El nombre del municipio de San Ignacio significa, de acuerdo con don Héctor R. Olea, “lugar que tiene por patrón a San Ignacio de Loyola”. El territorio que actualmente ocupa el municipio fue conocido en los inicios de la conquista como Piaztla o Piaxtla, palabra que significa “lugar de calabazas” o “lugar de bules”.
Durante los primeros años de la colonización, San Ignacio de Piaxtla formó parte de la llamada Provincia de Chametla, misma que formaba parte de la Nueva Galicia. Fue en estas fechas cuando empezó a cobrar auge la minería regional en la sierra de El Candelero y en el pueblo de San Ignacio.
Al formarse el Estado de Occidente, San Ignacio quedó dentro de la Provincia de Rosario, y al decretarse la separación definitiva de Sonora y Sinaloa, la primera constitución estableció la división del estado en once distritos. El distrito de San Ignacio estaba formado por cuatro municipalidades: la cabecera central, San Juan, San Javier y Coyotitán. Fue en el año de 1915 que se le dio la categoría de municipio.
San Ignacio dispone de un gran potencial de atractivos para el turismo. Su cabecera municipal cuenta con edificios de arquitectura colonial, entre ellos los más destacados son el Templo de San Ignacio de Loyola de principios del siglo XIX, la Presidencia Municipal, la Plaza Central, así como numerosas casas habitación que aún conservan este tipo de arquitectura en sus fachadas.
Cabecera misional en el pasado, el pueblo de San Ignacio anuncia desde lejos su presencia con el monumental Cristo de la Mesa, escultura de 20 metros de altura que se ha convertido en uno de los principales atractivos de la región, y que año con año recibe numerosos visitantes. Desde su mirador se pueden apreciar los rojos tejados de las casas, así como la plaza y pintorescas calles y callejones adoquinados. Y si de historia se trata, en el Museo de la Cultura Popular se pueden admirar piezas arqueológicas, objetos antiguos, fotografías y trabajos artesanales.
La labor de los jesuitas dejó su huella en Cabazán, localidad ubicada a 20 kilómetros de San Ignacio que cuenta con un pequeño templo dedicado a la Virgen de la Trinidad. Mucha gente de la región visita Cabazán tan sólo para visitar el Mesón de las Misiones y disfrutar de los guisos, quesos y salsas caseras acompañadas con tortillas negras hechas a mano.
A 5 kilómetros al norte de Cabazán encontramos el pueblo de San Javier, donde cada año, el tercer fin de semana de octubre se celebra la tradicional Fiesta de la Taspana, con música de tambora, comida tradicional sinaloense, así como el famoso burro-bar, un burrito cargado con tequila y refresco que se pasea entre los asistentes.
Al sureste del municipio se encuentra La Labor, donde se localiza el Museo Popular de La Labor en lo que fuera la capilla de la majestuosa Hacienda de San Francisco de Borja. Aquí se pueden admirar objetos antiguos como ollas, arados, básculas, teléfonos y, su pieza más importante, un estandarte original de la Virgen de Guadalupe, el cual se presume fue enarbolado por las tropas de Miguel Hidalgo, comandadas por el coronel José María González de Hermosillo, en las batallas de El Rosario y San Ignacio.
El municipio cuenta con 39 kilómetros de playas como las Barras de Piaxtla, El Patole y La Ventana. En su litoral podemos encontrar rincones asombrosos como Las Labradas, sitio arqueológico que a lo largo de 3 kilómetros de playa reúne más de 400 piedras volcánicas de color negro con misteriosos grabados de figuras humanas, plantas, animales terrestres y marinos.
Las fiestas de Semana Santa de San Ignacio son famosas en todo el estado por el realismo de su vía crucis y la nocturna Marcha del Silencio, que convocan a miles de visitantes con eventos culturales y deportivos, música y juegos pirotécnicos.
¡Visita San Ignacio, un lugar para vivirlo!
Fuente: Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado de Sinaloa y el H. Ayuntamiento de San Ignacio.
*Maestra en Administración y Política Pública. ITESM.