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RAFAEL BUELNA Y SUS AMORES 1908

Por miércoles 15 de agosto de 2018 Sin Comentarios

GILBERTO J. LÓPEZ ALANÍS

Por la revista Presagio que dirigió nuestro querido amigo José María Figueroa Díaz, algo supimos de la jovencita sanignacense Carmen Catalán, novia de Rafael Buelna Tenorio, cuando estudiaban en el Colegio Rosales de la ciudad de Culiacán.
Este noviazgo debió ser emocionante entre dos estudiantes de origen campirano a la sombra de los arboles de la plaza Rosales, disfrutando la vista del hermoso kiosko instalado por el ingeniero y arquitecto Luis F. Molina, con el paisaje rivereño del río Tamazula; por las tardes, sentados en las bancas movibles escuchando la banda de música que dirigía don Timoteo Limón padre del niño José Limón Traslaviña que había nacido en 1908, admirando la cauda de jovencitas caminando alrededor, ante la mirada divertida de sus compañeros de clases.
Pero también romance tormentoso y difícil para ambos, sobre todo por vivir solos en Culiacán, encargados con tutores muy celosos de sus responsabilidades que los tenían muy vigilados, y la circunstancia de vivir lejos del ámbito familiar; de Mocorito a San Ignacio, pasando por Culiacán. Pero algo más se interponía en el romance: la pertinaz vigilancia del rector del Colegio Dr. Ruperto L. Paliza el cual incluso llegó a amenazar a Carmen con expulsarla si seguía de novia con Rafael.

Ella asustada le regresó asustada las cartas de amor y algunas fotografías sin ninguna explicación lo que provocó honda tristeza al joven de Mocorito. “El tomó el paquete se enredó en una hamaca y empezó a llorar”, así relató Carmen muchos años después esta circunstancia su hija Mélida (Presagio N°64, 1995). El caso es que a mis manos llegó una carta mecano escrita por medio del Lic. Eduardo Niebla que contiene noticias de ese noviazgo fechada el 31 de julio de 1908.
La primera pregunta que me hizo Eduardo fue si era auténtica. Procedí a revisarla y encontré que tiene membretada la leyenda Empresa de Agua de Sinaloa, S. A. Contratistas y Fabricantes de Hielo, Luz y Fuerza Motriz Eléctricas; con el añadido de un directorio que encabeza Antonio Tarriba como Presidente; J. C. Avendaño como Vicepresidente; Ing. Enrique Peña como Director Gerente; Jesús Avendaño de Secretario y el Dr. Ramón Ponce de León como Comisario.

Examinado el formato del documento, los nombres impresos, todos muy conocidos en el medio empresarial, educativo y cultural de Culiacán en ese año, la tipografía de la máquina de escribir y la característica de no tener faltas de ortografía, más que algunas de dedo, aparte de mostrar las huellas de dobleces en el papel, concluyo que es una copia fotostática de un documento auténtico. Esto de por si es significativo, pero lo más interesante para los propósitos de esta colaboración para La Voz del Norte, es el contenido; ahí Rafael Buelna, el cual se firma como R. Buelna, dirige la misiva a Jesús Salcido (h), con domicilio en San Juan Distrito de San Ignacio, Sinaloa.

“Querido amigo. Siempre me voy para Mocorito”; algunas dudas tuvo el futuro revolucionario para empezar con esta frase, porque en el centro de todo el texto está Carmen, que ya sabemos que se apellidó Catalán. Se deriva que se habían despedido al finiquitar un ciclo escolar, de ese año, pero quedaron de acuerdo de seguir el coloquio amoroso por medio de las misivas que ambos se enviarían. Ella propuso a su primo como contacto, sabemos que se trataba del jovencito Nicolás Tomas Bernal Manjarrez que años más tarde se convirtió en el correo secreto de Ricardo Flores Magón. Rafael no confiaba en ese primo de Carmen y le expresó a Jesús Salcido que: “como debes comprender no puedo tener tanta confianza de ese joven como te la tengo a ti, y por tanto cuando le escriba casi siempre te las dirigiré a ti”.
Rafael celoso como todo enamorado le encargo a Salcido de San Juan, que estuviera pendiente de ella: “No tengo lugar a dudar que me cumplirás lo ofrecido y que estarás pendiente de ella sin que lo sepa, y que en tus cartas me dirás como se porta, aunque no dudo que se porte bien”. Había un mitotero en San Juan denominado El Cabezón, que le tenía envidia a Rafael por ello le advirtió a Salcido: “…fíjate bien en lo que diga el cabezón y me informas, tal vez procure la forma de amolarme como ya sabes que clase de ave-chucho es”.

Es digno destacar que Rafael y Carmen, quisieran ocultar el noviazgo ante sus familiares y en ese tono es muy claro el texto: “Procura siempre desmentir todo lo que digan de Carmen y yo a fin de que sus padres ignoren todo y no vayan a saber nada de ello. Rafael incitó a su amigo para convencer a los padres de Carmen, para que esta viniera a Culiacán en los últimos días de septiembre de 1908 a presentar un examen de Geografía para coincidir ambos en el Colegio en los primeros días de octubre.
Rafael urdió esta estratagema de adelantar la presencia de Carmen en el Colegio contando con la complicidad de su amigo y la misma novia, para lo cual propuso que se pusieran de acuerdo en que decirle al padre, con tal de que la trajera a Culiacán, así se explica el siguiente texto: “ Estate pendiente en la llegada de Carmen para que te diga lo que le has de contar a su papá pues no sería dudoso que aquí (Culiacán) le contaran algún chisme; pero con las mentiras que Carmen le cuente, si tu las sostienes, que creo que no dejaras de hacerlo, les creerá mejor a Uds., y esto en caso de que algo le cuenten aquí que no muy lo creo. Pero como quiera que sea estate pendiente para que se pongan de acuerdo antes de que su papá te vaya a preguntar algo a ti”.
Esta carta de amores juveniles de Rafael Buelna, un año antes de que lo expulsaran para siempre del colegio rosalino, por organizar la protesta estudiantil contra el candidato oficial a gobernador Diego Redo de la Vega después del deceso del gobernador de Sinaloa Francisco Cañedo, refleja la candidez de un muchacho enamorado que a los pocos meses se vería envuelto en una vorágine que lo sacudió cambiando toda su perspectiva personal y social. ¿Envió esta carta R. Buelna a su amigo Jesús Salcido? Me atrevo a formular esta pregunta ya que al final aparece el nombre R. Buelna pero sin firma. Como sea, el documento fotocopiado tiene todos los visos de ser original y nos dio la oportunidad de bordar en algo que pudo ser, o que fue.

* Director del Archivo Histórico del Estado de Sinaloa

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