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El tarot

Por viernes 15 de julio de 2016 Sin Comentarios

Por: Nicolás Avilés González

tarotEra una tarde de esas que se prolongan como si la luna no quisiera venir, caminé por un pasillo largo poco iluminado, hasta llegar a un lugar lleno de imágenes, de figurillas de porcelana y barro que representaban deidades orientales, entre otros Buda compartiendo con crucifijos y vírgenes de la India y no podía faltar la guadalupana del imaginario mexicano. El pequeño cubículo olía a incienso barato y dejaba ver una tenue nube que se interponía entre el “adivinador” y yo- Buenas tardes- Me dijo aquel hombre de cejas, barba, bigote negro azabache y ojeras profundas, frente amplia adornada por un turbante de tela blanca que apenas dejaba ver su cabellera obscura, inmediatamente contesté su saludo de la misma manera- ¿Qué es lo que lo trae por acá? – la mala suerte contesté- ¿La mala suerte? – sì, la mala suerte- asenté

-Siéntese por favor- enseguida lo hice, mientras mi mirada vagabundeaba sobre lo abigarrado del altar que daba marco al misterioso lugar. Hábleme de su mala suerte- enseguida abundé sobre los motivos que me llevaron ahí – La verdad es que todo me sale mal, no me rinde el dinero, creo que se me va como el agua entre mis manos; tengo problemas con mi mujer y con mis compañeros de trabajo, quiero que me lea las cartas- -Las cartas, cuáles la española o el tarot? ignoro, pero las que usted considere que me darán la respuesta que busco, – Bien entonces será el tarot- Adelante le dije. Enseguida me clavó miraba incisiva, tanto que me empezó a inquietar.

Continuaba observándome sin decir nada, con una postura rígida y parecía que ni parpadeaba, confieso que me ofendió su proceder. Después de un rato que me pareció interminable me dijo:

-No se las voy a leer- confieso que me sorprendió su actitud, para mis adentros me pregunté ¿Cuál el motivo de tal negación? Aún no daba ninguna explicación por lo que le interrogué – ¿Cuál es el motivo de su negación?
si tengo el dinero que cobra por este servicio y estoy dispuesto a pagárselo con el fin de conocer el motivo de mi salación. Me notó inquieto, sorprendido y considero que hasta molesto por lo que inmediatamente intervino- No es porque dude de la paga, ni es por no hacer mi trabajo, es por otra cosa más importante-

Lo expresado me sumió en un mar de dudas. Interpretó mis gestos de incertidumbre y molestia en el rostro y enseguida agregó el motivo por el cual se negaba a cumplir con su cometido.

– Estoy observando su aura. Mi aura? Le expecté – Sí
su aura-
No comprendía lo que quería decir
– ¿Qué es aura? luego asentó
– El aura es la energía que proyecta su alma y se puede registrar sobre su cuerpo, cabe aclarar que únicamente los que tenemos conocimientos de lo oculto podemos verla- ¿La puede ver? ¿tiene algo particular la mía para no leerme el tarot?
-¡Su aura es negra! le rodea un resplandor opaco de pies a cabeza- me inquieté más con lo aseverado- ¿Y qué significa tener el aura negra?
– Ah, ese es motivo para no leerle las cartas, saldrían bastos, copas y espadas, o sea todo negativo, todo influido por el maligno. Le tienen mucha envidia- agregó Me quedé de una sola pieza, congelado, ante lo que escuché de aquellos labios expertos en eso de males puestos.
– ¿Hay algún remedio para mi desgracia?- desde luego que sí, comenzaremos con una limpia-
¿Con una limpia?- sí con una limpia- ¿Quién puede, dónde voy a que me la hagan?
-No necesita ir a ninguna parte, está en el lugar y con la persona indicada para estos menesteres-
Me alegré de que alguien pudiera ayudarme de una vez por todas, autoricé- ¡Pues hágamela!
-Claro, déjeme prepararme- Acto seguido se dirigió hace el altar donde había figurillas de elefantes en diferentes actitudes, de diversos tamaños, Budas, piedras de diversos colores, veladoras encendidas, estrellas, luego tomó un vaso de vidrio trasparente que tenía un líquido claro en su interior, enseguida ramas de albahaca, mientras lo hacía, entre sus dientes mascullaba palabras al parecer una oración poco inteligible o incomprensible para mí-

Enseguida reparé en algo que no habíamos acordado; el costo de la limpia- ¿Cuánto me costará el servicio?- lo saqué de su concentración y actividades, volvió su cara hacia mí y me dio el precio -Serán quinientos pesos- me pareció excesiva la cantidad.
– No traigo esa cantidad, venía preparado para las cartas, no para una limpia- ¿No trae esa cantidad?- Noenseguida le pedí que continuara con su preparación de la manera siguiente- En ánimo de aliviarme hágamela y en la quincena vengo y le completo los quinientos pesos-
Al escuchar la propuesta se puso de píe y de nuevo se quedó en silencio, como cavilando lo que me diría enseguida
– No puedo hacer lo que me pide- ¿Cómo que no puede, no confía en la promesa?-
-No es únicamente eso- ¿entonces qué es?, a lo que me dijo la razón de su negativa:
– El motivo para no hacerla es que ésta pierde la potencia que se necesita para contrarrestar envidias- No comprendí, sin embargo acepté, mientras cavilaba en sus razones “pierde potencia la limpia” Insistí -¿Entonces no va a trabajarme? – No- confirmó
-En cuanto tenga el dinero regrese y con todo gusto la realizaremos-

Me despedí aquella tarde que se negaba a morir con la reflexión siguiente “Dos agujas de puntas no se pican”. No le pude sacar gratis, pero tampoco se quedó con los quinientos pesos- Y aquí sigo con mi mala suerte!.

* Doctor y autor

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