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Los libros son mi tesoro, Gildardo Velázquez Arellano

Por domingo 27 de junio de 2010 Sin Comentarios

Por Yudith López Verdugo*

Una de las avenidas más importantes de la capi­tal del estado de Sinaloa es la calle Obregón, a la altura del parque Revolución, esta el pues­to “Libros usados el Archi”. En esta ocasión fuimos a conocer al “Archi” como lo conoce la mayor parte de las personas, apodo que le pusieron sus amigos por haber construido un muñeco parecido al personaje de la historie­ta estadounidense que en los años 60 y 70 causara furor en América Latina, que narra las aventuras de un grupo de ado­lecentes, cabe señalar que entre este personaje y Velázquez no hay parecido alguno y con una sonrisa nos comenta que hay gente que cree que en realidad así se llama y que algunos mas lo llaman Archivaldo.

Gildardo, nos relató a la sombra de un árbol que da cobi­jo a los cientos de ejemplares que tiene a la venta, que nació en el municipio de San Ignacio, en la Hacienda de Piaxtla de Abajo, en el estado de Sinaloa. Lugar en el cual transcurrió su niñez entre las historias de su padre y los consejos de su abue­lo. Su padre le contaba que él de pequeño construía flechas para ganarse la vida y su abuelo paterno que le aconsejaba: “piensa en el futuro, dedícate a otra cosa, por eso estamos tan jodidos”.

Durante la charla le pregunté cómo había nacido la idea de dedicarse a vender textos impresos, y me contestó: inicié como devorador de libros, sólo paraba cuando se me nubla­ba la vista y me ardían los ojos, fue ahí cuando supe lo que era ser un buen lector, de ahí que tenia una buena cantidad de volúmenes en mi hogar. Un día mi esposa me dice: “ha­ber como le haces, pero quiero que me desocupes este día el lugar que tienes ocupado con tus libros” y al recogerlos se me ocurrió echarlos en una bolsa y venderlos en la calle y salí con ellos por la tarde, al terminar el día llegue a mi casa y
me dice mi esposa: ¿ya vienes tomado y los libros? ahí nació el negocio hace más de quince años. Sobre su singular librería nos comenta que tiene sus “minitas” se refiere a dos bode­gas que tiene para guardar su pequeño tesoro y su biblioteca particular.

¿Qué libros son tus libros preferidos? Los de poesía, del poeta Walt Whitman y especialmente los de Homero. Para poder disfrutar de la poesía tienes que leerlo, así como para los lectores, que no han leído el Quijote, entonces no saben por qué está leyendo.

¿Cuáles son los que más se venden? Los de literatura, “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez y “La Biblia”, ci­tando a Borges “la biblia pertenece a la literatura fantástica” y Paulo Coelho y de Cuauhtémoc Sánchez son autores de antiliteratura.

Para el anecdotario

Quiero contarte una anécdota me dice, hace algunos años me visitó el actor Ernesto Gómez Cruz, quien después de hojear algunos ejemplares me dice: “yo recuerdo muy bien hace mu­chos años, que un día entré a un baño y no había papel y me limpie con una hoja de un libro, y vieras que no he podido ol­vidar eso”. Pensé en silencio que debió preguntarle a Gómez Cruz qué página estaba leyendo y en qué lugar se le quedó grabado el texto, por pudor callé y sólo sonreí. Al finalizar el “Archí” compartió las frases que lo impresionan de Bernard Shaw, y me confió un sueño y su proyecto a futuro. Al final del trabajo me despedí de Gildardo, convencida que con esfuerzo y tenacidad los libros llegan a todas las manos.

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