Nacional

El taller Voz, propósito del 2012

Por domingo 1 de enero de 2012 Sin Comentarios

Por Mario Arturo Ramos*

La primera vez que recibí información sobre un taller literario, fue aquella mañana que llegó a mis manos un ejemplar de la revista Taller -1938/1941-, que reunía en sus páginas a Rafael Solana, Octavio Paz, Efraín Huerta, Neftalí Beltrán, Alberto Quintero, Miguel N. Lira, Juan Pascual Gay y otros autores, que plasmaban en poemas y otros géneros literarios una concepción distinta a la vieja teoría del iluminismo, que en mi lugar natal campeaban entre poetas y escritores.

La publicación Taller, codirigida por Paz/Solana/ Beltrán y Huerta permitía a los lectores entrar en una experiencia literaria que pretendía llevar al autor/lector en un abanico de posibilidades lingüísticas, rítmicas, expresivas, que ayudaran a encontrar diferentes estilos que nutrieran a nuevas obras. La aceptación de los integrantes de que su único punto de unión era el compromiso de aceptarse como miembros de un taller, no una cofradía de genios ermitaños locales de papel y tinta, me pareció atractiva para entender el oficio como una parte del trabajo poético que el hombre y la mujer ha ejercido desde tiempos remotos; el taller como centro de trabajo obligaba a la crítica / autocrítica de los textos de los talleristas, que de esta manera salían del mundo del fácil autoelogio tan común en círculos bohemios / capillas literarias en boga. Eran los sesenta del siglo XX, el periodista Alberto Catani, formó un grupo de compositores tratando de encontrar otra opción a los textos desgastados que inundaban la canción comercial, con la sana pretensión de mejorar los estribillos empalagosos que auguraban a sus creadores el éxito discográfico: la experiencia duró poco sin embargo, fue un movimiento diferente a lo que acontecía en esos días en la canción.

En esa década, el taller dirigido por Juan José Arreola, fue el epicentro del cual surgieron autores que ocuparon rápidamente un espacio en el selecto club de los escritores relevantes. José Agustín, Elsa Cross, Alejandro Aura, tal y tal lograron en el centro de trabajo dirigido por el escritor jalisciense pulir y mejorar su oficio; fue el taller de Arreola, un ícono que desató la fiebre tallerística más allá de la capital del país. Entonces me pareció lo más sano para el camino el de participar en uno; en Morelia, Michoacán existía un escritor y maestro de literatura en el Colegio Nicolaita, Ramón Martínez Ocaranza, después de un par de pláticas aceptó que en sus horas libres -dos veces al mes- trabajáramos con un pequeño grupo sobre poesía. Al paso del tiempo fui al de Alejandro Aura, al de la Casa de la Cultura de San Miguel Allende, Ignacio Ramírez “El nigromante”, etc., etc.

En 1971, invitado por la Universidad de Sinaloa, formé el Taller de poesía de la UAS, grupo donde participaron Alonso Vidal, Carlos Manuel Aguirre y otros escritores, a los pocos meses participé en el Taller de la UA de BC en Tijuana junto al profesor Rubén Vizcaíno; a finales de 1972, nació en la ciudad de México el Taller Voz de la canción, formaron parte Guadalupe Trigo, El Cuervo, Arturo Cipriano, Roque Manuel Cabaro y otros; fue el año del génesis, de un centro de trabajo estético que enarboló como tesis: hacer canciones populares como medio de expresión y no como producto comercial. El Taller Voz, ha tenido diferentes etapas y sedes, Sala Chopin, SACM, Querétaro, Tlaxcala, algunos domicilios y locales improvisados donde realizó sesiones con creadores como: Faustino López Osuna, Jesús Monarrez, Salvador Alcocer, Ezequiel de la Parra, David Haro, Julio Fernando Paz, Francisco Jongitud, Manuel Antonio Campos, Enrique Soria, Claudia Martínez, José Lara, Rafael Sánchez de Icaza, Víctor Blanco, Hugo Azpetia, Federico Víctor, Ignacio Orozco, etc., etc., compositores, autores que nos reunimos para trabajar sobre la canción popular y la poesía, su historia, su interrelación, su creación, desarrollo, difusión, su responsabilidad estética, su profesionalización, entendiendo el término como credibilidad del oficio y de la obra músico/literaria.

En el 2012, uno de los propósitos que se realizará, la tercera semana de su primer mes, son las primeras sesiones del Taller Voz, en Culiacán, Sinaloa, otra vez nos encontraremos en la cita con el quehacer artístico de la canción; su forma de decir, su expresión sonora/ melódica, su pasado, presente y porvenir; las reuniones serán en un local de la calle Sepúlveda enfrente de un centro comercial muy conocido del viejo malecón de la capital “culichi”. Otra vez el Taller Voz abrirá sus puertas para recibir a compositores, autores, intérpretes, ejecutantes, que tengan la canción popular auténtica, como firme propósito a realizar en el año nuevo.

*Investigador y autor.

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