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AGUSTÍN LARA… Y LA MÚSICA SERIAL

Por domingo 29 de septiembre de 2013 Sin Comentarios

Por Alberto Ángel “El Cuervo”*

Agustin-Lara1—Mira, mi Cuervo, quiero que escuches el disco más loco que se haya hecho de la música de Agustín Lara…

—A ver, mi Nacho, supongo que es el que me habías comentado desde que estabas trabajando en los arreglos ¿no?

—Efectivamente, Lara Disonante… Tendría que decir que esto cae necesariamente en la música serial… Quiero darte el disco para que lo escuches cuando estés pintando porque tengo mucha curiosidad por ver qué te inspira, qué sale… Escucha la primera, a ver qué te parece…

—Lara disonante… Se antoja algo muy innovador, un poco esquizoide incluso…

—Bueno, en términos psicológicos y pictóricos, tú me deberás explicar todo lo referente a ello… Lo que puedo decirte es que es una verdadera locura. Por eso quiero que lo escuches y te pongas a pintar… Se te van a ocurrir las cosas más descabelladas porque el trabajo en sí es algo descabellado…

—Me parece perfecto, mi Nacho… Me recuerdas una anécdota con el Maestro Indalecio Ramírez, el taciturno indio de Igualapa, como él mismo se nombra… Tiene unas canciones que son realmente fascinantes en donde maneja un lenguaje metafórico extraño… disonante, me atrevería a decir…

—Indalecio Ramírez… ¿Es el autor de un bolero que se llama “Limosna” que grabó Javier Solís…?

—Una Limosna…

—¿Cómo…?

—Una Limosna, así se llama la canción… O qué ¿pensaste que te estaba pidiendo caridad? Jajajajaja El caso es que una ocasión, platicando con Indalecio, después de que escuchara varias canciones que habíamos escrito Mario Arturo y yo, me dijo: “Uste’ me agrada, amigo… Porque a mí me agrada todo lo inconcebible…” Nunca supe si eso era un halago o una crítica a mis canciones, pero preferí conservarlo como uno de los más interesantes elogios a mi creatividad jajajaja… Y es que Indalecio en sus metáforas es así, inconcebible, disonante… Imagínate por ejemplo este verso: “Le pregunté a una hora que llegó tarde/ si en la ciudad del tiempo no vio a mi amor/ le conté que la espero y a mí no llega/ y con dolor profundo me dijo: no la vi/ soy ciega…”

—¡Ah, cabrón… Pues sí, tienes razón, es disonante jajajaja… Es de horror como el concepto que manejé en estos arreglos para el disco de Lara disonante que no obstante ser una música polifónica, mantiene la esencia de su música… Escúchalo…

Y desde el primer acorde, la sensación es verdaderamente pavorosa; pero no hablo en el sentido peyorativo sino en cuanto a la emoción que provoca, que motiva la manera tan docta de utilizar las disonancias, el lenguaje polifónico en forma tan impactante para armonizar, o tal vez sería mejor decir desarmonizar la música de Agustín Lara… Y es que la disonancia, va mucho más allá del lenguaje musical. Tiene que ver con absolutamente todas las emociones, las sensaciones de la existencia. Por esa razón, el término que en un principio se acuña para referirse a una cuestión musical, ha sido utilizado en muchas ciencias y artes como parte del argot para ello. Así, en Psicología, por ejemplo, muchos autores como el estadounidense Leon Festinger en “A Theory of Cognitive dissonance”, nos dice que disonancia congnitiva hace referencia a la tensión o desarmonía interna del sistema de ideas, creencias y emociones o cogniciones que percibe una persona al mantener al mismo tiempo dos pensamientos en conflicto o por un comportamiento que entra en conflicto con sus creencias. El análisis musical, es algo verdaderamente apasionante porque la relación entre los sonidos que conforman la música, es tremendamente emotiva en tanto que la música por antonomasia es emoción sublimada. Por ello, la facilidad de traspolación de las sensaciones y emociones percibidas y/o motivadas por o en la música hacia conductas o términos conductuales en los humanos e incluso en los animales. Así, cuando se habla en la vida cotidiana de algo disonante, algo que no nos permite estar en armonía, nos referimos a esa situación que perturba, que nos mantiene en conflicto. Pero la música disonante no es un invento de la época en que corrientes surgen y se van y algunas manifestaciones artísticas o que intentan serlo, parecería que solamente intentan burlarse del espectador, no. De hecho, en el siglo XIV, allá por los años 1300, fue prohibida una disonancia que en la música disonante, atonal, polifónica, dodecafónica o serial, como se le ha llamado a este tipo de música, es comúnmente utilizada. Se trata del intervalo de cuarta aumentada que fuera conocido como el intervalo del diablo debido a que al escucharlo se produce una sensación muy particular que puede ir del desagrado hasta los más extraños sentires. Fue la Iglesia, siempre censuradora, la institución que puso la prohibición a utilizar este intervalo porque definitivamente “el diablo estaba presente en la cuarta aumentada”.

Agustin-Lara2Este intervalo al igual que muchos otros que utiliza la música serial, no se utiliza en la armonía común, por así llamarle. En una triada, por ejemplo, que también se conoce como acorde perfecto, se tiene un intervalo de tercera y uno de quinta. Pero nunca se va a utilizar un intervalo de cuarta aumentada a no ser que se trate de esta música serial que utiliza intervalos de segundas mayores y menores, de cuartas aumentadas, de séptimas mayores y menores y de novenas de igual forma. Otra característica de la música serial es la simultaneidad de sonidos diferentes, de líneas melódicas diferentes que utilizan el contrapunto. También se le llama música polifónica aunque desde el punto de vista etimológico no corresponda exactamente la definición. Este tipo de música, por la misma razón, sería contraria a la música homofónica que se desarrolla en bloques acórdicos simultáneos pero sin melodía. Ejemplos de una y otra dentro de la música clásica serían Mozart en su “Pequeña Serenata Nocturna” dentro de la música homofónica y Bach como ejemplo de la música polifónica en el concepto barroco de sus composiciones. Aunque, desde luego, es menester decir que Mozart, en su genialidad incomparable, abordó tanto la música polifónica como homofónica. Pero si hemos de hablar con plena justicia, habría que referirse a la música serial a partir de Arnold Schönberg. Gracias a la técnica de composición de este genial músico austriaco se acuñó el término de música serial. Desde luego, como todo en la vida, tiene sus detractores y seguidores. Pero no puede negarse que realizó una gran aportación a la llamada música clásica o música culta, a la música en general, diría yo. Podemos observar el carácter de la música serial o polifónica en el “Cuarteto para cuerdas Número 1 en Re menor opus 7” de Shönberg.

Otros de los grandes expositores de la música serial son Igor Stravinsky, autor de la Sinfonía “El Pájaro de Fuego” quien llega a la total exposición de su música serial bajo el concepto de la disonancia polifónica en su obra “La Consagración de La Primavera” (1913) cuyo estreno, fuera calificado como “el más grande escándalo en la historia de la música” mismo en el que hubo incluso puñetazos entre el público por las preferencias encontradas… Cabe recordar aquí que Stravinsky siempre dijo que su intención en los estrenos era siempre “mandar todo al demonio. Alan Berg, con su ópera “Lulú Suite” (1934), es otro de los grandes expositores de la música serial. Austriaco, alumno se Shönberg, perteneció a la segunda escuela de Viena y fue considerado como uno de los grandes compositores de la música atonal, la música dodecafónica disonante y serial. Anton Webern, también austriaco, fue otro de los más destacados estudiandes de Shönberg y expositor de la música dodecafónica y del serialismo. Tan destacado fue Webern, que el propio Igor Stravinsky opinaba: “Condenado al fracaso total en un mundo sordo de ignorancia e indiferencia, inexorablemente continuó puliendo sus diamantes, sus impresionantes diamantes, de cuyas minas tenía un perfecto conocimiento.” Y ahora, tenemos la oportunidad maravillosa de escuchar un disco con las composiciones de un autor mexicano, Agustin Lara, con arreglos seriales del Maestro Ignacio Gutiérrez y ejecutados al piano por el Maestro Abraham Barrera quien funge también como productor y quien tuvo la idea original de esta grabación. Mi querida amiga Yiyí Gazca, viuda de Lara, opinó al respecto:“La forma en que Abraham interpreta a Lara, asombraría a Agustín tanto como me asombra a mí… Es excepcional” Tal como quedamos, me dispongo a escuchar pues a Lara disonante, polifónico, serial en los maravillosos arreglos de mi querido Maestro Ignacio Gutiérrez y la gran ejecución de Abraham Barrera… Para ello, intento ordenar un poco mi estudio de pintura. Debo prepararme para esa experiencia de pintar bajo los efectos alucinógenos de la música serial polifónica y seguiré entonces el consejo de Selene, mi Diosa Luna siempre amada quien con su luz llena noche a noche mi estudio para posarse sobre mi caballete… Así que para recibir sus rayos revitalizantes, comienzo a reordenar… Te invito, lector o lectora que me haces favor de seguir mi palabra escrita, a que disfrutes de este disco que te aseguro te hará volar en las alas de esa incomparable manifestación de la música contemporánea polifónica, dodecafónica, serial, en el que escucharás a nuestro Agustín Lara como nunca antes le habías escuchado… Despréndete de prejuicios, de tabúes, de ataduras en los conceptos estrictos de la música y sumérgete en este viaje por la obra de Agustín Lara, Abraham Barrera, Ignacio Gutiérrez… Y la música serial. Ah, ya estaré publicando una fotografía de la obra que gracias a este influjo brote sobre el lienzo.

México-Tenochtitlan. Recordando la frase de mi admirado Indalecio: “Usted me agrada, amigo… Porque a mí me agrada todo lo inconcebible”.

*Cantante, compositor y escritor.

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