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La obra pictórica de Antonio López Sáenz

Por domingo 8 de julio de 2012 Sin Comentarios

Por Luis Antonio Martínez Peña*

Son las 11:45 de la mañana y es miércoles 27 de junio, las lluvias han sido tempraneras. De hecho se adelantaron a San Juan, que es cuando el calendario y la tradición católica oficializan la temporada de lluvias. Ese día Mazatlán hierve en su jugo,, es una olla de vapor. La humedad ambiente se encuentra al 95 por ciento y las calles de Carnaval y Heriberto Frías lucen a corazón abierto su dolorosa transformación en calles adoquinadas, pero por el momento parece la viva imagen del resultado de un bombardeo sobre la ciudad. Es mediodía y la Plaza Machado luce solitaria y tristona a no ser por algunos de sus árboles alegres que nos regalan lucidos ramilletes de flores amarillas.

Fui al centro de la ciudad porque el escritor Juan José Rodríguez nos invitó, a través del Facebook, la presentación del libro: Antonio López Sáenz, un catálogo sobre su obra, prologada magistralmente por Elmer Mendoza y financiada por BANAMEX Y el Gobierno del Estado de Sinaloa. Hablar de un libro publicado por BANAMEX es sinónimo de calidad en fotografía, presentación y materiales finísimos en el papel y en las pastas. Un libro como ese es un tesoro. Pero un libro que contiene la obra de Antonio López Sáenz es un privilegio que sólo los mazatlecos nos podemos dar.

Por eso fui al centro de la ciudad y corriendo como prófugo atravesé la plazuela Machado y me fui directo por la calle Carnaval al portal del teatro Ángela Peralta dónde Joaquín Hernández (el cronista de Teacapán) y yo tuvimos el privilegio de recibir a Antonio “Toño” López Sáenz que con bastón en mano y carpeta de discurso bajo el brazo llegó hasta nosotros donde lo recibimos con aplauso. El “Toño” se dejó abrazar, tomar fotos y video, comentó el evento en puerta, se dejó entrevistar y nos fuimos al interior del teatro. Pero antes de dar inicio se tomó fotos con todas las personas que así lo querían. Ahí se encontró a José Ángel Espinoza “Ferrusquilla” y al colegiado Elmer Mendoza. Estaban todos, y aun así se tomó su tiempo para subir al escenario, Juan José Rodríguez fue el conductor del evento, y el tiempo no existe en la conversación desparpajada de López Sáenz.

Raúl Rico, director del Instituto de Cultura de la ciudad, era el anfitrión que a nombre del alcalde Alejandro Higuera dio la bienvenida y de paso recordó los aportes de la obra de Toño en el desarrollo del teatro Ángela Peralta; su colaboración para que la opera “Elixir de Amor” de G. Donizetti se ambientara de acuerdo a los patrones estéticos del pintor; e hizo remembranza del grupo de gigantescas esculturas instaladas en el paseo costero en las fiestas de Carnaval y la Serie del Caribe del año 2005; y del monumento de bienvenida al nuevo milenio titulado “Familia Mazatleca” ubicada a un extremo del malecón mazatleco junto a la disco Valentino¨s .

Al hacer uso de la palabra el escritor Elmer Mendoza, prologuista del libro, habló de Antonio López Sáenz y los temas del artista, el tamaño y el color que se contiene en la obra del pintor mazatleco. Nos recuerda que hay cosas que no existen sino hasta ser mencionadas o expresadas a través del arte. Los ventiladores de la obra de Antonio López Sáenz existieron sólo por ser plasmados en pintura y no porque General Electric los haya venido a vender a Mazatlán con amplias expectativas de ganancia. Así, los músicos de tambora, el beisbol, los muelles de Mazatlán, la partida y el retorno de los buques al puerto, las aves marinas, las huertas de mango y el tono del mar sólo tuvieron razón de ser cuando plasmados en el lienzo se convierten en temas predilectos del pintor.

Muchas otras personas hablaron en el evento, pero se rescata la espontánea intervención de José Ángel Espinosa “ferrusquila”, una de las glorias musicales de México. Compositor prolífico de temas universalmente cantados; un mochitense que radica en Mazatlán desde antes de que naciéramos la mayoría de los mazatlecos que asistimos al evento. El ferrusquilla sacó de su morral de anécdotas un par de ellas que pintan de cuerpo entero al Toño que nosotros conocemos. Al artista que no concede entrevistas mientras trabaja y al que recomienda los platillos de comida y la cocina económica donde los venden. Por mi memoria pasa el recuerdo del Toño montado en bicicleta transitando por la calle Benito Juárez cuando salía a comprar sus alimentos y refrescos para la comida.

Antonio López Sáenz hace uso de la palabra y nos relata que es hijo de Mazatlán y vecino de la calle Libertad en aquel tiempo muy cerca de la Playa Sur, que antes, en su época, daba inicio en la Avenida Miguel Alemán, Pero un día llegaron los muelles y el mar cedió su espacio. También recuerda a la actriz doña Virginia Fábregas llegando al teatro Rubio con sus tobillos de elefante, su abrigo de los años cuarenta y con el apoyo de su nieto Manolo Fábregas.

Dice que la puerta de su casa es contigua al teatro y que por eso daba cuenta de la gente que salía y entraba a trabajar en el escenario. Antonio se reconoce hijo de los muelles, como su padre lo era, pero ante todo y desde morro, muy morrito el era hijo del Ángela Peralta, donde nunca ha cantado, ni actuado, pero que ahora estaba ahí presentando un libro, catalogo de su obra.

Al continuar con su relato nos menciona que en aquel entonces (1950) Mazatlán y Sinaloa entera no contaban con escuelas de arte, ni con profesores que impulsaran las inquietudes de un adolescente que gustaba del dibujo y la pintura. Por eso su padre decidió enviarlo a la ciudad de México para que él fuera lo que quería ser. México estaba lejos de Mazatlán, más lejos que hoy. Pero se fue, trabajo y logró ser reconocido en aquel lugar lejano a sus playas, viento, palmeras, tambora y beisbol. Pero, al paso del tiempo el pintor regresó y con su arte y técnicas, pictóricas y escultóricas recuperó el pasado, el tiempo perdido y plasmó en el lienzo todo aquello que consideró pertinente convertir en tema y como dijo Elmer González, el mar tuvo origen en el pincel de López Sáenz y los ventiladores domésticos movilizarán sus aspas para aliviarnos del calor canicular y del sofocón ciclónico de septiembre.

*Facultad de Ciencias Sociales, Mazatlán/UAS

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