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2014, el año que México perdió a sus escritores

Por domingo 21 de diciembre de 2014 Sin Comentarios

En pocas semanas murieron Gabriel García Márquez, José Emilio Pacheco, Juan Gelman, Emmanuel Carballo y Federico Campbell. Parecía una plaga luctuosa intelectual. Finalmente, el año  terminó con la pérdida de Vicente Leñero, uno de los escritores, dramaturgos y periodistas más importantes en el México contemporáneo.

Por Jaime Cháidez Bonilla*

pag 8 Jaime chaidez bonilla2Fue un año muy extraño que pareció ensañarse con los escritores de México. Los primeros  dos  meses de 2014 ya habían muerto tres literatos amigos que vivían en la misma colonia, La Condesa, de la Ciudad de México: José Emilio Pacheco, Federico Campbell y Juan Gelman.  Semanas después, el mundo se impactaría con el fallecimiento del Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, también en la ciudad de México.

Antes de la ceremonia del sepelio del Gabo, ya se anunciaba la muerte de Emmanuel Carballo, gran crítico y editor literario, quien había sido uno de los primeros lectores del trabajo del escritor colombiano en los años 60.

Todo ello sucedió de enero a abril de 2014. La parca se tomó una pausa y, finalmente, en diciembre de 2014 se llevó a Vicente Leñero, pieza fundamental en el periodismo, teatro y literatura de México.

El siguiente es el listado exacto de los fallecimientos:
Juan Gelman, poeta y periodista.
+Martes 14 de enero, 2014.
José Emilio Pacheco, poeta y periodista.
+Domingo 26 de enero, 2014.
Federico Campbell Quiroz, escritor y periodista.
+Sábado 15  de febrero, 2014.
Gabriel García Márquez, escritor y periodista.
+Jueves 17  de abril, 2014.
Emmanuel Carballo,  escritor y periodista.
+Domingo 20  de abril, 2014.
Vicente Leñero,  escritor y periodista.
+Miércoles 3  de diciembre, 2014.

A principios de 2014, Federico Campbell se mostraba muy dolido por la muerte de dos de sus grandes amigos, Juan Gelman y José Emilio Pacheco. “Nos veíamos poco en la colonia Condesa y eso que vivíamos a unos cuantos pasos, era más común encontrarnos en Ferias del Libro y festivales” comentaba Campbell el 21 de enero, entrevistado a propósito de una conferencia que daría con el tema de Juan Rulfo en el Centro Cultural Tijuana. Campbell moriría tres semanas después por una complicación de influenza y neumonía.

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El desfile luctuoso literario comenzó con la muerte del escritor argentino Juan Gelman, el 14 de enero, quien radicó en la ciudad de México los últimos 25 años. En 2007 Gelman fue reconocido con el Premio Cervantes, la condecoración más importante en español. Se recuerda la presencia de este escritor en Tijuana cuando acudió a la XVI Feria del Libro de Tijuana en junio de 1998.

Aceptó venir a la frontera sin cobro alguno, “conocer Baja California es mi mejor pago, nomás lleven a mi esposa Mara y a mí a conocer la Baja, y de visitar Estados Unidos ni me lo mencionen” dijo con humor. Gelman quedó maravillado con la panorámica de la Escénica y el espectáculo natural de la Bufadora.

En el puerto de Ensenada tuvo un encuentro con los poetas de la ciudad a quienes sorprendió expresándoles: “hablemos de porteño a porteño”, refiriéndose a que los nacidos en Buenos Aires así son calificados.

José Emilio Pacheco, un poeta mayor, fue sorprendido por  la muerte producto de un problema doméstico. Caminaba en su estudio, tropezó y se golpeó la cabeza. Mientras su esposa Cristina Pacheco entrevistaba en vivo al cineasta Diego Quemada-Díez en canal 11, José Emilio  permanecía en el suelo más de una hora sin la capacidad de  poder levantarse del incidente-accidente.

Dos días después, el domingo 26 de enero José Emilio Pacheco murió en silencio, dormido, demasiado joven para seguir escribiendo pero con suficiente obra como para ser recordado en el futuro.

El mundo no podía creer la noticia del jueves 17 de abril de 2014: Gabriel García Márquez amaneció con mariposas amarillas en la ventana y con los ojos cerrados de por vida. El gran Gabo moría. El escritor universal, comparado con Miguel Cervantes Saavedra, perdía la vida en una casa de México, ciudad donde decidió vivir 50 años atrás. Ha sido la muerte más sentida en el ámbito cultural en 2014. Se trata del Premio Nobel de Literatura más carismático en el habla hispana, por lo menos.

pag 8 Jaime chaidez bonilla3Tres días después, el 20 de abril, el gran crítico y escritor Emmanuel Carballo fallecía mientras el cuerpo de Gabo era velado en Bellas Artes. Cruel paradoja. Carballo fue el primer lector, en 1967,  del inédito “Cien años de soledad”. Cada que el colombiano terminaba de escribir su gran obra, el crítico mexicano lo recibía mano a mano. Ahora, los dos coincidían en la soledad de la muerte.

La última vez que entrevisté a Emmanuel Carballo, en el puerto de Guaymas, Sonora, 2012, me dictó una mini-biografía exacta:

-“Una cosa que me satisface es lo que se pueda decir de mí. Mire, a los 20 años la gente dice de uno «es muy valiente», a los 30 le dicen «es muy talentoso», a los 40 es «muy servicial», y a los 50 años «es un hijo de la chingada». Yo tengo 80 y no soy hijo de la chingada ni soy talentoso, soy un hombre dedicado en cuerpo y alma a las letras y a este país llamado México, en el sentido político-social-económico-artístico”.

Hace unos días, el miércoles 3  de diciembre de 2014, falleció Vicente Leñero. Era un orfebre de la palabra, periodista, literato, dramaturgo y guionista, Vicente Leñero Otero (1933-2014) fue fundamental para varias generaciones que leímos sus reportajes, crónicas, novelas y vimos las obras de teatro y películas basadas en su trabajo.

Sin protagonismos ni desplantes, Leñero es uno de los escritores más importantes de México que se suma al penoso desfile de fallecimientos en  2014, este año en que han muerto tantos y tan entrañables escritores. Puede  ser evaluado por cada una de sus facetas y en cada una de ellas quedará señalado como insuperable. Como periodista, su pluma fue renovadora y fresca.

Sus crónicas y entrevistas siempre se manifiestan con un tono preciso  que cumplen con lo fundamental, la información y el contexto. Por fortuna, gran parte de ese trabajo fue editado originalmente en el libro “Talacha periodística” en 1988 y reeditado en 2007 como “Periodismo de emergencia” (Debate, 390 pp).

El periodismo y la literatura guardan un gran balance en la obra de Leñero. Desde la aparente insignificancia de la falta de agua doméstica (La gota de agua) hasta la recreación del viacrucis urbano (Los albañiles) y el golpe a la libertad de expresión sufrido en carne propia (Los periodistas).

Leñero abordó el género teatral con total soltura. Desde el teatro documental hasta las propuestas inquietantes como propusiera Harold Pinter. Recuerdo con gran sabor de boca la puesta en escena en el teatro del Centro Cultural Tijuana de “La mudanza”, una meticulosa obra que caja tras caja, mueble tras mueble mostraba la vida desgarradora de una pareja de tantas.

Y, por si fuera poco, en la veintena de guiones de cine que Leñero escribió quedan las imágenes imborrables de “El callejón de los milagros”, una recreación repetida 3 veces a través los personajes de una vecindad que bien puede estar en una Ciudad de México que en Egipto. Y la humorada negra de “La ley de Herodes” (1999), la mejor película de  Luis Estrada, después de Leñero el cine de Estrada ya no es igual.

*Periodista y editor cultural Tijuana.

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