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A ver, cuéntame otro

Por jueves 30 de junio de 2016 Sin Comentarios

Por: Claudia G. Chávez

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cuentame otroEl II Encuentro Estatal de Cuento “Edmundo Valadés”, tuvo como sede la Universidad Tecnológica del Sur de Sonora (UTS), el 15 de junio de 2016, este día se dieron cita cuenteros no sólo Sonorenses, si no también, escritores de otros estados que escogieron este desierto para residir, incluso participaron gente de otros países que por trabajo o familia residen aquí, como Uruguay y Perú. Así pues cuenteros de tierras lejanas y locales se dieron cita para leerles a los universitarios, toda clase de historias, y ellos en silencio -y a veces a carcajadas- disfrutaron da la imaginación que cada escritor compartió ese día.

Los cuentos fueron tan variados, así como las edades de los escritores participantes, jóvenes de 18 años hasta adultos mayores de “60 y más”, cuentistas que van empezando, hasta escritores ganadores de premios, y en ninguna de estas menciones, la calidad era cuestionable, todo lo contrario, era extraordinario escuchar la frescura en los textos de los jóvenes y la experiencia en los que ya llevan muchos años en el oficio de escribir. Daniel Camacho Higuera “el abuelo cuenta-cuentos”, su nombre de batalla, es uno de esos ejemplos maravillosos dentro de la literatura Sonorense con más de 70 años, escribe con la lucidez de los jóvenes veinteañeros. Aquí una muestra de la historia que nos compartió en el encuentro:

EL FESTÍN DE LOS CANGREJOS

“… Intenta zambullirse de nuevo, pero se detiene al descubrir a cierta distancia en cabriolas de foca juguetona la blancura de una jovencita carente totalmente de cabello. Casandra se conmueve al verla así, y piensa que las “quimios” por algún cáncer la dejaron como un maniquí de tienda fina.

Con ánimos de socializar, nada silenciosamente hacia ella y ¿Qué onda?, le dice a manera de saludo. ¿Dónde está tu campamento? –Aquí vivo…bueno, por allá, entre las cuevas del Cerro Grande y la playa del Colorado, le responde la jovencita con un dulce tono extranjerizante.

La voz suave, sonrisa dulce y mirada azul, perturban a Casandra y sin decir más, a manera de juego le avienta manazas de agua a la cara y eso, las hermana lúdicamente sin descanso. Pierden el sentirlo del tiempo con risas de niñas traviesas encaramadas en sus chapoteos y giros sobre las silenciosas y tranquilas aguas. De repente, la extraña muchacha alopécica de mirar azul, detiene sus juegos para asomarse sin permiso por los ojos de Casandra a lo más profundo de su alma y ella, para disimular su turbación le pregunta ¿cómo te llamas? ¿Quién eres? La misteriosa mujercita de marmórea blancura, hace un lento giro de espalda arqueada, abre en círculo sus piernas y desaparece bajo el agua.

Esa fue la respuesta. Con su lenguaje corporal permite a Casandra descubrir su naturaleza, su total desnudez: los senos cónicos de pezones rojos, la pelvis carente de vellosidades y un generoso sexo masculino; a falta de pies, aletas color rosado con bordes amarillos…”

Cada cuento iba adentrándonos a su mundo, a su universo inventado con toda clase de lugares, ciudades, y climas, personajes maravillosos hasta los más retorcidos. Saltábamos de liana en liana, cual jungla literaria vertida en las paredes de la universidad. Cada historia movía fibras de emociones en nuestro ser, entre ellas el cuento leído por Kevin Ley joven de escasos 18 años, más su escritura a la par de los que ya llevan años en esto:

AL TOCAR LA CAMPANA

Ya no lo soporto más, se lo juro. Lo siento, pero ya no lo soporto. Yo no sé si Dios exista, Don, yo sé, dicen quesque el Papa va a venir a México, y que la cosa va a cambiar, que no es como el otro, que este viene a profetizar la fe en Cristo Señor, eso dice el “padre”. Pero es que ya no puedo confiar. Quiero, de veras. Pero como puedo hacerlo si el “padre”, el hombre en quien todos confían sus pecados en el pueblo, desde muy chiquito me dice que me calle, que no diga nada, que me iré al infierno, que no debo decir mentiras, que si a quien le van a creer, al “santo padre” o a un escuincle como yo. Y la vez que le llegué a decir a mi´amá lo que me pasaba, me pegó reteduro en el hocico, que no fuera mentiroso dijo, que me iba directito al infierno, por hablar mentiras del “santo padre”, tan bueno que es. Y pos, yo me calle. No le he vuelto a decir a nadie, más que a usté, pero es que ya no aguanto. Si mi´amá no me cree, que es mi´amá, menos otro. Ah, pero eso sí, al tocar la campana, a misa, porque a Dios uno no le falta, porque todo nos da, y sí, todo nos da, bueno y malo, así que cada domingo iba a misa, y cada domingo me tenía que quedar, quesque yo era el favorito del “padre”, que me tenía una sorpresa y ya con el tiempo no me decían nada, sólo que me tocaba este domingo, porque con el tiempo, mientras fui creciendo, era cada vez menos las veces que me tenía que quedar. Al “padre” no le gustan grandes, porque son más temperamentales, dice, que hablan mucho, y que a Dios no le gusta eso. Y es por eso que vengo con usté, porque ya no aguanto esto, le juro, Don, que si no fuera necesario, completamente necesario, no vendría ¿Por qué cree que no vine antes, Don?(…)

Kevin, consciente de su entorno social, sensible ante el dolor de los que sufren el deterioro al más bajo nivel del ser humano, este joven hace un cuento extraordinario de denuncia social. Y es cuando agradecemos a esta nueva generación ser partícipes en tomar conciencia y denunciar. Porque el silencio sólo genera cómplices. Y así, cada mesa con sus escritores, sus lecturas nos fueron llevando por laberintos, nos fueron guiando por las fantasías de sus mentes, y hasta hechos reales modificados a la sazón para construir otra realidad. Entre los extranjeros que valientemente aguantan estas temperaturas y viven en tierras Sonorenses, está la Uruguaya Teresa Cincunegui quien hizo las delicias con este cuento:

“SE BUSCA NOVIA”

“…Sus compañeros de trabajo lo trataban de forma burlesca. Diariamente sentía las pesadas bromas que le jugaban. Humberto al venir del campo, mostraba inocencia e inexperiencia en muchas cosas de la vida de las grandes ciudades. Era un chico sano y de buen corazón. El choque cultural fue muy fuerte, pero no le tenía miedo, sabía que eso pasaría y luchó constantemente por salir adelante.

Su inocencia lo orilló un día a preguntar a sus camaradas como podía conseguir una novia, una como las mujeres que veía en la calle, jóvenes y hermosas. La sátira y las bromas no se hicieron esperar. Su pregunta fue motivo de risas y pitorreos. Un compañero se le acercó y le aconsejo con sorna:
– Conseguir novia es una cosa muy seria. Deberías hacer lo que hice yo para conseguirla.
– ¿Cómo?, preguntó Humberto
– Mira, yo puse un cartel en la puerta de mi casa que decía “Busco novia” y tuve éxito. ¿Haber qué pasa contigo? No eres feo y tienes trabajo seguro, no te será difícil conseguir una buena novia.

Muy agradecido Humberto con sus amigos, rea
lizó allí mismo su pendón. Todos colaboraron para que fuera llamativo. Humberto no se dio cuenta de las risas socarronas de sus compañeros que lo encaminaban al precipicio. Al día siguiente les dijo que el cartel lo había colocado en el árbol que está en la parada del ómnibus, pues allí lo verían más mujeres. Él había aprendido mucho de las cabras, iba a ser muy perseverante en la búsqueda y no iba a parar hasta lograr su objetivo. Siempre deseó tener una mujer bella y cariñosa…”

El cuento termina maravillosamente, ¿pero qué sigue? Ahhh querido lector, porque eso lo dejo para la próxima cita aquí en La Voz del Norte. Quiero terminar esta narración mencionando, la conferencia que nos dio la mesa integrada por Josué Barrera, Miguel Ángel Avilés y Carlos Sánchez, respecto a los orígenes del cuento en nuestro estado, de los primeros libros publicados de cuento en estas tierras.; de la vida y obra del guaymense Edmundo Valadés, del talento de este hombre para escribir historias maravillosas con lenguaje tan sencillo.

De lo que paso en este II encuentro estatal “Edmundo Valadés” agradezco enormemente a todos los escritores que participaron con sus cuentos, porque ese día fue para todos los que asistimos, una jornada increíblemente cuentástica.cuentame otro 3

Nota: comentarios, mensajes y hasta reclamos favor de mandar email: claudyach.avez@gmail.com

Escribidora Sonorense, integrante del taller “Después del café”.

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