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NICOLÁS HA PASADO UN AÑO…

Por sábado 15 de diciembre de 2018 Sin Comentarios

MARIO ARTURO RAMOS

“ No importa lo que creas, lo complicado es que consideres que tienes la verdad y, lo grave es que intentes imponérselo a otros”. N A G

A Laura Salazar.

En el mismo sitio donde te vi hace un año, escribo este texto para recordarte, tiene el objetivo de reafirmar nuestra amistad que la muerte no puede destruir. Decidí comenzarlo a la misma hora que abandonamos el café dominguero, para compartir mi tarea de autor frente a una pantalla, de esas que nos transportan a la realidad virtual, tan de moda, tan usual. Laura a tu lado- como siempre-, también fue víctima de los textos de un mexicano nacido en Queretaland, “que ha pasado la vida entre afectos, libros y canciones”. Debó comenzar con la cancioncilla que te cantaba cuando por teléfono nos comunicábamos: Nicolás, que tienes Nicolás… confieso que extraño tu risa con la que usualmente contestaba a mi saludo melódico.

En fin doctor, tengo que agregar que, lo primero que vino a mi mente, aquel domingo decembrino- como hoy-, fue una máxima que me enseñó un poeta que juraba que venía de la India y que dice: La amistad es la cúspide del amor, es un espacio donde el deseo, la comprensión, la solidaridad, se quedan atrás y, sólo existe el lazo que une a los amigos; ese- juraba el aeda-, es el valor supremo de la emoción con la que se ha construido y destruido la historia humana, entonces en mi bitácora vivencial siempre digo que: cuando se pierde un amigo se pierde parte de Dios. “No sólo de guerra vive el hombre.” N A G

Han pasado más de 365 días, nuevos vientos navegan en la patria, los rostros de “los naiden” tiene otra luz, esa de la que hablábamos en nuestras reuniones y que se enciende cuando el futuro se anuncia. Debo recordarte que me debes una visita junto con tu compañera, a casa; sabes que serán bienvenidos siempre, que esperan en el librero ejemplares de tu obra, que leo con cariño. Entonces amigo mío, cuando voy a Culiacán o abro La Voz del Norte, me sucede lo mismo, trato de encontrarte; a muchos les platico que el periódico cultural, originario de la Atenas de Sinaloa, me ha dado afectos y que uno que habita en mi lado izquierdo es el que te tengo.

Médico por profesión y autor de vocación fueron tus caminos, ambos se unieron en esa personalidad que construiste de norte a sur por la ruta de la patria, letra a letra, como se escriben los cuentos. Tengo la impresión que tu final tenía que ser así: narrativo, imprevisto, imaginario.

Hay amistades que no se olvidan Nicolás, que se quedan para siempre, algunas regresan del in finito envueltas en bruma, otras siguen causando sabor amargo y obligan a decir: ojalá no se hubieran marchado; es la dialéctica de la memoria, la que desata a la rabia o a la sonrisa, así me pasa con tu recuerdo. Te cuento que a un año de tu partida parece que la realidad se ha reinventado y que otros presentes soplan y, entonces me pregunto ¿por qué no estás?, haces falta.

“Si sueñas con ser águila, aléjate de la parvada”. N A G Estoy consciente que los que escriben no se van del todo, que se quedan sus escritos, sus anécdotas, las charlas nunca concluidas, las páginas en blanco que esperan y, tú como toda águila, dejaste plumas y cariño en los que estimamos a los que saben volar con independencia. Avilés perteneciste a esa especie y por eso mi respeto.

A manera de currículum:

Nicolás Avilés González, nació en Costa Rica, Sinaloa en 1953; galeno egresado de la UNAM, con Maestría en ciencia de la salud, Terapia Geltast, y Doctorado en educación humanística, maestro en la Facultad de medicina de la UAS; como autor publicó entre otros libros: “Se va a saber dijo Barrón”, “ Alborada”, “ Con la muerte en los pies”, “El brujo de dos magias”; colaborador de La Voz del Norte en su 4ª etapa desde los primeros números; buen padre, abuelo. En este informativo cultural, originario de la Atenas de Sinaloa, participó en conmemoraciones, lecturas, encuentros literarios. Lo recordamos, lo añoramos y con toda justicia en el primer aniversario de su partida seguimos pensando en el amigo que dejó huella y palabras escritas llenas de ingenio y oficio. QEPD

A un autor se le conmemora con su trabajo creativo, así lo hacemos con Nicolás, a un año de su muerte:

“Magia”
Un pequeño a su madre dice:
mama fíjate que me caí pa´ arriba y me salí pa´ dentro
y ¿cómo le hiciste? preguntó la señora
¡fácil! respondió el infante
¿ fácil? replicó la madre
¡sí!, mama estaba soñando.
A menudo olvida el hombre soñar
con lo que entume su mocedad,
es necesaria la magia del niño
para trocar las ilusiones de la realidad.

* Investigador y autor

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