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MARIA SILVIA PÁEZ ARÁMBURO

Por sábado 15 de agosto de 2020 Sin Comentarios

TEODOSO NAVIDAD SALAZAR

La noticia me cimbró. Silvia Páez había muerto la madrugada del 7 de abril de 2020, así me lo informó Daniela (su hija), a temprana hora. Los últimos meses antes de su partida fueron difíciles. La diabeteshabía hecho estragos en su organismo y eso la mantuvo quieta, en cama, contra sus costumbres de mujer activa. Los problemas de su precaria salud se agravaron en plena pandemia y su organismo ya no respondió al medicamento y vino el desenlace. Se fue con el dolor de dejar a sus hijos y nietos a quien quiso entrañablemente.

Conocí a Silvia, en la comunidad de Tacuichamona, siendo yo practicante de la escuela Normal de Sinaloa en 1977 y ella, directora de la escuela primaria Cuauhtémoc. Desde entonces su familia y la mía cultivamos una sólida amistad. Tanto que nos hicimos compadres (bautizó a mi hija mayor). Fue una mujer bella, sin duda. De carácter firme. Se hacía respetar y respetaba a sus compañeros y jefes. Y sus compañeros le tuvieron un gran cariño porque fue justa en sus determinaciones y en el trato como autoridad escolar. En esa comunidad ejerció un gran liderazgo. Impulsó la construcción de nuevas aulas con mobiliario, sanitarios y plaza de auxiliar de intendencia. Se hizo realidad también el edificio para el jardín de niños.

Al observar que quienes egresaban de primaria no continuaban sus estudios, impulsó la creación de la escuela secundaria: lo logró. Después organizó a los habitantes de rancherías cercanas para que Tacuichamona fuera sindicatura. El sueño se hizo realidad; siendo Roberto Tamayo Müller, alcalde de Culiacán (1980-83), el H. Cabildo en pleno, sesionó en la comunidad para anunciar que Tacuichamona, era elevada a la categoría política de Sindicatura, declarando al señor Manuel Beltrán Millán, como su primer sindico, un buen hombre que hizo un gran papel al frente de dicha sindicatura. El evento sin duda fue gran acontecimiento para los habitantes de la región. Autoridades municipales, sindicales del magisterio y el director de Educación (ahora secretario), con sus funcionarios, se dieron cita y atestiguaron el trabajo encabezado por la maestra Silvia Páez Arámburo. Su trabajó continuó por varios años en esa comunidad, siempre impulsando nuevos proyectos de beneficio social, como el Comité de Participación Social y la organización de fiestas tradicionales tuvieron otro rostro para regocijo de los lugareños.

Silvia nació el 8 de mayo de 1947, en El Roble, sindicatura de Mazatlán. Sus padres fueron Ernestina Arámburo y Santos Páez, personas trabajadoras que inculcaron valores en sus hijos y formaron hombres y mujeres de bien. Los hermanos de Silvia fueron Elsa, Rosario, María Concepción, Blanca, Ricardo y Santiago.

Siendo muy joven mostró inclinación por el magisterio y empezó a trabajar con nombramiento de maestra municipal; deseando superarse se inscribió en el Centro de Capacitación del Magisterio, en Mazatlán. Al titularse obtuvo plaza de maestra en el sistema estatal y fue asignada La maestra Silvia con practicantes de la Escuela Normal de Sinaloa a la comunidad de Monteverde, municipio de Mocorito, donde quienes fueron sus alumnos le recuerdan con cariño. Ese fue el inicio de su fructífera carrera magisterial. Vendrían otras comunidades como Tacuichamona, Loma de Rodriguera, Los Mezcales, entre otras; escuelas en colonias de la ciudad de Culiacán.

Fue una mujer de servicio. Fundó escuelas y colonias populares en Culiacán. Sirvió al Ayuntamiento de Culiacán como titular de la Delegación El Vallado; Directora de Inspección y Reglamentos. Fue dirigente de colonias y durante su paso por el Partido Revolucionario Institucional siempre buscó llevar beneficios a conciudadanos y coordinó campañas electorales de diputados, alcaldes y senadores.

Por su trayectoria, la maestra Silvia Páez recibió múltiples reconocimientos tanto de alumnos, maestros padres de familia y de organizaciones políticas y de la sociedad en general. En el ámbito educativo, destacan las medallas al Mérito Magisterial Rafael Ramírez e Ignacio Manuel Altamirano, por su treinta y cuarenta años.

Su hoja de servicios es ejemplar. Su dedicación al servicio educativo y de gobierno, tanto municipal como del estado, nos deja una lección de amor por la humanidad.

La pandemia, que ya hacía estragos impidió que sus amistades, la despidieran como se merecía. Como muchos otros ciudadanos, que han tenido la desgracia de fallecer en este contexto sanitario, la maestra María Silvia Páez Arámburo, fue despedida a la distancia, con gran pesar y el corazón oprimido por el dolor en sus hermanos, sobrinos y amigos que tanto la quisimos. Fuimos pocos quienes le acompañamos en su funeral, sin embargo las múltiples coronas y arreglos florales invadieron la sala donde yacía el ataúd con sus restos mortales. Sus hijos Daniela y José David así como sus nietos lloran su partida, no obstante,creo que el recuerdo de esa madre y abuela ejemplar debe fortalecerlos para que no olviden lo que fue: una mujer que supo estar a la altura de los retos que la vida le planteó. Que no se arredró ante las adversidades e ingratitudes humanas, porque con dignidad supo salir airosa, con la frente en alto. Un ser humano de excelencia, sin sombra de duda. Silvia se fue para siempre, el 7 de abril de 2020.

La Voz del Norte, reconoce la trayectoria de tan destacada educadora y luchadora social.

Adiós mi querida comadre. En algún momento nos reencontraremos!

La Promesa, Eldorado, Sinaloa. Comentarios o sugerencias
ateodosonavidad@hotmail.com

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