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Fuera privilegios del Clero: Valentín Gómez Farías

Por domingo 9 de septiembre de 2012 Sin Comentarios

Por Teodoso Navidad Salazar*

Corría el año 1820; el movimiento independentista aparentemente, había sido reducido y sólo ciertos contingentes mantenían su lucha a través de guerra de guerrillas, encabezadas por Vicente Guerrero, quien a falta de recursos de todo tipo, a fuerza de ingenio sostenía el movimiento. Había creado una maestranza para fabricar y reparar sus piezas de artillería. Sus ataques eran sorprendentes y en ocasiones redituaban pertrechos y alimentos arrebatados al ejército realista. Toda Nueva España había seguido los acontecimientos insurgentes desde su inicio, en Dolores, Guanajuato. Las noticias se esparcían por todos los rincones a través de viajeros, arrieros, grupos de bandidos y asaltantes que asolaban los caminos reales. Tal vez poco o nada había cambiado en la estructura económica, sin embargo el movimiento independentista encabezado por Hidalgo en los tres meses siguientes de inicio, en septiembre de 1810, había cimbrado de muerte al sistema virreinal; herida que las autoridades españolas se resistían a reconocer; y no podía ser de otra manera. El objetivo de Hidalgo y de sus principales correligionarios  se había cumplido. Se requería independizarse de España y crear un nuevo país, con leyes propias que permitieran tomar decisiones a través de un gobierno autónomo. Las noticias sobre luchas libertarias que recorrían el mundo eran de sobra conocidas por los habitantes del nuevo orbe.

Este contexto histórico, encontró al Dr. Gómez Farías, en su dispensario médico, quien había observado los acontecimientos, al parecer con indiferencia. Sin embargo, no era así. El eminente médico, gozaba de prestigio en la ciudad de Aguas Calientes y en los pueblos circunvecinos, por su entrega profesional, filantropía y fiel creyente católico. Sin duda por ello en 1820, un grupo de liberales de la ciudad, le propuso la regiduría del cabildo local. Considerado un hombre probo, sin mancha, no había participado en política, sin inclinación por ningún bando y sí en cambio, había servido a sus vecinos con desinterés. Pero Gómez Farías, consideró al aceptar la propuesta que los fermentos estaban dados para participar en la transformación social, aspiración de Miguel Hidalgo. Él era un hombre vigoroso y a sus casi cuarenta años tomó la decisión de encabezar el cabildo de la ciudad de Aguas Calientes. En pleno ejercicio de gobierno (marzo de 1821), tuvo conocimiento del Plan de Iguala y con ello el rompimiento de las autoridades eclesiásticas y el mismo ejército con el gobierno español; Gómez Farías no tuvo empacho en jurar la independencia y se condujo como el mejor de los liberales; formó parte y apoyó económicamente, el sostenimiento de la tropa en la búsqueda de la consolidación independentista. Se dio cuenta de su nuevo rol. Ya era solamente el médico que devolvía la salud a sus pacientes. Estaba convencido de que sus servicios eran importantes, en esa hora del parto republicano. El batallón de Aguas calientes jugó un papel importante, en el ejército trigarante; por su probada lealtad a la causa lo el Dr. Es condecorado con el grado de coronel, rango que no aceptó, porque no es lo suyo.

Al triunfo del Plan de Iguala y firmados los tratados de Córdova, se convocó el 17 de noviembre de 1821, a la Asamblea Constituyente y Gómez Farías fue electo diputado, en representación del sector militar por Aguas Calientes, intendencia de Zacatecas. Mucha confusión, pocos los acuerdos en relación al tipo de gobierno que debería establecerse en el nuevo país. ¿Monarca mexicano o de la Casa de los Borbones? El fantasma de una reconquista atemorizó. Gómez Farías propuso evitar la fuga de plata y oro y preparase ante una eventual intervención. Observando el desorden y creyendo aún en el clero, apoyó de buena fe la coronación de Iturbide, a quien le hizo jurar la Constitución y leyes emanadas del Congreso Constituyente; pero no estuvo de acuerdo en que el trono se heredara; el comportamiento posterior del monarca mexicano no fue lo que esperaba la república; la buena fe o ingenuidad Gómez Farías quedó atrás, entonces pudo ver las orejas del lobo en los altos dignatarios eclesiásticos y en tono enérgico exigió que Iturbide rindiera cuentas al país; este respondió encarcelando a diputados. Se rechazó la propuesta del 31 de octubre de disolver el Congreso utilizando la fuerza a la vez que se instaló un Congreso, que más bien fue una farsa. El país se convulsionó con los levantamientos de Antonio López de Santa Anna en Veracruz, que simpatizó con la república; secundaron estos deseos Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Guerrero. El Plan de Casa Mata, encendió los ánimos de insurrección, obligando a Iturbide a reinstalar el Congreso el 7 de marzo de 1823. Desde esa tribuna, Gómez Farías propuso la abdicación incondicional del monarca, así como su destierro. El Dr. Gómez Farías, se declaró partidario de un nuevo Congreso con la idea mantener unida y pacificada la república. De nuevo fue electo diputado por Aguas Calientes, intendencia de Zacatecas, el 5 de noviembre de 1823. Convertido en gran tribuno, al lado de sus correligionarios los republicanos, logró plasmar su gran obra en el Acta Constitutiva en su artículo 5º la República Federal representativa, como forma de Gobierno. Este triunfo sería de vital importancia en el futuro del nuevo país.

*Locutor e historiador.

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