Nacional

La Paz… Puerto De Ilusión

Por domingo 12 de mayo de 2013 Sin Comentarios

Por Alberto Ángel “El Cuervo”*

La-Paz01Mi amigo Toño, me había convencido de irme dos semanas a La Paz, como negocio tal vez no sería el ideal, pero tendría unos días inolvidables en la reflexión y el descanso… Cantaría de viernes a domingo y los demás días cero actividad… El nombre del lugar, La Posada de Engelbert… De inmediato, como es lógico suponer, me remití a Engelbert Humperdinck.

—¿Engelbert, como el cantante inglés…?

—Sí, de hecho se llama así porque él es el dueño…

—No me digas… Pues yo soy uno de sus admiradores… Mira qué coincidencia…

—Pues según me dice el administrador, el gerente del lugar, él va de cuando en cuando de descanso porque es bastante discreto… Tienen una isla que está frente a la posada y ahí se hospeda Engelbert en las habitaciones que tienen allá pero que no están aún abiertas al público…

—¿Una isla…? Y ¿se puede visitar?

—Sí, claro, yo le digo al gerente…

Al llegar a la Paz, Toño me estaba esperando en el aeropuerto. Nos trasladamos al hotel que efectivamente estaba prácticamente en despoblado… Ahora, el crecimiento de la ciudad lo absorbió y ya está dentro de la misma. Después de acomodarme en la cabaña donde viviría las siguientes dos semanas, comimos con el gerente de La Posada de Engelbert y Toño le comentó mi deseo de conocer la isla… De inmediato, ordenó que estuviera una lancha a mi disposición para cruzarme todos los días a la hora que yo dijera así que aprovechando que era lunes y ensayaría por la tarde, pedí que el martes saliéramos a las ocho de la mañana para pasarme el día escribiendo y dibujando en la tan llevada y traída isla… A las nueve y media me despertaron unos toquidos en la puerta de mi cabaña notificándome que la lancha estaba lista pero querían saber qué bebidas ponían en la hielera… Rápidamente me puse el traje de baño y una camiseta sin faltar un sombrero de palma y mis lentes obscuros… Después de pedir algunos refrescos, un par de pacífico (entonces no se conseguían más que por allá) y una botella de vino blanco, abordé la lancha para cruzar a la isla…

—¿Cómo se llama la isla, tiene un nombre?

—Sí, señor, se llama El Mogote

El Mogote… y ¿no hay nadie ahí? ¿puedo utilizar alguna habitación o algún baño…?

—Sí, claro, usted disponga de todo… A veces está el de mantenimiento pero ahorita no hay nadie…

La-Paz02Al despedirse y dejar la hielera sobre la mesa de una palapa primorosa a la orilla de la isla “¿qué quiere que le traiga de comer…?” “Pues no sé, qué puedo pedir…” “lo que usted quiera, ahí le dejé una carta para que me diga… Ah, y también dígame a qué hora quiere que le traiga la comida…” Después de acordar los platillos y la hora de comer, me dispuse a disfrutar de la atmósfera de soledad que me envolvía maravillosamente… Con los días, me enteraría que El Mogote no era en realidad una isla pero que por lo despoblado era mucho más rápido llegar en lancha y por alguna razón extraña le decían la isla del mogote… Al pasar de los años, visitaría nuevamente La Paz y pediría ir a la famosa Posada de Engelbert… Ya había sido derruída y al otro lado del fiordo, se podían ver edificios de condominios construídos en “mi isla solitaria de el mogote”… La Paz, había engullido materialmente esos paisajes casi vírgenes y un sentimiento de nostalgia invadió necesariamente el alma… La Paz, no es una ciudad nueva, contrario a lo que pueda pensarse generalmente. De hecho, me correspondió participar en las fiestas del 478 aniversario de su fundación… Claro, La Paz aquella de la época de su fundación, era una muy distinta… Comencemos por el principio diría tal vez el afamado Perogrullo:

La-Paz03Con una población de poco más de 250,000 habitantes, La Paz es ciudad cabecera del municipio, su economía está fincada básicamente en el turismo nacional e internacional y lo que de ahí se deriva. Airapí, su nombre original según le nombraron los guaycuras quienes fueron los primeros habitantes de esa península por medio de la cual se identifica a nuestro México en cualquier mapamundi… Aunque para ser justos, fueron tres diferentes pueblos los primeros habitantes de la península: Los Pericúes, Guaycuras y Cochimíes. Los primeros, es decir los Pericúes, permanecieron en la parte sur desde lo que hoy es Cabo San Lucas hasta la mitad de la península… Los Guaycuras, en un principio, habitaban la parte sur del territorio en la vertiente del pacífico y con el tiempo ocuparon la mitad norte de la península hasta llegar a lo que hoy es Tijuana. Los Cochimíes se agruparon en el extremo norte de la región yendo incluso más allá de Mexicali, según cuentan algunos historiadores. Hay algunas confusiones en torno al pueblo Guaycura y su hábitat debido a que, como señala el misionero e historiador Miguel del Barco, los guaycuras estaban divididos en varios grupos: Huchitíes, Coras, Aripes, Guaycuras propiamente dicho y Monquis. Pero casi todos los autores parecen coincidir en que los Guaycuras fueron de los primeros habitantes de Baja California Sur. Esto, se fundamenta entre otras cosas, por lo consignado en escritos de muchos investigadores en lo que se refiere al primer contacto que tuvieron los Guaycuras con los españoles. Esto fue en la región conocida como Airapí justamente en donde hoy se localiza La Paz, capital del estado. Fueron varias las misiones que se establecieron en la península de Baja California, comenzando justamente por la de Airapi en 1720. Cabe señalar que los guaycura se mantuvieron en constante disputa por el territorio de lo que hoy es La Paz con los pericúes, sin embargo se unen a ellos para rebelarse en contra de los jesuitas en el año de 1734. El 3 de mayo de 1535, a escasos 16 años de la caída de México-Tenochtitlan, llegan los españoles a la región de La Paz y en honor al día en que llegaron, la bautizan como Santa Cruz… Sería hasta 1596 cuando Sebastián Vizcaíno se establece en la bahía tomándola como su cuartel general para de ahí partir a explorar toda la costa y antes de abandonar su misión por falta de provisiones, la bautiza como La Paz, debido a la tranquilidad del mar en la bahía. La información sobre los pueblos bajacalifornianos es escueta, de ahí que resulten algunas aparentes contradicciones y confusiones entre los diversos autores de la historia de aquella región. Debemos tomar en cuenta que además, todos esos pueblos mantenían una vida casi nómada, por lo que cubrieron gran parte de la península de Baja California. Autores que fueron testigos presenciales, como el jesuita Juan Jacobo Baegert, nos dejaron datos de los guaycuras sumamente valiosos como el vocabulario guaycura de su autoría. Los lingüistas o antropolinguistas, nos dicen que en el idioma guaycura no se encuentran las letras f, g l, o, x, ni s. La o, se suple con la u y la s con el sonido de un chasquido linguopalatino. Es un idioma aglutinante. Por ejemplo, la palabra tekerakadatemba que significa cielo, se compone de datemba, tierra, y tekeraka, arqueada. Es decir: tierra arqueada. Se tiene en el vocabulario de Baegert, un fragmento del Padre Nuestro que con fines de catequización, el misionero tradujo a la lengua guaycura… Kepe-dare tekerekadatemba dai ei-ri (Nuestro padre que en el cielo estás…) Según los hallazgos arqueológicos, la península de Baja California debió estar habitada por el hombre desde 10,000 años antes de Cristo. Se han encontrado instrumentos de piedra diversos datados en esas fechas. Asimismo, se han descubierto más de 400 sitios con pinturas rupestres que son verdaderamente impresionantes dado su tamaño y la inimaginable dificultad para realizarlas y planear su conservación protegiéndolas del sol y abrasivos naturales como el viento y la lluvia. Con sus más de tres metros de largo en algunas figuras, se sitúan como las más grandes pinturas rupestres del mundo. Todo eso es Baja California Sur… La Paz, puerto de ilusión, es pues mucho más que la industria turística, la diversión y el relajamiento. También es un bastión muy importante de nuestra historia, de nuestra cultura… Una ciudad puerto donde se siente la pujanza de su gente por mantener el impulso a la cultura como contribuyente importante de la armonía universal… Atardeceres que motivan a la reflexión más profunda que conmueve per se a los más fríos espectadores… Lo que me recuerda que hace muchos años, tuve la suerte de ir a cantar junto con mi amigo Erick del Castillo a La Paz… Decidimos ir a caminar a la playa donde nos tocó uno de los más bellos atardeceres que recuerdo… Nos iba acompañando el gran guitarrista Rubén Esparza, gran ejecutante no obstante ser ciego. Al conmovernos con ese momento que La Paz nos regalaba, Erick, quien le tiene gran aprecio al Maestro Esparza, exclamó: “¡Carajo, Maestro, ya ni la chinga… Tan bonito que está el atardecer y usted que no ve…!” la carcajada del Maestro y la mía no se hicieron esperar y de inmediato intenté describir con palabras a Rubén lo mágico del atardecer paceño… ¡Consérvenlo! Ah, olvidaba decirles que en aquel entonces en mi estadía en La Posada de Engelbert, me llevé una gratísima sorpresa cuando una noche se hizo presente justamente mi admirado Engelbert Humperdinck y tuve la dicha de cantar con él la inolvidable “please release me let me goooo…” Y esta vez, gracias a la invitación a participar en los festejos del 478 aniversario de la ciudad que me hicieran las autoridades municipales y de cultura de La Paz a través de mi querida amiga de tantos años Mirna Xibillé, de igual manera llenó de magia mi canto, mi alma y mi piel haciéndome estremecer y comprobar una vez más que La Paz… Sí es puerto de ilusión.

La Paz, Baja California, México… Entre las cavilaciones lógicas acerca de guaycuras, pericúes y cochimíes.

*Cantante, compositor y escritor.

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