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UNA HISTORIA QUE CONTAR… PINCELADAS DE VALORES NAVIDEÑOS

Por domingo 15 de diciembre de 2019 Sin Comentarios

MARÍA TRINIDAD LÓPEZ LARA

Celebrar la Navidad es casi siempre un asunto familiar, los abuelos, padres, niños y demás, toda la familia se une para compartir, incluso aquellos parientes que solo vemos de año en año en estas fechas. También cuando fallece un ser querido se altera el equilibrio del sistema familiar y la consiguiente adaptación a la pérdida supone una reorganización, a corto y a largo plazo, en la que las etapas de duelo familiar e individual se influyen recíprocamente. Otro acontecimiento especial, son los momentos donde se consigue una gran conexión con los demás miembros de la familia potenciando el sentimiento de unidad, a través de las celebraciones familiares, cumpleaños, graduaciones, navidades, reconocimientos, triunfos, y esperar el nuevo año, estas reuniones van más allá, ya que cada familia organiza las celebraciones a su manera y le atribuye sus propios valores. Los valores familiares son los valores que se pueden identificar en la familia tradicional, son los rasgos que se aprecian; como su estructura, función, roles, creencias, actitudes e ideales; entre los miembros de una familia se establecen las relaciones personales que entrañan afinidad de sentimientos, de afectos e intereses que se basan en el respeto mutuo de las personas. Es por esto que en la familia se inicia los primeros contactos con la vida social, ya que es el elemento de la humanidad que permite distinguir a la sociedad actual, por eso sigue siendo la principal fuente en donde se deben de cultivar y practicar los valores.

Las tradiciones familiares son pequeños tesoros que cada familia guarda como tal, una de las festividades más importantes en mi familia ha sido la época decembrina, las posaditas del 16-24 de diciembre, significando el recorrido que hicieron María Y José a Belén para buscar posada para que naciera el niño Jesús. Los nueve días representan los nueve meses de embarazo, empezar desde la primera semana de este mes a montar el nacimiento con la sagrada familia, como una de las costumbres más importante de esta celebración ya que es donde se representa el acontecimiento que dio inicio a la era cristiana, con la llegada del Niño Dios, colocar el árbol de Navidad y todos los adornos navideños, es una algarabía de chicos y grandes, a lo largo del tiempo que va pasando, algunas figuras familiares ya no están con nosotros, como nuestra Gran Madre, la matriarca, nuestra inolvidable Mamá Triny, quien siempre ejerció su autoridad en la familia, por ello estas fechas son también un gran reto ante los recuerdos y las emociones que se intensifican provocando sentimientos de añoranza y tristeza por esa pérdida, ello implica que el ritual marca una “nueva Navidad”, pero los valores heredados de la Navidad en familia, siempre están presentes como un vínculo de amor y alegría: la generosidad, la amistad, la unión en familia, la solidaridad y sobre todo ser positivos.

Todo transcurre en casa, como una alegoría bíblica al momento de estar colocando cada pieza del nacimiento, considerando que los nacimientos son una tradición que se niega a desaparecer y se adaptan a cada cultura y lugar donde es instalado, para identificarse con los hogares del mundo, a fin de permanecer ante la modernidad, todos nuestros hijos y nietos, sobrinos lo saben y escuchando villancicos, nos unimos en una algarabía total, alguien escoge ir haciendo las aldeas y pueblos desde Nazaret hasta Belén, lo mismo en lo más alto poner la estrella que guió a los tres Reyes Magos del Oriente al lugar del nacimiento del Niño Jesús, los pastores, los animalitos, el diablo que se incinera bajo una hoguera con sus siete pecados capitales, hasta llegar a la sagrada familia, en todo ello, se transmite la cultura y se nos impregna de una manera indeleble en el cuerpo y en el alma lo que vivimos en nuestra infancia y se transmite a la otra generación donde ya no se encuentra el pilar familiar, pero queda la identidad cultural basada en valores y tradiciones, como un legado de fe, de unidad y de amor; bienes inmateriales cuya función de quien recibe estos bienes, es mantener, conservar o transmitir estos mismos a lo largo de la historia familiar a futuras generaciones.

Ese liderazgo matriarcal, nos ha enseñado que todos los integrantes de la familia, debemos ser capaces de desarrollarnos productivamente como personas, como estudiantes, como profesionistas o trabajadores, y como miembros de una comunidad, a lo largo de nuestra vida y su mejor regalo heredado es indudablemente la honestidad y compromiso con el trabajo, pero sobre todo el amor por las raíces familiares. Cada Navidad estoy segura que nuestra Madre nos envía millones de estrellas para que iluminen nuestra casa grande, ya que los valores familiares navideños se introducen en esta historia para alcanzar nuestro espíritu auténtico, el cual se empapa de valor, humildad y la capacidad de soñar. En Navidad todos los caminos llegan a nuestra casa.

Con todo el amor para mi familia y para nuestra inolvidable Mamá Triny

FELIZ NAVIDAD

* Directora de la Universidad Autónoma de Occidente Unidad Regional Guamúchil

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