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La subjetividad con el correr de las ciencias, o, no hay ciencia sin sujeto

Por domingo 2 de septiembre de 2012 Sin Comentarios

Por Carlos Varela Nájera*

En este apartado trabajaremos lo referente a los discursos científicos, culturales y las subjetividades que de ellas derivan más allá de reducir la experiencia científica solo desde el marco referencial positivista. Lacan propone al psicoanálisis del lado de las ciencias conjeturales, ya que veía venir el debate entre el positivismo como único doctrinario de ciencia, frente a otras prácticas cuyos referentes epistémicos, fenomenología, hermenéutica, teoría del lenguaje, invadían otras parcelas del saber. Este autor rompe con la ficción de ciencias humanas y ciencias naturales, para proponer al psicoanálisis del lado de la matemática y de la lógica, como ciencia conjetural de lo real, ciencia hecha a partir de un análisis de lo simbólico del lenguaje, dando vida a una disciplina que se ocupa de las subjetividades de cada sujeto desde su singularidad.

Tenemos que saber diferenciar la ciencia del cientificismo, esta ultima le apuesta más a lo omnisciente, es decir que es posible saberlo todo, que todo es alcanzable, el cientificismo convierte a la ciencia en un dogma de fe, nada distinto de cualquier grupo religioso que apela a la verdad sobre su sagrada escritura que es el método experimental, aun subiendo que la ciencia es un conocimiento sistemático, que se inscribe mediante un método, basado en la observación, la experimentación y que pueda formular teorías donde las evidencias necesariamente se juega desde la intersubjetividad, comunicable con un lenguaje apropiado desde la disciplina que se trate, por ello no pueden todas las practicas ser constreñidas solo a un marco metodológico.

Javier Peteiro (2010) en su libro El autoritarismo científico comenta que “La historia, por ejemplo, es un conocimiento sistemático, pero no tiene carácter predictivo y por ello no podría considerarse en el mismo sentido que la física”.

El cientificismo intenta desaparecer tanto la subjetividad como al sujeto, reduciéndolo solo a moléculas, y a determinaciones sinápticas, llevando a este, a ser víctima del reflejo condicionado pavloviano como única explicación de su existencia, pero este cientificismo siempre se maneja con interés, al respecto Peteiro agrega lo siguiente:

“La idea del científico puro cuya única finalidad es la búsqueda del conocimiento es tan romántica como trasnochada. Si bien han existido y existen grandes científicos que se ajustan a esa concepción, en general no es así y un científico es alguien que se dedica a la investigación de forma profesional, como un medio de ganarse la vida que, en algunos casos, es intelectualmente satisfactorio. La sociedad invierte en ciencia porque espera obtener de ella rentabilidad y por eso el producto científico es algo que puede considerarse vendible, bien en forma de patente con el beneficio económico que comporta, bien como incremento del conocimiento con el que un investigador puede justificar lo que se le paga, y los medios de que dispone para su trabajo”. Ibid (89)

De tal suerte que pensar la ciencia desde otros referentes es simplemente debatir como un dogma de fe, recordemos que en los últimos años se ha querido soportar el saber, solo sobre el dispositivo cognitivo conductal, esta es la ideología que conlleva a la evaluación como único medio de sostener su pertinencia científica, “desea usted ser evaluado”, o bien que el sujeto sea reducido a una investigación de laboratorio, sería el ideal de estas disciplinas, que se autorizan en el nombre de la ciencia.

Tanto la ciencia como el psicoanálisis, no pueden prescindir del semblante, la ciencia haciendo uso de la probabilidad y el psicoanálisis de lo inconsciente, son semblantes sin los cuales el sujeto del psicoanálisis y el individuo de la ciencia no pueden ser explicados, haciendo del psicoanálisis una práctica, más que una ciencia y convirtiendo a la ciencia en algo terrenal, no omnisciente capaz de saber todo como un Dios.

Cuando hablamos de ciencia conjetural, nos referimos a eso que no puede aprenderse nítidamente con tal exactitud, y que puede en algún momento cojear, no salen las cosas como esperábamos, sería lo contrario al positivismo, ya que este apuesta por la exactitud, lo que no puede equivocarse, el positivismo y Dios comulgan de la misma fuente, lo infalible, lo que no puede equivocarse, la razón absoluta, esa que prescinde de la incertidumbre, esta es la dimensión simbólica en la cual ciencia y religión comparten el mismo manto, la medicina basada en la evidencia, los milagros creídos por el crédulo basado en la evidencia, el síntoma lacaniano basado en la evidencia, la homeopatía basado en la evidencia, Deepak Chopra “medico indú” basado en la evidencia, el fin justificando los medios.

Para el sujeto milagroso su fe es indestructible, el homeópata, haciendo uso de lo mismo, el científico de la sugestión y creencia en esa verdad, el psicoanálisis de un saber que no se sabe que sería lo irreductible del síntoma, lo que intento decir es que todo sujeto está regulado por su subjetividad nos guste o no porque esta es producto de nuestra experiencia como viviente y ahí se aloja nuestra historia y nuestro futuro.

*Licenciado en Psicología por la UAS, Psicoanalista, Doctor en Educación, Profesor e Investigador.

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