Nacional

Isadora Duncan la libertad del espíritu…

Por domingo 10 de marzo de 2013 Sin Comentarios

Danzar es sentir, sentir es sufrir, sufrir es amar; Usted ama, sufre y siente. ¡Usted danza!

Por Georgina Martínez*

Isadora-Duncan01Te imagino Isadora con los brazos abiertos, frente al mar girando al ritmo del oleaje, desnuda, con apenas unos girones de gasa azul sobre tu cuerpo y al imaginarte a mi alma se la lleva el viento…

Isadora Duncan fue una legendaria bailarina norteamericana (1878-1927). Su estilo peculiar de danza, surgido de su propia imaginación, fue muy discutido en su tiempo, por su carácter revolucionario y opositor de la danza clásica tradicional y clásica.

Su verdadero nombre era Dora Ángela Duncan, nació en San Francisco el 27 de mayo de 1878, y murió el 14 de septiembre de 1927 en Niza. Vivió penurias económicas desde su infancia y a temprana edad se declaró atea.

Su interés por la danza comenzó a los 10 años, abandonó la escuela para impartir clases de danza junto a su hermana Isabel, a los chicos del barrio. Al mismo tiempo, su madre daba clases de piano para sostener a la familia. En las clases de la madre, los autores favoritos eran Scubert, Schumann y Mozart, los que influenciaron el desarrollo artístico de Isadora.

El estilo de Isadora implica una ruptura con la danza clásica, consolidó un estilo basado en sus estudios sobre las danzas y literatura griegas y antiguas. Su temática solía referirse a la muerte o al dolor, pero al contrario que la danza clásica, gira en torno a héroes, trasgos, duendes.

Las puestas en escena de la Duncan eran minimalista, algunos tejidos celestes o azules, sustituían a los decorados tradicionales. Su vestimenta era escandalosa para la época, apenas una túnica vaporosa que permitía adivinar el cuerpo, tan distintos del tutú y las zapatillas de puntas. Duncan bailaba descalza, sin maquillaje con el cabello suelto. Esta actitud le valió en reiteradas ocasiones, el abucheo del público.

Sobre su estilo explicaba ”Pude, al fin, descubrir el resorte central de todo movimiento, el cráter de la potencia creadora, la Unidad de donde nace toda clase de movimientos, el espejo de visión para la creación de la danza. De este descubrimiento nació la teoría en la que fundé mi escuela”

Ella consideraba que las escuelas de baile enseñaban a sus alumnos un movimiento mecánico, artificial, indigno del alma.

Isadora-Duncan02“Yo por el contrario”, aseguraba,” busqué el manantial de la expresión espiritual para encauzarlo en los canales del cuerpo, inundándolo de una luz vibrante; la fuerza centrífuga que reflejaba la visión del espíritu”.

Su vida personal y su arte estuvieron alejadas de lo convencional y de la moral y tradiciones.

Estuvo casada con el poeta ruso Sergei Yesenin, que era 17 años menor que ella, quien la acompañó en un viaje por Europa. El matrimonio se arruinó por el alcoholismo y mal genio del poeta.

La carrera de Isadora declinó hacia el final de su vida, lo que le ocasionó problemas económicos y la llevó a protagonizar escándalos sentimentales, y a presentarse alcoholizada en público.

Alguna vez mencionó: “Me dedicaba a leer todo lo que se había escrito en el mundo sobre el arte de la danza, desde los primeros egipcios hasta el día, y tomaba nota especial de todo lo que iba leyendo; pero cuando hube terminado esta tarea colosal, comprobé que los únicos maestros de baile que yo podía tener eran Jean Jacques Rousseau “Emilio”, Walt Whitman y Nietzsche.

La tragedia fue un fantasma recurrente en su vida incluso sus amados hijos murieron ahogados en el río Sena, en un accidente, justo cuando creía haber encontrado el amor en un joven amante se despidió de sus amigos “¡Voy al amor les dijo!” agitando su brazo, su bufanda se enredó en las llantas de aquel carro convertible y murió ahorcada con su vaporosa prenda.

Isadora Duncan es un ícono para la danza y para la vida misma una mujer que contra todo lo establecido descalzó a su alma para ponerla a danzar, encontrando un estilo propio, dejando huella en todos aquellos que se atreven a probar la libertad del espíritu.

Te imagino danzando apasionada, con terquedad y congruencia, atreviéndote y abriendo puertas al inicio del conservador Siglo XX, viajo en el tiempo Isadora , y al hacerlo, a veces danzo contigo.

*Conductora de Radio, Editora del Periódico Infantil Alas de Papel y maestra de Danza .

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