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BENJAMÍN SERRANO El artista olvidado

Por domingo 12 de agosto de 2012 Un comentario

Por Jaime Cháidez Bonilla*

El cuerpo sin vida de Benjamín Serrano fue encontrado el 5 de mayo de 1988. Tenía varios días muerto en su habitación en el centro de Tijuana. De 50 años de edad, Serrano ya se había constituido en una especie de leyenda por su personalidad, obra y talento. En contraste, el valor de su trabajo artístico ha permanecido al margen a nivel nacional, es el artista olvidado que merece mayor atención.

Precisamente, esto podría cambiar 24 años después, a partir de la recopilación de su obra y la difusión de ésta por medio de una exposición itinerante y la elaboración de un catálogo.

“Benjamín Serrano: Trascendencia y vanguardia desde Tijuana” es el título de la exposición que se inauguró el 10 de agosto en el Centro Cultural Tijuana. Durante 3 meses se podrán observar 55 trabajos, pinturas y esculturas, de Serrano. Se indica que 15 de esas piezas nunca habían sido exhibidas en público. Se tuvo que hacer un trabajo de identificación y pedir permiso a los dueños de los trabajos de Benjamín Serrano que fueron adquiridos por coleccionistas de Estados Unidos y México.

En vida, Benjamín Serrano definió su propio trabajo:

“Mi arte posee tres cosas esenciales. Posee religión. Posee sexualidad. Y posee autoridad. La religión ha producido en mí una fuerte concepción de nuestra fuerza social. Es la que une a nuestras familias y, por lo tanto, a nuestra sociedad, hasta el punto que la sexualidad se convierte en nuestra libertad. La autoridad se da porque la mezcla de religión y sexualidad produce un fascismo subdesarrollado que en México se conoce como machismo. Todo lo que he olido, comido, visto, oído y tocado, ha sido la influencia más grande que he tenido. El bien, el mal, lo maligno y lo sagrado han sido mis maestros. Mi cuerpo es la herramienta que transporta a una mente artística. Mi mente les pertenece a todos”.

Durante más de una década el promotor cultural Jacinto Astiazarán impulsó la idea de “rescatar” y reconocer el trabajo de Benjamín Serrano. Daba conferencias, ubicaba el lugar donde se encontraban obras del artista, realizaba entrevistas, tomaba apuntes y proponía alianzas para crear la Fundación Benjamín Serrano, una asociación civil que tiene como propósito preservar y difundir la obra del artista.

Astiazarán refiere los inicios de Serrano:

-“Durante 1959, cuando surge la generación de artistas mexicanos conocida como “Generación de la Ruptura”, Serrano es admitido en la Escuela Nacional de Artes Plásticas en México, D.F. Aun cuando Serrano no ha sido incluido por los historiadores de arte en esta Generación (sin duda una omisión), posee, las características comunes de estos contemporáneos. Al igual que Toledo, Coen, Ehrenberg y Cuevas, Serrano viajó y viviío en Europa y los Estados Unidos y estuvo en contacto con las corrientes de vanguardia. Al igual que Tamayo, Serrano empleó también la ironía, lo cómico y la contradicción”.

Por su parte, el artista y escritor Roberto Rosique escribe en un libro de próxima aparición “Tres décadas” (el autor proporciona la primicia):

-“La obra de Benjamín Serrano (Tijuana 1938-1988), asida en cierta forma al surrealismo, por el principio de la desorientación y la discordancia, por la relevancia a lo paradójico, pero sobre todo por su reacción contra la moral, la tradición y la cultura burguesa. Tendencia que la rebasa hasta hacerla explotar en un pop híbrido e irreverente, en el que si bien emplea elementos de la cultura popular (nacional y extranjera), resalta su aspecto banal, para llevarlo a lo cáustico, a la formulación de historias impregnadas de aparente irracionalidad. Los títulos mismos de sus obras resultaban historias complejas que encerraban más que fantasías (“Adán y Eva como una reflexión escultural en la mente de Noé tratando de emprender el vuelo con su supermoderno mercado de carnes”). La mordacidad sería uno de sus instrumentos de combate preferido”.

Para Olga Margarita Dávida, curadora de la exposición, fue en la anterior muestra de artes visuales titulada como “Obra negra”, coordinada por Carlos Ashida y ella misma, que “la figura y obra de Benjamín Serrano se hizo notoria, y resaltó aún más el olvido en el que se le tuvo en otros anteriores recuentos locales, a pesar de haberse realizado dos exposiciones-homenaje póstumos. Y, como una revelación, se tomó conciencia de su importancia en la historia del arte nacional, como también de su total ausencia en éste.

“Pero la magia se da con las configuraciones celestiales presentes, permitiendo que los aliados se reúnan y que las atracciones favorables se exterioricen. El tiempo llegó y, como se dice popularmente, “a todo santo le llega su capillita”. A Benjamín, aunque después de un largo tiempo de postergación, le ha llegado el momento para que su obra sea valorada y reunida, que sea objeto de estudio, y que él sea situado donde merece estar para, desde ahí, compartirlo” señala Olga Margarita.

Periodista y editor cultural.

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