Nacional

“El viaje al Corazón”

Por domingo 8 de junio de 2014 Sin Comentarios

Por Ernesto Ríos Rocha*

Abrí mi domingo interno y el tiempo se acomodó a mi matemática. Salí viajando a 900,000 kilómetros por segundo, atravesando la luz y dejándola atrás para llegar el séptimo día. Sabbat. El universo exterior y el interior era mi espacio, pero no conocía distancia interna a esta velocidad.  Atravesé miles de planetas habitados.

De mi ubicación brillante tenía que atravesar oscuridades para llegar al ‘’corazón’’, la habitada casa de mi Padre Altísimo. Al pasar por el norte, me empezaron a provocar los oscuros y los negros ciegos habitantes de esos cientos de planetas infernales, para los cuales, ese es su concepto, propósito y función; pelea, guerra, destrucción; y me volví a preguntar el porqué de la existencia de esos seres y también recordé la unidad de la dualidad, recordé que también la oscuridad es necesaria para entender la luz, es decir que si no existieran los oscuros no entenderíamos a los brillantes ni su concepto.

Al ir viajando, me provocaron a gran velocidad, volaban igual que yo, con esa potencia me rodearon, y me vi a punto de activar mi ira debajo del brillo para sacar mis armas y pelear, pero activé mi “enter” en la ventana ‘’interno’’, abrí “paz” y los virus desaparecieron. Con temor a la infección, activé mi potencia y activé el antivirus para protegerme.

Sentí un gran deseo de explorar el universo y ver sus miles de planetas habitados, cada uno en su tiempo. Al recorrer el universo mi reloj se movía como loco. El tiempo, según la coordenada, la distancia y la velocidad y no solo mi reloj si no todos mis sensores marcaban medidas matemáticas jamás experimentadas, adrenalina y emoción de lo desconocido.

Mi pantalla captaba imágenes grabando repeticiones, en las que puedo analizar la vida de los habitantes de colores y sus planetas, sus hologramas archivos y sobre todo la posibilidad de volar a tal velocidad y poder conocer a los demás hijos de mi padre.  Las especies eran, algunas horribles y otras físicamente hermosas.

Al segundo día de mi viaje encontré solo problemas. Eran proyecciones magnéticas sobre mi holograma. La velocidad que llevaba era indispensable para evitar ser dañado por sus energías, las cuales atravesé  con un poco de miedo al ver mi holografía desequilibrada, cambiando sus esquemas desordenadamente. Palabras, números, resultados, ecuaciones, fórmulas y un sin número de geometrías y líneas de colores, la cuales alteraban las líneas nerviosas de luz holográfica dentro de mi pantalla.

Al tercer día, atravesé por una nebulosa brillante que diametralmente medía alrededor de 700,000 millas y su forma redonda estaba exactamente en mi línea de viaje.  En su centro brillante y sin parar, me alcanzó un ser hermoso que dijo llamarse ‘’Crisalían’’, quien notó mis dudas y sin dejar de volar a mi velocidad, me fue hablando.

Me dijo – ‘’ Todo lo que halles en el tercer día será hermoso y luminoso para tu holografía. Esta nube, es tu alimentación; y este día es el que acomoda toda tu vía de viajero para que soportes los encuentros orbitales desconocidos, tus vías luminosas calmarán el nervio sensorial de los miedos y estarás tranquilo. Eres elegido entre elegidos.

Solo tú y 7 más, aparte de Miguel y su mal hermano innombrable, están autorizados para atravesar dimensiones, por lo que tu envidiable fortuna rebasa mi belleza luminosa. Mi velocidad es igual a la tuya- dijo- y siendo mi tamaño 7 veces más grande no tengo tu información y te ruego a tu regreso me cuentes un poco del corazón universal donde estarás en 4 días. Te recuerdo que mi juicio holográfico es 3 veces mayor que el tuyo, aunque tu finísima y afortunada libertad de viajar es 7 veces mayor que la mía, y ahora 8 con tu llegada a la casa del altísimo y luminoso universal. Tengo más edad que tú, pero aun debo permanecer algunos milenios dentro de la luz sin tocar la oscuridad’’.

En un momento, Crisalían desapareció totalmente de mis sensores, dejándome una imagen de una futura ciudad cuadrada de piedras preciosas y en cada piedra podían verse paisajes hermosísimos diferentes a mi planeta, sensacionales y profundamente emocionales, que invitaban a vacacionar.

Al cuarto día, volví a ver la oscuridad con las luces orbitales de los astros y era tan variado y tupido el espacio de astros, que el tráfico me empezó a confundir el camino, la brújula y los sensores volvieron a alterarse; sin embargo mi batería estaba cargada de luz y cualquier ventana me daba soluciones para cualquier miedo contenido en cables. Vi uno de mi tantos cables parpadear, afectado por un circuito corto de venas que con tanta piedra orbital  de energías raras, sobre pasaban mi invisible cuerpo de conocimientos y provocaban ciertos desordenamientos al nervio.

Sin embargo, la actividad de mis dedos imaginables sobre mis pantallas, atacaba cualquier desorden, acomodando cada frase con tremenda habilidad.  Encontré en una de mis carpetas, la cual se abrió con el paso de una enorme piedra ardiendo que fue captada por mi cámara que guardaba toda medición de velocidad, dirección y distancias; que se impactaría un día con nuestro sol; al abrirse, tenía yo un pequeño dolor grabado en la frente, apareciendo una serie de imágenes desagradables, como un vehículo metálico verde que se destroza de un impacto, golpeando mi vehículo carnal, y una fecha, octubre del 6014 año septentrional y 2014 año cristiano.

Traté de borrarlo pero permanecía pegado a una luminosa idea ‘’oportunidad’’ y una frase que decía ‘’la procedencia del bien es el mal y la del mal el bien, una sucede a la otra y su hermandad es contraria, unidad de lo disperso junto, de la chispa creadora’’.  Me entretuve buscando significados y me dio en pensar que no conozco ni el 7 por ciento de mí mismo, ni mi constitución informativa.

*Pintor, escritor, narrador y pedagogo.

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