Nacional

A fuego lento II Egotismo

Por domingo 19 de diciembre de 2010 Un comentario

Por J. León Rodríguez Zúñiga*

Cuando termina un sexenio y lo mismo una administración municipal, los jefes sufren un egotismo profundo, pues se aman tanto que en ocasiones son amigos, enemigos y terminan dán­dose abrazos y besos con sabor a gloria y por si fuera poco todavía se inmortalizan recordando que la ciuda­danía les otorgó el poder democráticamente para que se auto elogien.

Pero: ¿cómo es este procedimiento?

Muy sencillo, se constituyen legalmente y luego proponen que un edificio, calle, colonia, puente, etc., que esté bajo su cuidado; lleve el nombre de cada uno de ellos, esta práctica rompe con lo establecido y se convierten en personajes revolucionarios de papel e incluso se vuelven héroes ególatras. Jamás es válido que ellos mismos se adulen, sin embargo los tiempos han cambiado y practican el sistema de poder que Porfirio Díaz, explotó; Cuando dijo: “Ahora o nunca”, para llegar al poder con el “Plan de Tuxtepec, Oaxaca”.

Por lo tanto si algún ayuntamiento tamaulipeco le pone sus nombres a calles, colonias, puentes, edificios… estará relegando a quienes lucharon hace 200 años en la Indepen­dencia para quitarse el yugo virreynal-español y hace 100 años el eterno Porfiriato, que tenía muchos pobres por todos lados, siendo los que iniciaron la Independencia o la Revolu­ción mujeres y hombres, los que merecen ser recordados con nombres que los gratifiquen por su valor de entregar su vida en busca de un México, Tamaulipas y Mineral de Bustamante mejor.

Para colocar los nombres de calles, plazas y otros, uno de los requisitos es: que el personaje tenga los méritos necesa­rios, que sea una actividad planeada consultando a la ciuda­danía, se hacen propuestas… Pero no podemos negar que en estos tiempos y en anteriores, se olvidan de los personajes que realmente hicieron un papel interesante.

En el municipio de Mineral de Bustamante, cuando se iniciaron las dotaciones de ejidos, ningún ejido mereció el nombre de Alberto Carrera Torres, por lo tanto que podemos esperar en estos tiempos.

En los municipios en ocasiones hacen falta autoridades que respeten a los héroes anónimos por designación perso­nal, aunque muchos los recuerden.

El que escribe la presente columna nada más hace la ob­servación porque a quien debe recordarse en los dos aconte­cimientos de México, “Independencia y Revolución”, son pre­cisamente los que deben ser recordados, pero si la actividad de un presidente, regidor, síndico, gobernador, supera a los que iniciaron la Independencia y a los que participaron en la Revolución mexicana, lo doy por hecho.

De Mineral de Bustamante, los personajes que merecen ser recordados por su lucha revolucionaria son:

Mayor Juan Nepomuceno Ruiz (de Bustamante), coronel profesor Tiburcio Sustaita (de Bustamante) mayor Mauricio López Rivas (de Bustamante), capitán Rafael Pérez Trejo (de Bustamante), sargento primero Pedro Trejo Hernández (de Bustamante). Quienes para el mes de Julio de 1914, llevaban 13 combates de 5 horas, 2 días y 2 noches contra los genera­les huertistas: Benjamín Argumedo, Almazán García, Conde Ígneo Orozco Pérez y Castro, en la segunda parte de la Revo­lución mexicana de 1913-1914, pero eso no vale para los que practican el “egotismo”.

Los personajes anteriores son una parte de los muchos que apoyaron la Revolución mexicana desde Bustamante, Ta­maulipas, con el profesor Alberto Carrera Torres y no se diga de doña Juana Torres Villanueva que tuvo que pasar por un rosario de problemas donde expuso su vida para que llegara a feliz término la lucha armada donde murieron sus hijos y esposo… pero eso no vale para que una calle, escuela, clínica rural, lleven sus nombres, pues no hicieron nada en compara­ción con los nuevos personajes revolucionarios.

RES NON VERBA

*Cronista Municipal de Mineral de Bustamante, Tamaulipas.

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Un Comentario

  • Adán dice:

    Qué tal, felicidades por el blog. Me surge una pregunta: Mi bisabuelo materno se llamaba Mauricio López Rivas, tienen el dato de si la esposa de Mauricio era: Luz del Carmen López Rueda.

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