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Cultura de la empresa

Por domingo 13 de junio de 2010 Sin Comentarios

Por Javier Avilés Delgadillo*

Una empresa está formada por un conjunto de per­sonas en interacción mutua, duradera y específica, agrupadas para conseguir un determinado fin en el campo de la producción y distribución de bienes y servicios. De esta forma, las empresas u organizaciones poseen ob­jetivos racionalmente impuestos y socialmente aceptados, dichos objetivos son de índole económica tanto para la em­presa como para los individuos que la conforman, aunque la necesidad de crear un entorno de agradable desarrollo perso­nal marca nuevos retos empresariales.

Un sistema compartido de valores y objetivos, que pro­porcionan un sentido de dirección común para los empleados de la empresa estableciendo parámetros de comportamien­to, constituye su cultura. En la empresa, la cultura es un com­portamiento común adquirido que se transmite por la perte­nencia a un grupo humano y estará formada por el conjunto de comportamientos diferentes de sus miembros. Así como una sociedad está formada por sistemas culturales, así es el mundo de la empresa, tiene como cimientos a su cultura.

En otras palabras, la cultura de una empresa es el conjun­to de creencias y valores compartidos desarrollados dentro de un grupo social (en el ámbito empresarial), los cuales son sometidos a una realidad creada con normas de comporta­miento y significaciones aceptadas públicamente que son transmitidas a las nuevas generaciones por medio de sus co­municaciones y rituales internos, y donde cada miembro de la organización acepta y juega un rol definido para cumplir con una misión que permita a la empresa sobrevivir a su medio ambiente externo.

Como es sabido, cualquier empresa utiliza comunicación de tipo comercial a fin de promover y vender sus productos y servicios, y comunicación corporativa o institucional para fijar y posicionar su imagen ante la opinión pública. La imagen se conforma mediante la acumulación de todos los mensajes de cualquier naturaleza a los que ha estado expuesto y ha reci­bido del público aunados a los que se configuran en la propia empresa, tanto si han sido intencionados o involuntarios, es por tanto, la suma de la identidad y la cultura. En la que la identidad se conforma por rasgos definidos de tipo formal y reconocible, y la cultura por valores y pautas de comportamiento.

Los factores culturales –en su sentido más amplio- des­empeñan un papel determinante en la búsqueda de una me­jor rentabilidad económica, que es el objetivo fundamental de las empresas. Entonces, se observa que no existen reglas generales que permitan alcanzar la perfección y mucho me­nos el éxito empresarial. Cada empresa, cada colectividad de personas, tiene una herencia, un entorno, un oficio y una am­bición, en una palabra: una cultura.

La cultura de una empresa es un activo que no es incluido en su balance contable. Es precisamente este menosprecio generalizado en las empresas hacia la poca injerencia de la cultura en los resultados económicos y globales de las mis­mas, lo que nos lleva en esta aproximación al estudio de la cultura en la empresa, a través de sus distintos elementos que la diferencian de otras empresas.

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