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¿Siete musas… o nueve?

Por domingo 30 de octubre de 2011 Sin Comentarios

Por Alberto Ángel El Cuervo*

En la infaltable ensoñación que recapitula lo experimentado, espero una vez más la salida de mi vuelo… Muchas experiencias nuevas en Mocorito… Intensas, bellas, sui generis… La presentación con el acompañamiento de una banda de manera formal por primera vez en mi carrera, ya es per se, toda una experiencia… Los Rubio de Mocorito, nerviosos por el compromiso… El maestro Lorenzo Lara, partitura en mano, desplazándose de un lado a otro del escenario previendo, señalando, intentando corregir sobre la marcha… Las canciones que motivan, capturan emocionalmente… Sobre todo, las canciones de autores sinaloenses… “Echame a mi la culpa, de lo que pasaaaaa…” “Diooooos no lo quieraaaa, pero presiento que has dejado de querermeeee…” “Los ojos que tu tieeeeenes, son luz de mis amoooores…” Y sigue la emoción, cuando la señora chihe sonríe al dedicarle la canción que en el disco fue seleccionada para ella “No quiero verte lloraaaar…” Y así hasta llegar a la canción sorpresa… “Cuando por primera veeeeez… Niña hechiceraaaa…” Y el maestro Lara, obliga a Aleyda a subir y ante el beneplácito del auditorio, llega la frase: “Por qué lloras…” Recordando todo ello, y lamentando no haber encontrado los pequeños morteros de madera para los chiltepines, una voz me hace salir del ensimismamiento:

–Es usted o me estoy confundiendo… Si me confundo, discúlpeme, pero es que se parece muchísimo al artista…
–Pues, creo que sí soy, aunque todavía no me dice a quién me parezco…
–Sí, perdón, es que se parece mucho al Cuervo… No sé si me equivoque…
–No, no se equivoca, Alberto Ángel “El Cuervo”, para servirle…

Y pensando en por qué debía de perdonarlo por pensar que soy yo mismo como si fuera una ofensa parecerse a mí, me dispongo a escuchar a mi interlocutor ocasional en la sala de espera del aeropuerto de Culiacán… Después de decirme que su padre me admira mucho, mi buen amigo me interpela diciéndome que leyó mi artículo donde digo que las siete musas llegaron al estudio de grabación… “Es que tengo entendido que son nueve, don Alberto… No sé si esté en un error…” Aprovechando que tenemos tiempo, nos servimos un expresso, indispensable aderezo para una charla informal… En realidad, comienzo, hay distinto número y concepto en torno a las musas, dependiendo de la época o de la región de Grecia en que nos situemos. La mitología griega, nos dice que las musas, eran las diosas inspiradoras de la música. De hecho, la palábra música significa en una de sus acepciones primarias, el arte de las musas. Posteriormente, ya no solamente eran consideradas dentro de la música, sino que aumentaron su influencia inspiradora a la poesía, llegando más tarde a todas las artes y las ciencias. Pero la idea de las musas, se desprende dentro de la misma mitología griega, de otros personajes que han inspirado muchos cuadros de pintores de muy diversas épocas: Las Ninfas. Yo mismo, tengo un cuadro que se llama Bosque de Ninfas y que expuesto en Basel, Suiza, fue adquirido por la coleccionista de arte Barbara Dusellier… Las ninfas, hijas de Zeus, se consideraban deidades femeninas menores que aman la danza y el canto y son de vital importancia en la naturaleza. Las ninfas se representan generalmente desnudas y en un ambiente de naturaleza… Pues de ahí , surge entonces la idea de las musas, mismas que eran hijas de Zeus, Dios del Olimpo y Mnemósine, Diosa de la memoria. Otros autores dicen que eran hijas de Urano y Gea. Y otros más, dicen que las musas más antiguas eran estas últimas y luego fueron las hijas de Zeus. Originalmente, según un historiador de nombre Pausanias, eran consideradas solamente tres musas: Meletea, la meditación; Mnemea, la memoria y Aedea, el canto. En la antigua ciudad griega llamada Sicion y en Delfos… Se decía que eran tres y llevaban los nombres de las cuerdas de la lira, el instrumento que se utilizaba para acompañar los cantos y poesía: Nete, Mese e Hipate. Otros autores hablan de que eran cuatro musas hijas de Zeus… Asimismo, una de las versiones más reconocidas en toda Grecia, era la que nos habla de que las musas eran hijas de Piero, un antiguo rey que como muchos personajes en la historia y mitología griega, se tenía por parte humano y parte de ascendencia divina. Los nombres de las siete musas: Neilo, Tritone, Asopo, Heptapora, Achelois, Tipoplo y Rhodia. Se habla también de que en Atenas y las regiones cercanas, se reconocía a ocho musas. Pero al final, se generaliza en toda Grecia, la idea de las nueve musas. Es el célebre Homero, poeta afamadísimo a quien se le atribuye la autoría de las dos máximas obras literarias en el género de la poesía épica: La Iliada y La Odisea, el que menciona por primera vez que son nueve musas y lo menciona precisamente en La Odisea. Los nombres de las nueve musas, según la consideración de Homero, son: Caliope, musa de la poesía y la canción épica; Clio, musa de la historia; Erato, musa de la poesía y cantos de amor; Euterpe, musa de la música y particularmente de la flauta; Melpómene, musa de la tragedia; Polimnia, musa del canto y los himnos en general; Talía, musa de la comedia; Terpsícore, musa de la danza y la poesía coral y por último Urania, musa de la astronomía y la poesía didáctica. No obstante la creencia generalizada de las nueve musas, se sabe que hay una mayor correlación entre las artes tradicionales griegas y las siete musas… Pero de cualquier manera, es así como se desarrolla ese mágico concepto de la inspiración que siendo tres, cuatro, siete o nueve, viene de ese ser mágico cuasi mítico que es la mujer…

–¡Caray, Sr. Cuervo, le agradezco mucho la charla y la información!

Y con más confusión que entendimiento reflejado en su rostro, mi compañero de viaje, se despide gentilmente sin reprocharme nada en cuanto al nudo de ideas que dejé en él con mi supuesta aclaración de si son siete musas… O nueve.

*Cantante, compositor y escritor.

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