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De Kafka Y Beckett a Ionesco

Por jueves 15 de enero de 2015 Sin Comentarios

Por Faustino López Osuna*

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Hablar de estos escritores, es hablar del existencialismo y del surrealismo, en tanto que el primero (el existencialismo) es el sistema filosófico que tiene por objeto el análisis y descripción de la existencia concreta, considerada como el acto de una libertad que se afirma a sí misma, creando la personalidad del individuo.

Y el segundo (el surrealismo) es el movimiento literario y artístico que intenta expresar el pensamiento puro con exclusión de toda lógica o representación moral y estética; es un esfuerzo para sobreponer lo real por medio de la imaginación y lo irracional.

Franz Kafka. Escritor checo de lengua alemana (1883-1924), su obra muestra la angustia del hombre ante el absurdo del mundo.

Samuel Beckett. Escritor irlandés (1906-1989), autor de obras de teatro en las que denuncia el absurdo de la condición humana. Premio Nobel 1969.

Eugenio Ionesco. Dramaturgo rumano-francés (1912-1994), creador del “teatro del absurdo”.

Estos, a su vez, además del desencanto con el que cada uno contempló la realidad de su tiempo (unos las dos Guerras  Mundiales, otros, además, la Guerra Civil Española) fueron influidos, entre varios escépticos, por Arturo Schopenhauer, filósofo alemán (1788-1860), representante del pesimismo, con su obra principal “El mundo como voluntad y como representación”, que se basa en la oposición de la ´voluntad´, substrato de los fenómenos, y de la ´representación´ del mundo en la conciencia, y por Soren Kierkegaard, filósofo y teólogo danés (1813-1855), autor del tratado “Concepto de la angustia”, precursor de las doctrinas existencialistas modernas.

A estas influencias, habría que agregar el nihilismo que, filosóficamente, es negación de toda creencia. Sistema propugnado en Rusia, en el siglo XIX, que tenía por objeto la destrucción radical de las estructuras sociales sin pretender sustituirlas por ningún estado definitivo.

Jean-Paul Sartre, filósofo y escritor francés (1905-1980), teórico del existencialismo, desarrolla su tesis en su obra “El ser y la nada”, inspirando a los jóvenes franceses la exigencia “Seamos realistas: exijamos lo imposible”, en tanto que él mismo destruía públicamente su carnet del Partido Comunista.

En 1964 rechazó, igualmente, el Premio Nobel. Otro caso no menos conmovedor es el del escritor austriaco, Stefan Zweig (1881-1942), quien se suicidó en Brasil.

Pero regresemos a nuestros días, yendo de lo general a lo particular. Parecido a lo padecido por los personajes precitados, vivimos tiempos de pérdida no sólo de valores, sino de fe en el ser humano. Dígalo si no, la estupenda crónica de uno de los mayores periodistas con que contamos actualmente, Francisco Chiquete:

“El día que se reunió aquí (en Mazatlán) el Consejo Estatal de Seguridad Pública… ocurrieron dos hechos que por su limitada dimensión  llamaría a risa, pero… son una muestra de lo terrible que ha sido la degeneración de algunos tramos de la convivencia social.

“Por la mañana de ese día, un joven motociclista que conducía a exceso de velocidad sobre calles prácticamente destruidas, derrapó y se lesionó.

Los testigos llamaron a los servicios de emergencia y el muchacho quedó tirado en el pavimento, a la espera de la ayuda. Antes que la ambulancia, llegaron tres jóvenes que, ante el cuadro, aprovecharon la oportunidad y asaltaron al accidentado para irse sin mayores contratiempos.

“Dos horas más tarde, el conductor de un camión de volteo promediaba una jornada que parecía afortunada: en el rol de trabajo le tocó ir al libramiento tres, donde los resultados son buenos. En uno de los altos se le encaramaron otros muchachos y lo asaltaron.

Le quitaron, como corresponde, unos cuantos pesos que le debían servir para sus gastos menores, un celular de poca monta que no alcanza el rango de Smartphone y, asómbrese: el lonche que traía para la hora de la comida.”

¿Sabrá Francisco Chiquete que su frecuente dicho “el innombrable” también lo utilizó Samuel Beckett como título de una de sus obras de teatro en que denuncia el absurdo de la condición humana?

El adjetivo absurdo, absurda, es: contrario a la razón. Absur      didad: calidad de absurdo. De los seis sinónimos que tiene, el que más lo define con toda fidelidad es ´aberrante´: que se aparta de la regla o la forma común; desvío de lo tenido por justo y normal.

¿Retorno al surrealismo, donde se sobrepone lo real por medio de lo irracional? ¿Dice algo al respecto la reforma educativa?

*Economista y compositor.

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