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El Difunto Afortunado

Por martes 31 de enero de 2017 Sin Comentarios

el difunto afortunado Por: Nicolás Avilés González

A Jesús Valenzuela siempre le llamo poderosamente la atención el “Norte” corrían por allá en el México de los cincuentas las versiones de que se ganaban fácilmente los billetes verdes, pero no le fue posible cuando estaba joven, lo rechazaron en el programa “Braceros” ya que estaba chueco de un pie y le pegaban ataques, defectos que no le impidieron hacer otro intento por lo que se desplazó hasta la frontera y de nuevo los polleros de San Luis Rio Colorado le dijeron que no ya sería imposible caminar con él por el desierto de Arizona. Así pues siempre se quedó soñando en San Ignacio con conocer los Estados Unidos.

Aquel hombre realmente se miraba maltrecho ya que desde la noche anterior lo estaban torturando- Vamos confiesa, dinos que lo mataste, también embarca a los que te acompañaron, las evidencias te señalan como el culpable.

-Yo no sé nada, cuando encontramos la camioneta estaba sola y dentro el reloj, el dinero, la cámara y algo de ropa, No lo maté, bueno no lo matamos- ¿quieres  participaron en el jale?- estábamos Arnulfo, el de Coyotitàn y yo.

Desde hacía un mes los elementos de la policía de la cabecera manejaban una Pick Up Nissan con placas del estado de Colorado. De nuevo el verdugo gritó -Vale más que nos digas quien mató al güerito, estás metido en una buena bronca-

Se trataba de arrancar una confesión sobre la desaparición de un ciudadano americano que hacía dos semanas había abandonado Nogales, Arizona internándose a territorio nacional manejando su camioneta. Ya no se supo acerca de él hasta que encontraron sus pertenencias.

El conflicto era mayúsculo ya que se trataba de un prominente profesor de la facultad de economía de la Universidad de Colorado con asiento en Denver y para mayor compromiso de las autoridades municipales, estatales y nacionales el extraviado era amigo y asesor del presidente en turno Ronald Reagan. La tortura impactaba brutalmente en el cuerpo de aquel joven empleado de la gasolinera al que le encontraron propiedades del profesor que buscaban.

Mientras este grupo cumplía con su cometido, otros judiciales se fueron en busca de los policías que manejaban la camioneta. Lo mismo, los federales les amarraron de las piernas y los bajaban a la misma noria en que unos diez días se había caído Jesús Valenzuela al pegarle un ataque y no lo pudieron sacar vivo.

El otro apacible ritmo de vida en ese pueblo colonial del sur de Sinaloa estaba en ebullición, policías federales y agentes del buró federal de investigaciones americanos (FBI) asesoraban a nuestros policías; mismos que sin ningún recato golpeaban inmisericordemente a los indiciados.

A las autoridades estatales y a las locales les interesaba enfriar las cosas, mismas que se habían salido del cauce. Estaba causando un conflicto internacional porlo relevante del sujeto que buscaban.

Ya no me peguen, les voy a decir dónde está el gringo que buscan-
-Dinos rápido ya nos tardamos con ustedes
-Lo enterramos a un lado de la capilla grande, tanto que parece iglesia en el panteón municipal-
-Vamos por él

Efectivamente al llegar había huellas de que la tierra había sido excavada algunos días antes, cosa que se les acomodó a los investigadores.

-Órale, les aventaron palas y un zapapico para que retiraran la tierra- no pararon hasta que se asomó la caja de pino donde habían depositado el cadáver-
-No es ningún gringo, es mi padre. Gritaban los hijos del rengo, cosa que les importó muy poco, después de cambiarlo a otra urna en la funeraria del pueblo y arreglarlo para que aguantara el viaje, se lo llevaron en una carroza de la funeraria local con destino al aeropuerto de Mazatlán, de ahí hasta Denver, Colorado.

Al llegar allá lo llevaron al paraninfo de la facultad de economía donde dirigía una catedra donde los alumnos y autoridades le brindaron honores que correspondían con su envergadura. A la viuda, el seguro de vida le ordenó la confirmación de que el cadáver correspondía al doctor Nicholas Schrock por lo que le practicaron los estudios de forenses de ley; ladentadura no correspondía al catedrático y tampoco existía la placa que un amigo traumatólogo le colocó en una fractura de tibia al estar jugando foot ball hacia algunos años. No era el catedrático.el difunto afortunado dos

Regresó Jesús Valenzuela a descansar en su tierra querida. Al llegar con el ataúd a Mazatlán ya esperaban su viuda y las autoridades del municipio.

Un rubio les habló en un español poco entendible. – Señores a nombre del gobierno americano les damos nuestras más sentidas disculpas por lo sucedido. Estamos conscientes de que fue una equivocación lamentable- Lo decía mientras dos americanos de color les entregaban a los deudos un féretro de negro de madera fina El hijo mayor de Valenzuela se adelantó a sus hermanos y elevó la voz

– No aceptamos, las disculpas, creo que están de más- Lo dicho por el sanignacense les caló a los americanos, de nuevo este insistió- Les ruego de la manera más atenta que acepten las disculpas De nuevo el hijo que lideraba de parte de la familia del cadáver replicó -Le digo que no tiene de que darlas, somos nosotros los que estamos muy agradecidos y por ello a nombre de mi familia les damos las gracias-
-No comprendo, sigo confundido- dijo el funcionario americano
-Las gracias son porque aunque muerto mi padre cumplió uno de sus mayores deseos; ir a pisar tierras americanas y aunque sea muerto se le hizo, creo que mi Pa descansa en paz-Contuvo la risa el güero y sólo se le ocurrió decirles
– Tomen a su padre y que Dios los bendiga- Adiós
-Adiós- contestaron al unísono los hijos de Jesús, más tarde lo enterraban en la misma tumba de donde lo sacaron para que cumpliera su sueño dorado-.

Del profesor de economía, ni sus luces pero algunos dicen que desde entonces se encuentra en el sureste disfrutando de las arenas blancas y las aguas color turquesa de la rivera maya en compañía de una de sus alumnas de economía

Los que perdieron fueron los de la tierra de Heraclio Bernal ya que el Raúl Palacios, presidente en turno renunció a su mandato, los policías torturados y el empleado de la gasolinera permanecieron algunos años en la penitenciaria del Estado. Finalmente los soltaron ya que nunca se encontró el cuerpo del delito. La viuda aún espera a su pareja que hasta la fecha sigue desaparecida.

* Medico y autor

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