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MIGUEL VICENTE LAVEAGA GUERERO, UN GENERAL REVOLUCIONARIO SINALOENSE PARTE 1 DE 2

Por martes 15 de septiembre de 2020 Sin Comentarios

FÉLIX BRITO RODRÍGUEZ

Miguel Vicente Laveaga nació en San Ignacio el 5 de junio de 1877, sus padres fueron Guillermo Laveaga Aldaz y Carmen Guerrero Muro, quienes a la edad de once años le enviaron al puerto de Mazatlán, con el propósito de que prosiguiera su instrucción en el liceo de varones, donde terminó su primaria elemental, pasando posteriormente a Oakland, California, Estados Unidos de Norteamérica, donde se tituló en la carrera comercial.

Regresó a México en 1895, dedicándose a la minería, desempeñó algunos puestos de consideración en las compañías mineras de San Vicente (Sinaloa) y Ánimas Mining Co. (Durango), hasta enero de 1911, debido a que contrajo compromisos políticos e ideológicos con el Lic. Roque Estrada y el partido antireeleccionista de Culiacán.

Se levantó en armas el 11 de febrero de 1911, con un grupo de gente en El Rodeo (Durango) en unión de Juan M. Banderas y de Conrado Antuna. Participó en la toma de la plaza de Tamazula el 23 de febrero de 1911 y el 26 de ese mismo mes y año incorporó a la guerrilla bajo su mando a los trabajadores que tenía explotando la mina de Mata Vaca, sumándose a la guerrilla de Juan Banderas y en conjunto atacaron el mineral de Guadalupe Los Reyes en Cosalá, tomando posesión del lugar el 8 de marzo de 1911.

Tras la toma del mineral se separó de la guerrilla de Banderas y prosiguió su camino al mineral de San Dimas, donde logró convencer a un grupo de rurales al mando de Tiburcio Cuevas que se incorporaran a la causa revolucionaria, contando de esa forma la guerrilla de Laveaga con un contingente de 250 personas. Emprendiendo camino de San Dimas rumbo a Durango, recibió en el poblado de Los Ojitos un llamado de las fuerzas del general Justo Tirado, ordenándole regresar a Sinaloa para desalojar a las fuerzas federales que se habían apoderado del poblado de San Ignacio.

El 29 de abril de 1911 las fuerzas federales al mando del Coronel Luis G. Morelos deciden evacuar la plaza de San Ignacio de tal forma que las fuerzas de Lavega entran triunfantes el mismo día. Por órdenes del comandante Tirado, permanece en dicha población, hasta que en mayo de 1911 el ingeniero Manuel Bonilla le notifica del pacto de Ciudad Juárez y la orden de Francisco I. Madero de suspender las actividades militares.

Con el objeto de licenciar sus fuerzas se traslada a territorio de Durango, donde el gobernador de Durango, Lic. Emilio Sarabia, le solicita que continúe al frente de su gente organizando un cuerpo de rurales, sin embargo Laveaga no accede y junto con su gente se licenció el 16 de junio de 1911, con el grado de Capitán Primero que le concedió Emilio Madero.

En diciembre de 1911 el gobernador de Durango, Lic. Sarabia en unión con algunos particulares y representantes de negociaciones mineras solicitaron a Laveaga tomara el mando de las fuerzas auxiliares para batir las gavillas de fuerzas zapatistas que merodeaban por la serranía duranguense. Aceptó la encomienda y el 7 de enero de 1912, al frente de 59 hombres, enfrentó y derrotó en Tayoltita una partida de zapatistas al mando del cabecilla Ignacio Bastidas, el cual cayó abatido.

Un día después enfrentó las fuerzas de Esteban Lares, quien tenía azolado al mineral de San Dimas, con estos enfrentamientos Laveaga logró pacificar la Sierra Occidental.

Sin embargo justo en esas fechas Pascual Orozco se había levantado en armas y un grueso del ejercito orozquista invadió los distritos norte y noreste de Durango, entonces recibió órdenes del gobierno federal para incrementar sus fuerzas en 200 hombres y convertirse en un cuerpo auxiliar de la fuerza de caballería, pagados por el gobierno del estado de Durango con el propósito de batir a los orozquistas.El 24 de marzo de 1912 marchó hacia el norte de Durango participando en diversos tiroteos, bajo las órdenes del General Aureliano Blanquet, contra las fuerzas del orozquismo.

El 6 de junio de 1912, estando en el poblado de Indé, recibe órdenes de regresarse a Tamazula y San Dimas a batir pequeñas partidas de rebeldes que se organizaban en la sierra de Sinaloa e invadían las citadas poblaciones, por tal motivo permaneció en esta región de la sierra hasta febrero de 1913. Fecha en que el mando del ejército le ordenó ponerse bajo el mando del General Zurita, quien se encontraba en Mazatlán como jefe de armas del estado de Sinaloa y quien le ordenó se trasladara al encuentro de los cabecillas Juan Cañedo y Antonio Castillo, quienes desde Sinaloa atacaban poblaciones limítrofes con Durango. Laveaga atraviesa la sierra de Metates y sostiene un enfrentamiento en el cerro de la Silla, en Sinaloa, el 9 de febrero de 1913, lugar donde quedó muerto el cabecilla Castillo y el resto de su fuerza sometida y entregada a las autoridades de San Ignacio.

Encontrándose en febrero de 1913 en San Ignacio, se enteró de los acontecimientos en la capital que culminaron con el asedio a la ciudadela en la ciudad de México, ello mediante telegrama que le hace llegar el General Zurita, quien el 19 de dicho mes ordenó al entonces Capitán Primero, Miguel Laveaga, se trasladara rumbo a Tamazula para batir un grupo de alzados que merodeaban dicha población. Este desobedece las órdenes de su superior y decide bajo pretextos permanecer en San Ignacio, sin embargo el jefe de armas de este pueblo comunicó al General Zurita del desacato, ordenando Zurita que de continuar desobedeciendo las órdenes se le aprehendiera, desarmara y de ser necesario atacara la fuerza bajo su mando, con los 150 federales y 70 auxiliares que guarnecían la plaza de San Ignacio. Lavega enterado de la orden de atacarle decide marchar al pueblo de Ajoya, San Ignacio, donde el 23 de febrero de 1913 levanta una fuerza de 200 indígenas, habitantes del citado poblado, internándose en la serranía y estableciéndose en San Dimas, Durango, para sumarse a las fuerzas del General Domingo Arrieta, quien le otorgó el grado de Mayor de caballería. Participó en compañía de Tomás Urbina en el asedio y la toma de la ciudad de Durango el 18 de junio de 1913. Por este hecho de armas fue ascendido a Teniente Coronel por el General Urbina, ascenso que posteriormente fue confirmado por Venustiano Carranza, primer jefe constitucionalista.

Urbina le nombra jefe de armas de Durango, pero debido a que otros jefes ambicionaban el cargo y las envidias que su nombramiento despertó fue que solicitó la revocación del nombramiento, nombrándose finalmente en su lugar al General Domingo Arrieta.

Profesor e investigador de la Facultad de Historia/UAS

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