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Homenaje a un sinaloense: Gastón Rochín

Por domingo 21 de agosto de 2011 Sin Comentarios

Por Pablo Gastélum*

Hay una expresión muy cáustica que reza: “Como quieres que te adore Cristo, si te conocí guayabo”.

Pero en el caso que nos ocupa del homenajeado del año, ya no queda nada de guayabo, sólo permanece la fuerza crística, pura, de un gran diletante, por él que si estamos, si no para adorarlo, sí para quererlo por lo bien que ha sabido llevar su vida, plena de efectivos logros en el terreno de la literatura como lo son el cuento y la poesía; en el canto y pintura; teatro y baile y otras expresiones artísticas en las que ha navegado como lo mejor que le puede suceder a un amigo en su evolución con el paso del tiempo.

Por otra parte quiero comentar cómo el conquistado, se volvió conquistador: resulta que la familia Robles de Puerto Peñasco lo adoptó, consecuencia de su matrimonio con una de las más bellas flores del puerto; al grado de procrear esta hermosísima familia aquí presente; afortunada conjunción de la familia Robles con la familia Rochín, de lo cual, la sociedad local ha sido testigo de su desarrollo; así también de las impresiones y gusto por la vida del homenajeado, quien con el paso de los años ha sabido responder a la nobleza de sus habitantes, legando como artista y persona lo mejor de él, logrando lo que hoy vivimos: el que sea reconocido como personaje del año, lo que lo convierte en el conquistador moderno de estos lares.

Me quiero referir un poco, a algo que no es difícil de advertir: el que Gastón Rochín sea más que artista y diletante, una persona hacedora de amigos, como pocos lo saben hacer, atrayente de masas y voluntades, un tipo encantador, de quien uno quiere estar cerca, comparable en esta capacidad con aspectos de personalidad, como las que tuvo el gran artista mexicano de origen sinaloense: Pedro Infante, cuyos seguidores eran tanto hombres como mujeres, a quienes cautivó con su sencillez y don de gentes.

Quiero alegorizar un poco con un ejemplo de cómo surge en su entorno esa fascinación de hacer sentir bien a sus amigos: llega él que esto escribe de improviso, inmediatamente me recibe con el gusto de encontrarnos después de dos años; se inicia la plática, previo los consabidos abrazos y parabienes, como si no hubiera pasado el tiempo, con la confianza, chanzas y expresiones que hacen de una entrevista, todo un agasajo, pues pasados unos minutos estábamos degustando unas exquisitas viandas y cantando con un trovador que llegó como por arte de magia y sin advertirlo habían pasado volando cuatro horas y que dado los compromisos para ese día que estaba iniciando, tuvimos por necesidad que suspender esa bucólica plática, salpicada de bromas y canciones que en mucho evocaron momentos ya vividos, en fin nostalgias de amigos.

Para terminar les comento que he escuchado se refieren a mi amigo como don Gastón, don que como apócope de domine, vale, pero también para reconocer a las personas mayores, o bien a los nobles españoles, pero nunca tan bien empleado cuando sabemos que sus iniciales se refieren a la expresión de origen noble, que en el caso del interfecto, nadie mejor para su aplicación en toda la extensión de la palabra, pues como dijo el Gral. Morelos, no hay mas nobleza y grandeza que la del espíritu y la del corazón.

Dejo paso al programa para no abusar de su paciencia, pues podría pasar horas comentando vida y obra del gran amigo Gastón.

*Notario Público.

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