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Loretta Lynn en Teacapán, Sinaloa

Por domingo 18 de marzo de 2012 Sin Comentarios

Por Joaquín López Hernández*

Intérpretes de música country clásica como Willie Nelson y Linda Rosntandt son de los pocos cantantes que gozaron de cierta popularidad en México; algunos grupos nacionales que han logrado algún éxito con melodías que imitan ritmos y sonidos, son agradables al oído pero poco tienen que ver con el origen cultural de ese peculiar estilo musical.

No sorprende que en Sinaloa la producción musical de Loretta Lynn, “La Soberana de la Música Country” en los EEUU, sea completamente desconocida. Alguna vez residente del puerto de Teacapán, Sinaloa, Loretta lo mantuvo en secreto junto con los motivos que le orillaron a mudarse allá.

El asunto lo discute Lynn en su autobiografía, la misma que sirvió para el libreto de la película “Coal Miner’s Daughter” y en la que Sissy Spaceck interpreta a Loretta; dicha actuación le valió el Oscar en 1981 como la mejor actriz en reñida competencia con artistas de la talla de Goldie Hawn y su “Private Benajamin” y Mary Tyler More con “Ordinary People.”

Loretta es originaria de Kentucky en la región de Appalachia, una de las regiones más pobres de los EEUU. Además de los sufrimientos inherentes de su infancia en el pequeño pueblo de Much Holler, apenas cumplía los 13 años cuando contrajo matrimonio y a los 20 apenas se daba cuenta qué era lo que la había hecho madre de cuatro criaturas. Su vida parecía destinada al hogar y a cuidar hijos, sin embargo, su voz, una guitarra y la fe del marido en aquel talento musical nato, le abrirían las puertas a la fama y la fortuna.

Su autobiografía: “Loretta Lynn, Coal Miner’s Daughter” (Warner Books, V/1976) permaneció por más de 8 semanas en la lista del libro más vendido en el NY Times, ahí descubrimos escondido en el capítulo 25 cómo se dio su arribo a Teacapán. Y decimos escondido porque el nombre del puerto no aparece ya que lo mantuvo en secreto por razones de seguridad personal.

La decisión de construir una casa en Teacapán a través de un fideicomiso de 40 años, dice Loretta, “me salvó la vida” y aseguraba que era ahí donde le hubiera gustado irse a vivir el resto de sus días luego de retirarse de los escenarios. Descubrieron el paradisiaco puerto durante sus vacaciones a bordo de una casa rodante. La idea de viajar en coche no era precisamente lo que Lynn hubiese querido pues recorría miles de millas para sus presentaciones a bordo de un camión particular todo el año. Pero accedió a insistencia de su marido y se lanzaron a la aventura de manejar en una carretera de dos carriles, única entonces en el pacífico mexicano, hoy conocida como “libre” o Número 15. Luego de llegar a Mazatlán, al que describe como “una gran y hermosa ciudad”, continuaron su travesía hacia el sur y es aquí donde subraya “no voy a decir dónde”, arribando así en Teacapán por una carretera recién construida gracias a un crédito otorgado por el BID como parte de la “Alianza para el Progreso” (en inglés Alliance for Progress), un programa de ayuda económica, política y social por parte de los EEUU para América Latina efectuado entre 1961 y 1970 que inició el presidente John F. Kennedy para contrarrestar la influencia “comunista” en nuestros países, algo parecido a la Iniciativa Mérida.

En el Teacapán de los 70, cualquier norteamericano o extranjero de habla inglesa que llegara aquí, sólo había una pareja de gringos que los podía atender en su idioma, estos eran Robert y Mae Stephens. Veterano de la Segunda Guerra Mundial, Mr. Robert seleccionó el puerto para su retiro donde adquirió unos 5,000 metros cuadrados de terreno a la orilla del mar, construyó su casa con techos de asbesto y para ayudar su economía llevaba turistas a pescar en el estero e instaló su “Oregon Trailer Park” cuyo nombre en apariencia infería, su lugar de origen. Fue a través del peculiar acento de ambos que confirmé su origen era más bien de las cercanías de Kentucky. Los Lynn y los Stephens hablaban pues “el idioma hillbilly” y se entendieron tan bien que ella se entusiasmó con la idea de construir su casa justo al lado de los recién agenciados amigos.

Loretta y Mr. Robert también compartían cierta pasión por el coleccionismo de vasijas indígenas, además de un parecido de Stephens con el “dignificado abuelo indígena” de Lynn (biografía pp. 193). Completa el cuadro el hecho que Stephens le regaló varias piezas de origen totorame y de gran valor histórico que hoy se conservan en el museo de Loretta en Kentucky. A la muerte de Stephens, gran parte de su colección fue a dar a manos de coleccionistas europeos.

La colección de Mr. Robert consistía en vasijas y “monos” precolombinos y fue producto de lo que le vendían lugareños y de sus propias incursiones de campo, todo lo mantenía en un cuarto especial, excepto las piezas grandes que decoraban toda su casa; su colección llegó a ser tan valiosa que llamó la atención del Dr. Stuart D. Scott del departamento de Arqueología de la Universidad de Buffalo, NY, cuyo equipo pasó una década haciendo elaborados estudios de toda la región. De esto hace ya más de medio siglo.

Loretta y su familia se adaptaron rápidamente a la tranquilidad habitual del puerto, a sus habitantes poco o nada les importaba “quién” fuera ella y la veían como otra persona más. Contrató a una señora del puerto de nombre Gloria como sirvienta y maestra de sus hijos, delegándole toda la autoridad para que los educara y con la consigna de no dejarlos salir a jugar sin antes cumplir con las tareas escolares. Algunos escuinapenses que conocieron a Lynn en Teacapán y la vieron cantar en Las Vegas, Nevada, me dicen que quedaron sorprendidos con la gran popularidad que gozaba la pequeña dama. La popular Vikina Zambrano (q. e. p. d.) de Teacapán, también sostuvo amistad y la visitaba en Kentucky; la última vez que se reunieron quedó sorprendida al ver a una anciana artista que “¡todavía canta!”.

Acapulco debe su popularidad inicial al actor Erroll Flynn, mientras que Puerto Vallarta está en deuda con el elenco de “La Noche de la Iguana” como fueron su director John Houston y los actores Richard Burton, Ava Gardner y Sue Lyon de eterna fama por su actuación como la “Lolita” de Nabokov. Después, Burton y Elizabeth construyeron una casa e hicieron del puerto un punto de reunión obligado para la realeza de Hollywood.

Teacapán y Sinaloa no tuvieron con Loretta Lynn la misma suerte para establecer este tipo de Meca hollywoodense ya que pudo más la necesidad de la cantante por mantener en secreto el lugar preciso de aquella casa de playa que le procuró privacidad y seguridad. En el puerto pudo prescindir de las restricciones tradicionales de contratar personal, junto con elaborados y costosos sistemas electrónicos de seguridad; su elección de vivir en Teacapán resultó perfecta ante las amenazas de muerte que recibió en su propio país.

En la actualidad, la casa de Loretta con su alberca, la primera que se construyó en el puerto en 1972, están en el más completo abandono. Ahí sólo queda el eco de su canto, risas y la voz de Loretta Lynn, quizá porque, según ella, es el lugar que eligió para cuando la busquen y no la encuentren, es que se está en Teacapán, donde continuará diciendo “Buenas Noches” a su público.

*Cronista de Teacapán.

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