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DE CUANDO EUA ESPIABA A GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Por jueves 15 de octubre de 2015 Sin Comentarios

Por: Faustino López Osuna

Gael Garcia MarquezA partir de documentos recientemente desclasificados en Norteamérica, el diario The Washington Post reveló, según nota de ´La Jornada de enmedio´ del pasado día 7, que EUA espió al Premio Nobel de Literatura 1982, Gabriel García Márquez, a lo largo de un cuarto de siglo, a partir de 1961, “por motivos aún sin precisar”. Pero, contradictoriamente, el mismo diario da como motivación del espionaje al más universal de los colombianos, “las intenciones de García Márquez de ayudar a establecer un servicio de la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina, radicada en Cuba. Además, el autor de Cien años de soledad, más tarde se convirtió en amigo personal del líder de la revolución cubana, Fidel Castro”. Motivos más que suficientes.
Resulta tragicómico que 54 años después, Estados Unidos, pese a su criminal paranoia anticomunista, reanuda relaciones diplomáticas con el odiado gobierno de la mayor Isla del Caribe, cuna de José Martí. Lo que le sucedió al famoso Gabo, no tiene nada de cómico, sino que era el modus operandi de la intromisión de los servicios de espionaje norteamericanos en el México y la Latinoamérica de entonces. Las generaciones de jóvenes que nacieron después de 1968, jamás se imaginarán el ambiente de represión “legal” que se vivía en México, pues de manera políticamente selectiva se aplicaba el fascista artículo 145 bis, de disolución social, vigente (no derogado) desde la Segunda Guerra Mundial, con la consecuente conculcación de las libertades constitucionales, alcanzadas con el sacrificio de la vida de más de un millón de compatriotas en la Revolución Mexicana. Como los ultra conformistas de siempre dirán que es exagerado lo anteriormente expuesto, resulta necesario recordar, por ejemplo, que pese a que la materia Marxismo forma parte del plan de estudios de la Escuela Superior de Economía y esta pertenece al Instituto Politécnico Nacional y este es dependencia de la Secretaría de Educación Pública y esta es parte del gobierno mexicano, en aquellos años en la ciudad de México permanentemente se cateaba por la policía (decían que de la Federal de Seguridad) nuestros domicilios, en búsqueda de literatura marxista (¡aunque fuera parte de nuestros estudios escolares!) y, como la propia Gestapo de la Alemania de Hitler, se incautaban incluso libros únicamente por el color rojo de las pastas o la novela Rojo y Negro, de Stendhal. Todo ello acompañado con atemorizantes amenazas personales a los desafortunados estudiantes que de casualidad se encontraran presentes en el departamento a la hora de la ilegal irrupción policiaca y del arbitrario e intimidante cateo (se arrojaba violentamente al piso todo lo que se encontraba en los libreros).

En muchísimas ocasiones, durante varios días era común mirar en la acera de enfrente de nuestro domicilio a un norteamericano con cámara fotográfica en mano enfocada a nuestra puerta de acceso, con todo el cinismo del mundo. La ocasión que nuestro grupo escolar en 1963 hizo un viaje de estudio dentro del programa oficial Prácticas y visitas, precisamente a Cuba, invitados por la Federación de Estudiantes Universitarios de allá, en la sala de espera del aeropuerto de la ciudad de México donde aguardábamos para abordar, estuvo un norteamericano tomándonos fotos descaradamente, para ficharnos y posteriormente vetarnos la entrada a Estados Unidos. Recuerdo que por coincidencia, iba en el mismo vuelo un diputado federal del ahora desaparecido Partido Popular Socialista, y, harto de la acción del gringo, abrió su maleta y sacó otra cámara fotográfica, enfocándolo y diciéndole con coraje: si nos ocurre algo, también yo te tengo aquí, desgraciado.

Vuelvo a recordar que en nuestro grupo estaba un compañero de Medellín, Colombia, y que pese a que nos acompañó personalmente a la Secretaría de Gobernación el presidente del Senado de la República, profesor don Jesús Romero Flores y habló con el subsecretario Mario Moya Palencia abogando por él, decidimos que no hiciera ese viaje, porque existía la advertencia de que todo extranjero que fuera a Cuba ya no se le permitiría reingresar a México, deportándolo a su país. Aparte de la paranoica y despreciable intromisión de los norteamericanos en nuestros asuntos internos violando nuestra soberanía, parecía que México trataba de complacerlos. Los fines de semana que los estudiantes salían por la noche a realizar pintas o pegar impresos de protesta por la guerra de Estados Unidos en Vietnam, los que eran detenidos por las patrullas de policía se les daba el “sabadazo”, pues los soltaban hasta el lunes. ¿Cuántas infamias más se habrán cometido en nombre de la libertad? Está documentado que el mediocre actor Ronald Reagan fue agente del FBI y que, como buen anticomunista, en su gremio desencadenó una cacería de brujas contra los que criticaban la política expansionista norteamericana, consiguiendo la expulsión de Estados Unidos nada menos que de Charles Chaplin. Esta y otras monstruosidades le allanaron el camino para llegar a la presidencia. Por ahora, ahí está documentado lo de The Washington Post sobre el espiado Gabriel García Márquez, víctima, como muchos, de la “guerra fría”. Y eso que vivía en México, dizque protegido por nuestras leyes.

Tanto se agravió a la ciudad de México, que cuando se aprobó la Ley para legalizar partidos políticos, el resentimiento cívico acumulado propició por más de 20 años, hasta hoy, gobiernos de oposición en la jefatura del Distrito Federal. Ahora que por conveniencia política partidista desapareció la ideología a cambio de las prebendas del poder por el poder mismo, lo más seguro es que después de una generación desideologizada retornen los tiempos de Torquemada o los de Porfirio Díaz, lo que reivindicaría el vergonzoso juicio que sobre nuestra realidad mexicana tiene el Premio Nobel peruano, Mario Vargas Llosa.

Pero esa es otra historia. Y yo, con esta, me despido.

* Economista y compositor

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