Nacional

Una buena noticia también puede ser una Buena Noticia

Por domingo 12 de junio de 2011 Sin Comentarios

Por Arturo García Hernández*

Reza un antiguo adagio perio­dístico que “una buena noticia es una mala noticia”. Es decir: que las historias felices no le interesan a nadie, que los periodis­tas tenemos la obligación de buscar y denunciar todo lo malo que ocurre en el mundo. Y nos lo tomamos en serio y allá vamos, buscando tragedias, ras­treando maldades, venteando catástro­fes, sin cuestionar la validez del adagio maldito. Ilusos, creemos que, como un vampiro, el mal se desintegrará cuando lo expongamos a la luz y el mundo será un mejor lugar para vivir. Pero un buen día volteamos y caemos en la cuenta de que todo sigue igual, de que nuestra tarea de denuncia y pretendida salva­ción ha sido vana, de que hay tanta o más miseria que antes, de que la san­gre se sigue derramando, de que unos pierden para que otros ganen, de que –recordando al filósofo Thomas Hobbes– el hombre seguirá siendo lobo del hom­bre, hasta el fin de los tiempos.

Aceptamos en­tonces que una buena noticia también puede ser una Buena Noticia. Es decir, que hay hechos que merecen ser contados y cele­brados porque nos recuerdan el lado fecundo, ventu­roso, disfrutable, de la vida; por­que nos devuel­ven a lo mejor de nuestra convulsa y contradictoria condición de hu­manos. El primer aniversario de la nueva época de La Voz del Norte es una de esas buenas noticias. Y me complace mucho celebrarla, en primer lugar, por lo que significa, y en segundo por el invaluable privilegio de formar parte de ella, junto con sus directivos y los colaboradores que han transitado por sus páginas.

La Voz del Norte en su nueva época nació honrando y retomando la tradición de periodismo cultural iniciada en Moco­rito por el poeta jalisciense Enrique Gon­zález Martínez hace más de cien años. Hacerlo sostenidamente durante un año en la actual circunstancia del país, es altamente meritorio. Primero que nada porque representa una apuesta por la cultura, por la palabra escrita, por las ideas, por la historia, por la reflexión.

En un ambiente de barbarie y confu­sión como el que nos envuelve, una pu­blicación cultural como La Voz del Norte es un acto profundamente civilizador, es de facto un rechazo a la violencia por­que incita al diálogo; es un espacio de encuentro y convivencia entre concep­ciones múltiples y diversas del mundo. Tarde o temprano eso deriva en un ma­yor conocimiento y mejor comprensión del otro, del distin­to.

Todos ganamos: perdemos el miedo y nos enriquece­mos.

Por eso el pri­mer aniversario de La Voz del Norte es una de esas bue­nas noticias que se vuelve obligado y necesario divulgar y celebrar. Vaya una felicitación a todos los que la hacen posible y un agradecimiento por la hospitalidad que he encontrado en sus páginas. Tre­mendo privilegio.

*Periodista de La Jornada

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