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Carlos Pellicer la poesía, los poetas

Por domingo 24 de junio de 2012 Sin Comentarios

Por Juan Cervera Sanchís*

En varias ocasiones tuvimos el privilegio de conversar largo y tendido con Carlos Pellicer y hablamos, ¡de qué íbamos hablar!, pues hombre, hablamos, por sobre todo, de poesía, de poetas y de todo un poco, ya de lo divino, ya de humano. “Carlos de América”, como lo llamó Gabriela Mistral, fue un hombre torrencial y a la vez certero en cuanto al ejercicio verbal, pues tal como lo definiera Castro Leal, “le dio voz a la sorpresa de las cosas”. Pellicer, al que le preguntamos que era la poesía para él, a la que siempre la nombraba con mayúscula, nos respondió rotundo:

“No creo que exista alguien en este mundo capaz de responder a esta pregunta. Tal vez por la influencia de los ángeles sea posible sea posible hacer una definición de la Poesía. Yo estoy seguro de que casi nunca he hecho la Poesía.”

Y tras esto le preguntamos sobre la posible función de la poesía. Pellicer nos dijo:

“En primer lugar crear belleza y en segundo lugar, cuando sea necesario, escribir el poema de protesta, que nunca es ni será ni ha sido Poesía. Yo hago la diferencia entre lo que pienso que es Poesía y el poema de protesta.”

-¿Piensa entonces Carlos Pellicer que la Poesía es una función sagrada?

“Sí, yo creo que toda manifestación de Arte representa una actitud sagrada, y es sagrada porque es la comunicación de cierta forma de misterio con el gran público.”

Aquí le pedimos a Pellicer que nos diera su definición del poeta. ¿Qué es y qué significa ser poeta?. Nos dijo:

“Es que no sé hasta que punto podemos asegurar que ser poeta es una forma de vivir. El oficio de vivir no permite ser poeta las veinticuatro horas del día, pues está de por medio lo más difícil que existe: el trato humano. El hombre poeta no puede vivir poéticamente, sino en aquellos momentos en que se siente tocado, o más bien herido, por aquello que lo hace sentirse poeta.”

Le hicimos una pregunta inesperada: “Cuál es, a juicio de Carlos Pellicer, la diferencia fundamental entre su poética y la de Octavio Paz? Sin el menor titubeo nos respondió:

“Que la obra de Paz es fundamentalmente poética y la de Pellicer es una obra dispersa. Yo he invadido, o asaltado, todos los terrenos de la Poesía. Ahora bien, yo me pregunto: ¿Habré de verdad alguna vez habitado esos terrenos?”

Y aquí surgió el nombre de José Gorostiza. Pellicer testimonió:

“Gorostiza es el más grande poeta vivo que tiene México ahora. Es el poeta de unos cuantos poemas breves y de un poema largo y no sabemos que haya escrito más. El extraordinario poeta de “Muerte sin fin” constituye una cifra mayor en la historia de la Poesía universal.”

Quisimos saber cuáles habían sido, y eran, los poetas de su preferencia:

“Todo el mundo clásico: Quevedo, Góngora…Aunque considero que hay una superpoesía que en cuatrocientos años no se ha repetido, y además carece de antecedentes, esa Poesía es la de Juan de Yépez, San Juan de la Cruz. Los poetas de América han influido en mi manera de expresar la Poesía naturalmente. Yo tengo la influencia de Rubén Darío, Leopoldo Lugones y José Santos Chocano”

Carlos Pellicer acababa de regresar de un viaje a Grecia, por lo que la gran Poesía épica griega salió a colación. Se me ocurrió preguntarle si le hubiera gustado escribir “La Odisea”. Me dijo:

“He viajado por las islas de Grecia con el recuerdo de “La Odisea” en mi mente y en mi corazón. Debo decir que, siendo yo muy joven, visité las ruinas de Troya. Y confieso que todavía sigo releyendo “La Odisea” y “La Ilíada.” “La Odisea” es más poética que “La Ilíada” y, a mí en lo personal, me gusta mucho más. Imagínate el haberla escrito, tener dentro de sí todas sus vivencias… por experiencia real y directa. ¡Ah, claro que sí me hubiera gustado escribir ese grandioso poema universal”.

Hablamos de poetas jóvenes, Pellicer nos dijo:

“Creo que el poeta joven más importante que tenemos en México es José Emilio Pacheco.”

Hablamos de la flores y pedimos a Pellicer que nos diera el nombre de su flor preferida:

“De entre todas las flores, señoras y señores, es el lirio morado la que más me enamora. Sí, el lirio morado es, de entre todas las flores, la que más amo, y considero que las flores son el objeto de la creación”.

Retornamos a la Poesía. Le preguntamos qué consejo le daría él a un poeta joven. Esta fue su respuesta:

“Que a pesar del amor a la Poesía se le guarde el más grande respeto a la Poesía. Yo creo además que es un privilegio leer la Poesía clásica. Yo diría que se leyera y se releyera lo clásico, no para imitarlo, sino para tener la sensación de lo mejor que se ha escrito poéticamente hablando.”

*Poeta y periodista andaluz.

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