produce un disco indispensable, el regalo de una musa: Tijuana Moods. “Toda la música en este álbum, Tijuana Moods, fue escrita durante un periodo muy triste de mi vida.

Yo estaba sin mi mujer y decidí fugarme, para olvidarme de ella, con un inesperado sueño en Tijuana. (…) Decidí beneficiarme musicalmente con esta experiencia y me puse en camino para componer y recrear lo que sentía y miraba a mí alrededor. Esto incluía las bailarinas nudistas en uno de los muchos salones nocturnos que son la principal industria de Tijuana”, escribió Mingus en 1957.

Y después del jazz llega el rock.

Como una esponja que se apropia de lo que atrapa, Tijuana comienza a transformarse musicalmente y los mismos bares se convierten en vitrinas de grupos de rock tijuanenses que se multiplican al ritmo de las nuevas bandas inglesas y gringas que impulsan un nuevo género, una revolución musical.

El breve paso de Carlos Santana por Tijuana será fundamental para su desarrollo y triunfo en San Francisco, California. La guitarra del mexicano no hubiera sido la misma sin las influencias de una Tijuana en ebullición que se convirtió en la capital del rock mexicano.

pag 6 Jaime Cháidez Bonilla4Otro contagiado por la frontera fue Herb Alpert, músico estadounidense que los fines de semana disfrutaba de la época de oro del turismo tijuanense. Los mariachis, los toros, la fiesta, la comida y la calle Revolución fueron el condimento de lo que posteriormente se convertiría en el Tijuana Brass con millones de copias vendidas.

Del Tijuana Moods al Tijuana Rock. Los años 60 son la maquiladora de sueños musicales de cientos de bandas que emigran o se quedan en la ciudad. El Ritual, Javier Bátiz, Peace and Love, Tijuana Five, Los Dug´s Dug´s… Y, además del rock, nacen bandas con sonido balada que se convierten en pilares de la radio, los salones y las fiestas escolares: Los Moonlights, Los Solitarios, Los Freddys… La leyenda de una Tijuana musical se consolida en esa etapa. La ciudad comienza a formalizar sus instituciones culturales y universitarias. La explosión demográfica propicia que Tijuana se acerque al millón de habitantes en sólo un par de décadas.

En 1989, cuando nace la Orquesta de Baja California, Tijuana vive un boom en todas sus manifestaciones artísticas. Es un momento ideal para el florecimiento de una agrupación artística que sorprende por el perfil y calidad de sus integrantes. Eran los rusos que llegaron del mar y el gigante de la batuta. Arropados por el Centro Cultural Tijuana, recién creado, los músicos de la OBC comenzaron a ser figuras familiares y sus conciertos se convirtieron en excelentes opciones de escuchar en vivo la música que sólo se conocía en viniles.

La espigada figura de Eduardo García Barrios y  su natural manera actoral de comunicarse fueron el gancho propicio para que los bajacalifornianos fueran adoptando a la OBC como su propio baluarte. Los conciertos con Eugenia León (y un par de discos), los atrevimientos dramatúrgicos con Ángel Norzagaray e Ignacio Flores de la Lama, las giras por todos los municipios, los años 90, la ciudad que deja de ser adolescente y comienza a ser reconocida nacionalmente por sus manifestaciones culturales.

Escuchan la música electrónica de los que, posteriormente sorprenderían con el sonido Nortec. Fin de milenio, principio de otro. En algún momento, se dio la feliz coincidencia de tener en la batuta de la OBC a Eduardo Diazmuñoz, uno de los directores más importantes con rango internacional.

La Orquesta de Baja California sufre mutaciones y se vuelve común escuchar sobre su posible desaparición. En esa etapa es primordial reconocer el trabajo del guitarrista Roberto Limón, quien también llegó a ser director del colectivo. Ante la crisis económica, Limón dio el grito de alerta en medios nacionales y ante los gobiernos de las 3 instancias. Es en esa etapa que Limón logra la donación del terreno para que la propia OBC tenga su edificio, lo que pasados los años se convertirá en el Centro de Artes Musicales (CAM).

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Después de la tormenta llega el regreso de Eduardo García Barrios. En esta segunda etapa, desde 2010, se advierte la madurez de un proyecto que está cumpliendo 25 años de haberse gestado en el puerto de Ensenada. De 1999 a 2014, en cámara rápida, los rusos se fueron transformando en músicos mexicanos, tijuanenses y  argentinos. La OBC ha sido una agrupación que forma parte de nuestros recuerdos de vida, el soundtrack personal, postales de ciertos momentos.

-La noche infernal cuando Luciano Pavarotti cantó en el desierto de Laguna Salada, una idea apocalíptica inolvidable (18 de octubre, 2003).
-La voz de Eugenia León arrullada por la OBC en una grabación única (En directo, 1996).
-La inauguración del Festival Internacional Cervantino de Guanajuato en 2004.
-La tarde junto al mar que la  OBC+Ballena de Jonás hicieron que los tijuanenses en 2011.
-El disco Tango mata danzón (2001), uno de los momentos cumbres.

La Orquesta de Baja California en 2014 se ha transformado  en  todo un proyecto colectivo que se extiende a cientos de niños que forman parte de Coros y Orquestas del Programa Redes 2025, Liceo y Music School, ejemplo que se está replicando en distintos puntos de la República Mexicana.

Los 25 años de la OBC son el resultado de 125 años de historia musical de una joven ciudad que se ha diversificado en sus propuestas. La vieja banda que tocaba en el Casino Agua Caliente, los bares de la calle Revolución como anfitriones de bandas de jazz y rock, Nortec la música electrónica que deambula por el mundo, la ópera en una calle de la colonia Libertad,  la trova bohemia de los espacios independientes, la alternativa musical de Cuatro para Tango, Madame Ur y sus Hombres, la Ballena de Jonás… Un cuarto de siglo: de cuando los rusos llegaron a Tijuana de la mano de un hombre de 2 metros.

*Periodista cultural

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