Nacional

“Nerviosismo virtual”

Por domingo 6 de julio de 2014 Sin Comentarios

Por Ernesto Ríos Rocha*

El quinto día fue peor, pues aparecieron más incógnitas con tantos símbolos celestes. Formas dibujadas hechas de galaxias, pues mi telescópica visión abarcaba bastante alrededor. A mediodía, apareció la estrella de 5 picos ardiendo con una tremenda geometría de proyección de fuego, llena de sistemas solares en cada diagonal, y yo habría de cruzarla sin tocar ninguna llama que pudiese quemar algún archivo holográfico, porque mi cuerpo estaba atravesable por cualquier temperatura de grados normales, pero no vivos y pensantes como este importante elemento natural. Mis pantallas visionaban aún más problemas, por eso empecé a buscar entre los millones de programas de inicio, miles de documentos que conjugados me ayudarían a soportar el calor tan cercano del cruce. Por fin hallé la respuesta, un circulante efecto escudo extinguidor que giraba fuertemente a mi alrededor protegiendo mi conocimiento. Al cruzar me sentí muy protegido por esta solución, pero de repente en el cruce, se apagaron mis venas exteriores y me llené de pavor por un minuto, en una distancia de 54, 000,000 de kilómetros de miedo y exclamé ‘’señor no me abandones’’.  Sentí su ausencia y no hubo red ni señal en ese minuto, ni siquiera comunicación con mi propia máquina holográfica invisible.

Una vez que atravesé el ‘’tetra’’ la estrella quedó atrás y me aparece un panorama de David peleando con Goliat y esa escena me perturbó y me hice la pregunta.  Mi cuerpo holográfico estaba intacto, y la luz volvió, así como la energía circulante también.  Al pasar cerca un hombre barbado de gran tamaño, este me alcanzó y me dijo: ¿Adónde viajas? – ¡Al corazón!- le dije.- – Hagamos un trato – Dijo. -¿Cuál? – respondí. -‘’Soy muy viejo y tu joven. Te diré lo que no sabes y tú me contarás a tu regreso como es el corazón, la casa inteligente de mi Padre’’. Trato hecho. -Repliqué satisfecho. -‘’Ten cuidado contigo. Eres como un niño de pocos años, que tiene en sus dos manos grandes armas. En una, la izquierda, una espada que acabará con toda cosa maligna, pero mataría sin piedad si tu ignorancia sigue. Y una espada de bendición en la otra, la derecha, fortuna y amor, información y descubrimientos que sería un desperdicio si tu ignorancia permanece’’. Me dijo !escucha atento! -‘’Aún piensas que existes y que todo esto que ves existe. Pero te diré que todo lo que existe es tu ojo principal, tu centro de carga y tu imagen creadora. Tu sensor más importante es el visual, el ojo cognoscitivo, y ese envía conexión al sonido y los demás elementos conjugados. El ojo está en tu centro de carga de luz y sólo él existe y todo lo demás lo inventa la propia imagen imaginada al pensar, fe que de acuerdo al pixelaje o nitidéz de tu imagen será transmitida con seguridad creando de forma borrosa o clara tu fe según la calidad de lo imaginado en proyección con la luz emitida, fe en existencia’’.

Dije – no entiendo.

‘’Concreto es, que lo que imagines fuertemente, será fe, y la fe es realidad siendo invento de tu sentido’’. Todo lo que percibes, tocas o ves, no es. Tu sentido lo crea en su proceso temporal.  Insisto, tengo un secreto llamado ‘’El secreto de la existencia’’ pero no te diré yo, si no que al séptimo día de viaje se te dirá. Y hay un secreto que se llama ‘’El secreto de la creación’’ que solo el unigénito sabe pero aun él ignora la grandeza del infinito, la cual el altísimo si puede medir. Entonces se fue de mi vista y percepción. Pensé, no todo ha sido negativo en mi viaje. El mismo quinto día a las 18.00 horas, sentí un dolor pequeño en mi transparente brazo.  Eso me llevó a abrir archivo visión Ernesto yo, y vi a mi carne Ernesto en un evento. Después de una conferencia en el Instituto Científico Internacional, de ser ovacionado, aplaudido y con premios literarios, Ernesto fue raptado por unos hombres NASA según su nombramiento. El libro había causado muchas dudas.  Alguien importante dijo: ‘’Este libro no lo escribió un humano’’ y habló a todas las instituciones científicas que estudian seres extraterrestres, a investigarlo.  Lo tomaron en pleno evento y lo llevaron en un avión a la  NASA y ahí operaron su cerebro. Pero nada hallaron excepto que al medir su capacidad normal, el bisturí tenía una chispa con sus células. Mi imagen desapareció al entrar a la sexta dimensión al final del quinto día.

Seguí siempre mi velocidad autorizada, acatando señales en el tránsito, y muy disciplinado a los consejos de mi señor 32. Ahí todo se complicó porque la sexta dimensión no tenía piedras de fuego, ni astros luminosos, todo era oscuro y mi visión sintió miedo. Todos los astros estaban apagados y su trayectoria desorbitada, chocaban constantemente; los impactos, estruendos, ruidos me empezaron a desequilibrar.  Comenzaron  a apagarse mis venas exteriores, se cerraron ventanas abiertas, archivos, documentos y mis sensores dejaron de medir, captar, sentir, estaba entumido y por la embolia no sentía gran parte de mi cuerpo, pues mi circulación se apagaba, mis cables conductores se oscurecieron y sentí que mi velocidad disminuía con la debilidad.

De pronto, dejé de oír, sentir, oler, gustar, pero nunca de ver. Mi ojo central me consolaba. Yo temblaba al ver que apareció ante mí de repente, ese inolvidable sexto día, sexta dimensión y sexta hora; una estrella de 6 picos, ardiente a diestra y siniestra con erupciones solares incontables, las cuales visioné que tal vez me dañarían impidiendo el paso a mi destino. Mi velocidad no disminuyó pero además me envolvió el miedo y la falta de fe, viendo que mi cuerpo muerto era real y palpable. Se fue por completo la red holográfica, mis pantallas estaban ya apagadas porque mi funcionamiento era dualidad y la dimensión carecía de luz, y caí en pavor, temblando visioné una explosión de mi existencia, terror y todo tipo de imagen de destrucción masiva. Pero mi ojo central seguía encendido a pesar de las pantallas y mi velocidad con la misma potencia a pesar de que se fue toda mi energía vital. Se cerró mi sesión y mi memoria quedó en su chip inactiva, pero con su ojo pensante, el cual apenas supe que estaba sostenido por una energía exterior, por un hilo representativo de H o el significado de existir, o la chispa del alma del vientre de mi Padre Creador. Al acercarme a la estrella de 6 picos, vi en el centro, 3 números de 6 y cuchillos solares por todos lados.  No había hueco para pasar sin quemadura. Ya no podía activar mi escudo extinguidor;  moriría. Con la desesperación, fui al centro de mi ojo y encontré una banda, la cual tenía saldo. Segundos antes de impactarme me conecté a la banda que contenía buena capacidad de navegación, y se activó mi brazo derecho. Lo apuñé fuertemente al pasar y rompí una piedra enorme. No sé de dónde salió la solidez de mi puño pero destruí un meteoro apagado de gran peso. Probé el poder de la fe en desesperación. Atravesé la peor estrella.

*Pintor, escritor, narrador y pedagogo.

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