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LA CRUZ DE ATRIO Y LA ARQUITECTURA MEXICANA

Por sábado 31 de diciembre de 2016 Sin Comentarios

Por: Alberto Ángel “El Cuervo”

la cruz de atrio Comencé a caminar realmente sin un rumbo fijo… Siempre caminando con la paranoia al costado izquierdo dada la época difícil ya per se experimentada en nuestro país y acrecentada en su complicación por la época que de alguna o muchas maneras acerca al consumismo y por ende a la criminalidad… El aguinaldo, le brinda a la gente, la posibilidad de soñar con adquirir cosas siempre anheladas y le brinda también la posibilidad de ser blanco de gente que aprovecha el momento consumista que necesariamente conllevan estas épocas de celebración y reflexión. Así, llegué hasta al exconvento del Carmen… Estaba cerrado y decidí dar por terminada la caminata entrando a comprar algunas semillas al mercado de San Ángel… Desde fuera del convento, miraba lo que en un tiempo fuera el atrio…

Un tanto motivado por la nostalgia decembrina, viajé hasta aquel día en Tepoztlán, Morelos… Un día de tantos aquellos en que la melancolía me atrapara, decidí aceptar la invitación de mi primo Salvador Alamilla… Estudiante de arquitectura en aquel entonces… Destacado estudiante, se iba a Tepoztlán para una clase acerca de la Historia de la Arquitectura Mexicana… Más inmerso en el deseo de encerrarme a escribir o pintar y casi a regañadientes, me subí al auto pensando que tal vez sería interesante asistir a una clase al aire libre de un catedrático de la UNAM.

—Observen todo lo que puedan… Hagan apuntes o bocetos o simplemente reflexionen acerca de lo que ven… Tienen media hora para hacerlo y después nos encontraremos justo aquí, en este punto.

—¿Algo en especial que tengamos que ver, Arquitecto…?
—Todo… Absolutamente todo… Lo que les llame la atención…
—¿Va a hacernos examen de esto que veamos…?
—¡A qué caray…! Dejen la preocupación de los exámenes a un lado… Más aún, disfruten como cualquier paseo… Observen, piensen, sientan…
—¿Los bocetos en el block, o pueden ser en cualquier cuaderno…?
—Como se les pegue la gana… Si quieren hagan bocetos, si prefieren escriban notas o solamente observen… Despréndanse de toda metodología y disfruten…

Resulta difícil para un alumno acostumbrado al sistema de enseñanza aprendizaje tradicional, entender de pronto a algún maestro que rompa con esos cartabones… Me causaba curiosidad ver la ansiedad que todo ello motivaba en los alumnos… Como yo solamente era un intruso, pude así disfrutar y observar, viajar en el tiempo hasta aquellos tiempos de la llamada “conquista espiritual”…

La media hora pasó con mayor prisa de la que pude imaginar… A duras penas alcanzó para dar un vistazo al ahora Museo Ex convento de la Natividad hoy en día llamado rimbombantemente Museo y Centro de Documentación Histórica de Tepoztlán.

—Muy bien… Espero que todos hayan tenido oportunidad de observar y reflexionar acerca de lo que estamos mirando en esta muestra de arquitectura mexicana del siglo XVI… ¿Alguien se pregunta por qué razón los cité de regreso precisamente en este lugar del edificio…?
—¿Por la perspectiva que tenemos desde aquí, Arquitecto…?
—No precisamente, aunque ello tiene algo que ver con el sitio donde estamos reunidos…
—¿Porque desde esta pola cruz de atrio 2sición podemos observar todo el convento…?
—No… Y déjeme decirle que desde aquí no podemos observar la parte de atrás, por ejemplo…
—¿Por la sombra para que sea más fresco…?

La risa de todos, incluído yo, no se hizo esperar… El calor ya comenzaba a causar incomodidad y los abrigos se colgaban de la cintura o se guardaban en los autos… El Maestro, con aire docto, y complacido de la duda sembrada en sus alumnos, comenzó diciendo que un Arquitecto, en tanto que expositor de una de las consideradad Bellas Artes, tiene la obligación de conocer su historia, su entorno, su cultura para poder comprender la arquitectura y sobre todo la arquitectura del país en su origen… Para asombro de todos, nos habló de algo único en el mundo, algo que era característico en la cultura arquitectónica mexicana: La Cruz del Atrio.

Los frailes dominicos fueron los que idearon (según muchos historiadores), el construir una cruz en el atrio de las iglesias… La razón es absolutamente lógica… Los antiguos mexicanos, en su cosmogonía, consideraban que la manera ideal de invocar, alabar, homenajear y convivir con sus deidades, era al aire libre… La divinidad era la naturaleza misma… El concepto de templo que tenía la Iglesia católica les parecía verdaderamente absurdo y atemorizante. La oración en lugares cerrados era inconcebible para los antiguos mexicanos… Y si reflexionamos un poco alrededor de la costumbre cristiana de orar en sitios cerrados, necesariamente nos remitiremos a la época de la persecución de los cristianos y el reunirse en sitios ocultos, como las catacumbas, para la realización de sus fines religiosos. El caso es que los frailes deciden entonces acercar a los naturales y comienzan a llevar a cabo las misas en el exterior, justamente en la cruz del atrio que funcionaba a manera de altar.

A medida que el Arquitecto avanzaba en su explicación acerca de la cruz del atrio, el asombro asomaba a los rostros de los alumnos, incluído yo, que en ese momento intentaba ser el más atento de los alumnos no obstante mi carácter de alumno ocasional… Tres características básicas muestran las cruces de atrio de las iglesias mexicanas: Primeramente, su ubicación. La cruz del atrio se sitúa justo en el centro funcionando así como una especie de eje del espacio sagrado.

La catequización tenía como prioridad el partir de la figura de Jesús, en este caso simbolizado por la cruz, como el centro alrededor del que giraría todo. Otra de las características de las cruces de los atrios en México, es la decoración de la misma. Cabe señalar aquí que en Tepoztlán, el convento, el templo, la cruz de atrio y la barda del mismo, fueron construidos por los tepoztecos bajo la dirección de los frailes dominicos y por ello, sugirieron que la cruz terminara en sus puntas con una flor de lis que es el símbolo de la orden religiosa.

Nunca va en la cruz de atrio la figura de Jesús crucificado. Según los enterados, esto es por razones de catequización que intentaba hablar de las bondades y el cristo crucificado podía alertar contradictoriamente dada su crueldad. A lo más que llegaban algunas cruces, era a tallar en la piedra de la cruz el rostro de Cristo. Y se ponían símbolos de la religión y en algunos casos también de datos y creencias de la cosmogonía prehispánica. Por otro lado, la técnica escultórica era mesoamericana, dada la talla de la piedra por y con instrumentos de piedra también. Esta otra característica es de importancia definitiva en la cruz del atrio y la arquitectura mexicana de la época. El encanto que tienen las viejas cruces de los viejos atrios en los viejos conventos del viejo México, es definitivamente algo que se da a partir de la creatividad de los artistas escultóricos mexicanos.

—Por todo lo anterior, existe un término específico para referirnos a la arquitectura mexicana… Este término es “arquitectura o estilo arquitectónico Tequitqui”… Si observamos la simbología diversa y abundante en la talla de la cruz, nos daremos cuenta del por qué en muchas ocasiones se le relaciona con el llamado “árbol de la vida”…
—¿De aquí se origina el árbol de la vida de nuestra artesanía, arquitecto…?
—No él árbol de la vida en sí, esa es una tradición judeo cristiana, pero sí hay una relación directa entre lo que en la cruz del atrio se muestra y lo que se da en el modelado en barro de los afamados árboles de la vida de Metepec…

Una pausa obligada nos llevó a todos los asistentes a esta interesante cátedra de campo, a una reflexión acerca de lo infinito de la cultura y tradición de nuestro México mestizo… Bien nos describió el Maestro José Vasconcelos cuando nos llamó el crisol del mundo… La raza cósmica… El ex convento de Tepoztlán, es dedicado a la Virgen de la Natividad, lo que viene a colación con las emociones que en esta época se despiertan… Seamos creyentes o no, la navidad, la natividad o como le llame, nos motiva emociones diversas y profundas… Después del silencio reflexivo que el mismo Arquitecto motivara, habían muchas preguntas en el aire… Mi primo Salvador, que con el tiempo sería un brillante arquitecto, prudente y tal vez temerosamente, guardaba silencio escuchando a sus compañeros… Una vez más, el arquitecto intervino…

—Las cruces de atrio, también han repercutido en cuando a datos geográficos se refieren y así, han sido tomadas como punto de referencia para la distancia entre los pueblos… ¿Alguna pregunta ahora que ya están más relajados…?
—Sí, Arquitecto… De lo visto aquí ¿vamos a tener examen oral o escrito…?
—Bueno, está visto que además de la cultura de la cruz de atrio, nos resulta terriblemente difícil desprendernos del concepto tradicional de aprendizaje…

* Campus Mocorito es Catedrática de la UAS, Campus Mocorito

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