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DESCUBRIENDO EL PASADO DEL SENA

Por martes 31 de marzo de 2020 Sin Comentarios

PRIMAVERA ENCINAS

Existen varios edificios que muestran el medievo y el renacimiento francés edificados frente al río Sena, en París. Notre Dame, por ejemplo, es una iglesia que se construyó entre 1163 y 1345 en la Cité, una isla en medio del río comunicada con la ciudad por varios puentes. Tiene tres portadas, con veintiocho estatuas y las famosas gárgolas. Lo que más sobresalen son sus coloridos vitrales y rosetones, en los que se representan escenas bíblicas.

Me sobrecogió su fachada y el aire espiritual que se respira en su interior. No sé por qué, pero me gustó más que la Basílica de San Pedro. Será que en Notre Dame se experimenta un ambiente que te transporta. Si cerraba los ojos, me iba al siglo XIII y escuchaba el choque de la armadura de los soldados, los ruegos de los penitentes, así como apreciaba los coloridos trajes.

Muy cerca de la basílica, en la misma Cité, se sitúa el castillo medieval, así como la Santa Capilla, con sus fabulosos vitrales. Docenas de caballos y estandartes inundaban la zona. El mercado era un continuo bullicio de mercaderes provenientes de toda Francia, así como extranjeros que comerciaban con seda y especias orientales. Fue habitado por Felipe el hermoso y su familia, una dinastía que fue maldecida por el gran maestre de los templarios, por la ambición del monarca.

La decadencia comenzó cuando en el año de 1314, se descubrió que Margarita, la esposa del príncipe heredero se citaba con su amante en la Torre de Nesle. Blanca, la esposa del príncipe Carlos, también era infiel a su marido, lo cual afectó a su hermana Juana, casada con Felipe, el segundo heredero. Matilde de Artois, madre de Blanca y Juana, hizo lo posible por limpiar el nombre de sus hijas, pero sólo Juana pudo salvarse.

Las dos princesas fueron puestas en cautiverio. Años más adelante, Margarita sería estrangulada. El principe volvería a casarse, pero murió sin un heredero. La maldición del maese se prolongó en la estirpe de Felipe el Hermoso, pues la corona pasó consecutivamente a sus dos hijos menores, a los que tampoco les sobrevivió un hijo varón. Debido a una ley de sucesión donde sólo los hombres podían heredar, el derecho a la corona pasó al rey inglés, quien era el primogénito de Isabel, la Loba de Francia. Con eso iniciaron las reclamaciones de Inglaterra sobre la corona francesa, que desembocó en la Guerra de los Cien años.

Al conocer esta historia en la saga de Los Reyes Malditos de Maurice Druon, anhelaba conocer el castillo del Rey de Hierro o Felipe el Hermoso, por ello no podía quitar mis ojos de encima cuando realmente ocurrió. En este palacio que después sería conocido como la Conciergerie, la prisión del estado, estaría detenida María Antonieta en el siglo XVIII.

Siguiendo por el Sena llegas al museo del Louvre. Ahí contemplé a la Mona Lisa, la Venus de Milo, la Victoria, diversas pinturas barrocas y de la época imperial, una momia, varios sarcófagos, la escultura de Akenatón y Nefertiti, así como esculturas mesopotámicas, griegas, romanas y fenicias.

El Louvre es un impresionante palacio renacentista, en el que vivió Francisco I, Enrique II y Catalina de Médici. Fue protagonista en las guerras de religiones contra los Hugonotes o protestantes franceses, donde sobresale la matanza de San Bartolomé de 1572. No dejé de contemplar sus paredes y techos oyendo la voz de Margarita Valois tras alguno de sus amantes. La imaginé bajando por las escaleras rumbo al antiguo jardín. También pude apreciar a su abuelo, Francisco I, un monarca totalmente renacentista, amante del buen vivir. Lo evoqué bebiendo y cantando alrededor de alguna fuente, mientras sus lacayos lo seguían, no fuese a tropezar.

Cuando la corte de Luis XIV se trasladó a Versalles, el palacio de Louvre quedó prácticamente abandonado y más adelante se pensó en demolerlo, hasta que un grupo de mujeres caminó por las calles en 1789 gritando: ¡Al Louvre! Gracias a eso, abrieron de nuevo sus puertas.

Ahora es el museo más famoso del mundo con una colección impresionante de pinturas, esculturas y tesoros del mundo antiguo. Si bajas por donde te lleva el guía, puedes acceder a los pilares del castillo medieval en el que se cimienta el palacio, mientras que arriba, una pirámide moderna de cristales, nos recuerda que sigue muy vigente.

* Licenciada en Psicologia

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