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300 Años del Nacimiento de Junípero Serra

Por domingo 16 de junio de 2013 Sin Comentarios

Por Andrés Garrido del Toral*

300-Años1Este mes de noviembre de 2013 se cumplen tres centurias del civilizador más importante de la Sierra Gorda y de la California, la cual, si no perteneciera a los Estados Unidos de Amnesia, sería el segundo país más rico del mundo, por encima de mi Alemania, China y Japón.

Junípero llegó a Sierra Gorda en 1750 después de que ésta se mantuvo por más de 250 años resistiendo la conquista española. Aunque la conquista del altiplano mexicano se consumó en 1521, la Sierra Gorda todavía era un territorio inexpugnable para la civilización española a pesar de los esfuerzos de particulares y misioneros, por lo que para vencer ese “manchón de gentilidad”, el gobierno novohispano ideó un plan para incursionar militarmente en la Sierra Gorda y reducir a los indígenas pues no era posible que estando ya conquistados los lejanos territorios del norte y del sur de América, a trescientos kilómetros de la ciudad capital del virreinato más importante de España, imperara todavía una religión que no era la católica ni se reconocía al rey de España como señor y gobernante. Dice Palou que en ese manchón de gentilidad vivían indios que de cristianos sólo tenían el nombre al haberlos bautizado muy por encima sus padres cuando de pequeñitos bajaron a un pueblo fundado por españoles.

300-Años2El primer trabajo de fray Junípero Serra fue erradicar de las misiones a todos los españoles con el objeto de no atemorizar a los indígenas, lo que ocasionó un distanciamiento entre el fraile y el conde de Sierra Gorda. Quiero resaltar de fray Junípero que dentro de su pequeñez corporal y su espíritu pacífico se parapetaba una voluntad de hierro, firme, sin lugar para dudas, y lo digo por la forma tan elegante en que ignoraba los requerimientos del Conde de Sierra Gorda, el suavecito de José de Escandón -avecindado en Querétaro-, pacificador militar de Sierra Gorda, quien trató de indicar al insigne peregrino de que no tratara tan bien a los naturales serranos, que los pusiera a trabajar a favor de la encomienda. Junípero nada más lo ignoraba sin entrar en pleitos, dice Palou. En ese conflicto de intereses sin duda alguna Junípero se puso siempre del lado de los indios, al igual que lo sostiene Diego Prieto cuando escribe en su “Utopía Juniperiana” que “Junípero y sus seguidores comprendieron de inmediato que su lugar estaba al lado de los indios, de manera que su labor misional se apoyaba en un esquema de cooperativas sociales de ayuda mutua inspirado en los principios de humildad y caridad pregonados por San Francisco. Se trataba de fortalecer las capacidades productivas y de organización de los indios, de modo tal que pudieran defenderse del despojo, el maltrato y la explotación por parte de los ricos hacendados y las autoridades virreinales”.

Se valió de muchos medios fray Junípero para hacerles entender a los naturales la palabra divina, entre los que destaco las misas cantadas predicando el mismo mallorquí y, en las festividades principales como las de Jesús y María, durante toda la novena con la asistencia de todo el pueblo. Gracias a la crónica sabrosa y elegante de Francisco Palou, puedo asegurar que fray Junípero Serra fue un gran promotor de la cultura y del arte, además de el gran precursor del turismo religioso en la Sierra Gorda pues sus diálogos entre niños, sus representaciones teatrales con pastorelas en navidades y su lavatorio de pies, procesión y su representación de la pasión de Jesucristo fueron tan famosas y bien puestas que hasta los españoles de los pueblos vecinos acudían a la misión de Jalpan en esas festividades quedándose a vivir en la misión durante el tiempo que durara la fiesta. Los viernes santos fray Junípero cargaba una cruz de madera pesada y grande, con cuyo peso Palou no podía a pesar de ser más robusto y joven que su jefe, el que la transportaba del templo de Jalpan a una capillita que improvisaron en una alta colina de las afueras.

Puedo afirmar que Serra fue el precursor del teatro popular en la Sierra Gorda al haber puesto en escena “pastorelas navideñas” que servían precisamente para reforzar didácticamente el aprendizaje del catecismo entre los indios, al igual que los “nacimientos”, inventados por el pobre de Asís. Conociendo las disposiciones del indio y los modos peculiares de la religiosidad popular, daba a las festividades religiosas el mayor colorido posible, con representaciones plásticas, echando mano de todos los recursos posibles, capaces de expresar de alguna manera la belleza del mundo de la gracia.

*Cronista del Estado de Qro.

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