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La comunicación no verbal en el aula y la percepción de las señales asimiladasa

Por domingo 8 de abril de 2012 Sin Comentarios

Por Andrés Moisés González Loyola*

“El significado del mensaje está contenido siempre en el contexto”

En la dinámica de la clase se generan un sinnúmero de interacciones entre estudiantes y docentes: se establecen acuerdos explícitos e implícitos; también sistemas de comunicación que implican comportamientos y actitudes sobreentendidas; con frecuencia los estudiantes están atentos a las palabras del docente, a gestos faciales y señas expresadas con las manos y, en general, a su lenguaje o expresión corporal.

En el grupo circulan varias clases de mensajes, a través de diferentes formas de comunicación; una de ellas se constituye por el lenguaje corporal: los alumnos al pedir permiso lo hacen verbalmente y el docente responde afirmativa o negativamente mediante señas hechas con la mano o con movimientos de la cabeza, sin descuidar lo que está haciendo; el educando, por su parte, inmediatamente comprende que se le autoriza o niega el permiso para salir del salón. Marcel Postic (1982), enuncia que la estructura de la comunicación en el aula está centrada en el profesor, quien se sitúa y sitúa a sus alumnos con relación al saber. El docente establece ritmos, formas y tiempos de comunicación en clase; estos mecanismos sitúan a los alumnos en torno al conocimiento. En este sentido, puede resultar curioso que los estudiantes que solicitan permisos con mayor frecuencia no sean los del más alto rendimiento escolar en el grupo.

Hay situaciones, por ejemplo, donde un estudiante pide permiso para ir al baño, o tomar agua, y el docente, mediante lenguaje corporal (sistema de señalización mímica) le autoriza el permiso, ocurre, entonces, que inmediatamente después otros estudiantes también desean salir, lo cual origina que el educador establezca un control de turnos, solicitando que primero vaya y regrese uno y luego el otro. Después de terminar las actividades escolares, por ejemplo, cuando los estudiantes culminan un ejercicio específico en el libro o en el cuaderno, algunos educandos suelen pedir autorización para salir a tomar agua o al baño; el docente, ante estos casos, suele afirmar con la cabeza mientras revisa unos libros y/o cuadernos. En esta dinámica de la clase se desarrollan los eventos del proceso de interacción cotidiana, proceso que implica una relación recíproca que puede ser verbal o no verbal, temporal o repetida, según cierta frecuencia por la cual el comportamiento de los estudiantes tiene una influencia sobre el comportamiento del docente y viceversa.

Otro tipo de señales que el profesor usa, consisten en dar o quitar el turno a las participaciones de los educandos; por ejemplo, cuando un estudiante está leyendo frente al grupo, con una señal del docente termina la lectura y se dirige a sentarse a su lugar, es decir, mediante lenguaje mímico-gestual, el profesor regula los turnos de participación de sus alumnos. Con relación a este tipo de pautas de control usadas en clase y la comunicación no verbal emitida por el docente, que puede incluir entre otras expresiones la postura, los gestos, las expresiones faciales, la inflexión de la voz, la frecuencia, el ritmo y la cadencia de las palabras, la mímica y demás movimientos kinestésicos, Rosa Martha Romo (1997) señala que la diferencia de las ubicaciones se advierte también en la importancia que adquiere en esos ritos la mirada del docente, la cual controla las diversas fases que los estudiantes cubren en el transcurso de su exposición: a) señala el momento de inicio, b) los alumnos buscan la mirada del docente al concluir los ejercicios; si ésta es aprobatoria, es señal de que han terminado y por lo tanto pueden retornar a sus lugares.

A manera de síntesis, es posible mencionar que la comunicación a señas se establece en un grupo cuando se generan vínculos estrechos de interacción entre los estudiantes y el profesor; se crea un ambiente con pautas de permisividad, donde el control de la organización escolar y la autoridad son reconocidas en la figura del profesor. En esta tesitura, Pierre Bourdieu (1981) señala que en toda acción pedagógica la comunicación que se establece conlleva mecanismos de imposición y de autoridad. El docente es quien determina los momentos de rigurosidad y flexibilidad en la dinámica de la clase; los estudiantes aprenden a identificar esos momentos y a reconocer las actitudes y señales del docente ante situaciones específicas, toda comunicación implica un compromiso y, por ende, define la relación interpersonal que se desarrolla en el espacio escolar.

Para culminar estas reflexiones, vale la pena enfatizar que una comunicación no sólo transmite información, sino que al mismo tiempo impone conductas y actitudes. Además, en toda comunicación surge un componente que contextualiza cómo debe entenderse el mensaje de acuerdo a la relación de los comunicantes. Por tanto, es en los instantes de flexibilidad de la clase cuando, incluso mediante señas, los estudiantes solicitan permiso para satisfacer sus necesidades fisiológicas o dar atención a asuntos personales dentro y fuera del aula.

*Doctor en educación/Universidad Pedagógica Nacional.

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