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DE VICISITUDES Y EVENTOS INUSITADOS

Por domingo 8 de diciembre de 2013 Sin Comentarios

Por Faustino López Osuna*

De-VicisitudesA veces, cuando más necesitamos que todo nos salga bien, algo viene a complicarlo todo.

En septiembre pasado, cuando el licenciado José Ángel Pescador Osuna, presidente de El Colegio de Sinaloa, tuvo la amabilidad de invitarme para que en el mes de noviembre ofreciera una velada musical con mis canciones en la sede del propio Colegio en Culiacán, con motivo de su 22 aniversario, aparte de agradecérselo, pensé que, cuidándome de cambios bruscos de temperatura, todo iría de manera inmejorable. Incluso procuré miel pura de abeja en Aguacaliente de Gárate, para tomarla con limón durante los dos meses siguientes previos al evento, intercalando gárgaras con bicarbonato de sodio, para evitar alguna ronquera de última hora. El licenciado Pescador me preguntó qué músicos necesitaría y en automático propuse a los Hermanos Osuna, por su profesionalismo, calidad y versatilidad interpretativa.

Pero el huracán ´Sonia´ que nos sorprendió después del ciclón ´Manuel´ que tan rudamente golpeó a Sinaloa el 19 de septiembre y que obligó al gobernador Mario López Valdez a cancelar una visita de trabajo al pueblo, justo el día de la Comunidad, nos remojó tres veces a todos los que asistíamos al festejo en la plazuela, provocándome un tremendo enfriamiento que hizo que me despertara, hacia las dos de la mañana del día siguiente, con un espantoso dolor en el pecho que casi me impedía respirar, lo mismo que toser o estornudar. Mal amaneció y contacté en Mazatlán al doctor René Contreras, otorrinolaringólogo que atiende diligentemente de mi salud, dándome consulta urgente. Me recibió, auscultó, valoró y diagnosticó. Le informé que ese día tenía programado ensayo con los Hermanos Osuna hacia las 11 horas. Me recetó medicamentos asegurándome que 20 minutos después de ingerirlos cedería el dolor. Así lo hice y ni yo mismo creía haber podido ensayar sin el traumático dolor del costado izquierdo.

Estuvimos ensayando los martes y miércoles y, aunque todo iba correctamente, una noche que entraba y salía al patio en la casa del pueblo, no tuve precaución y de pronto me enredé con un cable eléctrico de la lavadora, cayendo de bruces cuando regresaba a la cocina. Lo bueno fue que la libré y no pasó del golpazo que me trajo adolorido durante casi una semana. Días después, por la mañana, en el patio a la salida del corredor, descubrí una enorme cucaracha con intención de entrar a la casa y tratando de evitarlo, me lancé hacia ella sin percatarme que había un tramo de piso con lama, resbalándome cayendo con toda mi humanidad hacia atrás, alcanzando a amortiguar el impacto de espaldas metiendo instintivamente el brazo izquierdo en la caída, cayendo sobre la muñeca, entumeciéndoseme por el golpe seco, temiendo lo peor. Afortunadamente no hubo fractura y no pasó del dolor y de la hinchazón que traté por las noches con un ungüento desinflamante.

Una semana antes de la velada, me llamó Rogelio, requinto del cuarteto, para comunicarme que suspenderíamos el ensayo del día siguiente, pues a última hora se les invitó para que actuaran en cierto horario y lugar del puerto, como bienvenida a los turistas que arribarían en el crucero que reiniciaba sus visitas regulares a este destino turístico. Siguieron los ensayos y, finalmente, la presentación ante un público cálido, en El Colegio de Sinaloa, el 15 de noviembre.

Dos días después, el domingo 17, desplazándome en mi coche particular con los Hermanos Osuna para presentarnos en La Cruz de Elota, el vehículo en el que ellos viajaban sufrió un problema mecánico, dejándolos tirados pasando la caseta de Mazatlán, lo que obligó a José Luis, primera voz y acompañamiento, y a mí, a regresar al puerto desde el retorno de Las Labradas, por su automóvil, y así alcanzamos a estar allá a tiempo.

Pienso seriamente que en estos casos se cumple aquello de que, pese a todo, el show tiene que seguir.

*Economista y compositor.

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