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Malestar en la cultura

Por martes 28 de febrero de 2017 Sin Comentarios

malestar en la cultura

Por: Verónica Hernández Jacobo

Finalmente se vuelve sinónimo del campo mismo de la cultura, del saber; es el lugar de las estructuras del parentesco, de la metáfora paterna, del orden del discurso, de la norma social. Puede confundirse tanto con el dios de los filósofos, con el dios de Abraham, y al mismo tiempo incluye su ausencia de garantía. Jacques-Alain Miller. La experiencia de lo Real en la cura Psicoanalítica.

El Malestar en la cultura es un golpe que ha lanzado Sigmund Freud del cual aún el sujeto no se repone, sus ejes fundamentales, amor, odio, agresividad, religión, pulsión de muerte y la felicidad siempre fallida son algunos conceptos que se despliegan en un texto que ve su luz en los años 30s, y sigue fresquito aún, los intelectuales dirían tema de actualidad.

Eros y Tánatos culpabilidad y vacío cimbran al ser del sujeto, cultura en todas sus formas, con un Freud siempre presente, pero sobre todo tiene algo para decirnos, y sobra decir el gran tropiezo de lo humano, su narcisismo.

Freud, sujeto provocador que se reía de la religión, aunque los religiosos se defendieran con su sentido oceánico, es decir una creencia sin fronteras, ni barreras, hasta el más allá, Freud dirá es el contentamiento psíquico, necesario para algunos sujetos, quien no tenga ciencia pues que tenga religión. Eso se observa en lo cotidiano utilizan las redes sociales para hacer alarde de la fe, que ni el Papa se los cree, sus cadenas de oración son suplencias necesarias de la angustia frente a nuestra propia muerte.

Esas angustias derivan en rezos y otros refritos, intentando escapar a la mundanidad y Freud responde que de este mundo no podemos caernos, es decir polvo somos y somos nada, si acaso por un tiempo carne y un funesto destino.

El descubrimiento que nunca ha gustado de Sigmund Freud es la pulsión de muerte, esta aparece en el sujeto de manera muda haciéndose escuchar de múltiples maneras, la vida desgraciada sería una de tantas o bien sujetos tomados por su Superyó Tánatico, llevando al sujeto a su naturaleza muerta, Freud dirá “devuelto a su estado inorgánico, a su madre tierra, volviendo a su seno materno”, así como Shakespeare menciona que le debemos una muerte a la naturaleza, eso es nuestro funesto destino.

La exagerada fe de los universitarios de todo el mundo que inundan las redes, tiene que ver con algo básico, ya no quieren preguntarse ni cuestionarse sobre sus determinaciones psíquicas, prefieren el cobijo con el buen Dios y este proveerá, es una posición acrílica y mansa, un infantilismo generalizado “Aba padre, hágase su voluntad”.malestar en la cultura 2

El sujeto del malestar contemporáneo se encuentra capturado en un exacerbado narcisismo, jugando a ser un pequeño Dios, ninguneando al Otro, al semejante, pero eso si colgado de las cadenas de oración, estas le sirven para exorcizar esa parte maldita que Freud también descubre, y que es una tendencia malévola a dañar al semejante, frente a esa subjetividad malévola no les queda a los sujetos más que hacer cadenas de oración para amortiguar la culpa que no se ve, pero que el sujeto padece invocando al buen Dios.

El narcisismo de las pequeñas diferencias genera en las comunidades hipermodernas un culto a la individualidad, intentando frente a la muerte protegerse con su cuerpo, ejercicios, vigorexias, mundo natural, veganismos, etc., con tal de salvar al cuerpo de lo decrépito, pero esto es otra ilusión más del discurso capitalista y religioso humanista, se supone que la cultura y la ciencia nos alejó del atraso religioso, eso fue una propuesta Freudiana, sin embargo la religiosidad aburguesada esta hoy muy presente, lejos del compromiso con los más necesitados y si más comprometidos con su angustia, los bríos de este renacimiento religioso implican que el sujeto no se ata a una exigencia doctrinaria, sino a un liberalismo religioso a modo y lejos de un doctrinario de la fe.

Es por eso que se le nombra religiosidad aburguesada, y que sirve para los fines de amortiguar la maldad latente del sujeto es decir un Dios a conveniencia, por lo tanto un Dios castrado, amputado, eso sería imperdonable para un religioso ortodoxo, pero es el Dios que la nueva moralidad moderna cabalga, sostiene, soporta, Dios a modo, ah…Dios.

* Doctora en educación

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