Local

USOS, COSTUMBRES Y TRADICIONES QUE SE HAN VUELTO UN PILAR PARA LA ECONOMÍA DE LOS MOCORITENSES

Por sábado 31 de agosto de 2019 Sin Comentarios

CRESCENCIO MONTOYA CORTEZ

Para la mayoría que conoce a Mocorito de oídas, en revistas y panorámicas, se hacen a la idea que se trata de un pueblo 100% serrano, montañés de lomas y barrancos.Que la agricultura en su totalidad, se vale de yuntas y arados, carretas tiradas por bueyes, mulas y bestias de carga para desarrollarse. En parte tienen razón, esto es refiriéndose a la zona serrana, pero aun así de la totalidad que suman 140,516.4 hectáreas abiertas al cultivo, 108,007.4 son de temporal; y un alto porcentaje se realiza con maquinaria diesel con tumbos y rebotes; que en su inopia les sería muy difícil creer que Mocorito tiene grandes extensiones de planicies que coquetean con la zona de marismas; que éstas suman 32,509 has de riego, que no solo el cultivo (a ultranza) de cacahuate, maíz, sorgo y garbanzo que siguen siendo los tradicionales; ahora se pueden ver magnas y prolongadas distensiones de terrenos dedicados a la producción de tomate, sandía, pepino y otras hortalizas para su exportación, con mercados finales en los Estados Unidos y Europa. Por supuesto que el mercado nacional y local se ven favorecidos con productos de alta calidad.

Son otros tiempos, Mocorito sigue el paso de la modernidad; donde es factible de hacerlo. Hay casos donde debe de aplicarse el apego a las costumbres y eso causa sensación a propios y ajenos.

Desde tiempos de antaño, gran número de pueblos alteños de Mocorito, se han dedicado a desarrollar una economía doméstica, desde cualquier perspectiva que se le vea: Inversión, mano de obra, venta y mercadeo son estrictamente de carácter familiar; suministro de materia e implementos y medios de producción son caseros en su mayoría. Alguien pudiera acotar que: no nada más en Mocorito y que en la mayoría de los pueblos hay (personas, hombres y mujeres) quienes se dedican a elaboración y venta de los jamoncillos,al pan de mujer, asaderas y suero salado; los hay que se dedican a vender leña, almejas, y los panales y las aguamas que no faltan, en temporada, frente al restaurante de Las mudas en la comunidad de terreros; el Pan de la silla, pasando el crucero de pericos-Badiraguato.

Demostrada razón, pero lo que se quiere y trata de manifestar con el referente anterior, es que en las comunidades del Tule, El Valle, El Mezquite, y muchos más, han hecho de una actividad doméstica, una real actividad productiva y exponencial que va más allá de las fronteras de Mocorito, Sinaloa y del país mismo. ¿Acaso no es maravilloso para los sinaloenses que cruzan la frontera norte de nuestra Patria, encontrarse en pueblos extraños, con letreros que anuncian “Se venden dulces de Mocorito”: Melcochas de azúcar, en forma de caramelos, trenzados, piloncillos cónicos y sin que falten las sabrosas panochas del valle, con y sin cacahuate?…

En otros establecimientos se pueden encontrar dulces de leche y coco; en cuyas envolturas se puede leer “Producto elaborado en Mocorito” el referente son los dulces del profe Pepe.

Una manera de comprobar el dicho de que Mocorito es conocido dentro y fuera de la República Mexicana, es la historia contada a partir de la anécdota siguiente: En el mes de julio del 2012 se llevó a cabo un Congreso Internacional de Cronistas organizado, por la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas ANACCIM, asistieron cronistas de la hermana república de Guatemala y de los pueblos fronterizos, limítrofes México-Estados Unidos.

Resultó ser un congreso muy concurrido, prolijo en las ponencias, recuerdo que los temas convocados fueron: “Pueblos de México”, “Vida y obra de pedro Infante”, “General Salvador Alvarado” y el clásico “Tema libre”. Entendido de antemano que el tema que arrolló en las mesas, fue el de Pedro Infante. Aquí cabe comentar que cuando se estuvo en la ciudad de San Martin Jilotepeque, para participar en un congreso nacional Guatemalteco y aprovechar para entregar a las personalidades de la cultura, la invitación al nuestro; recuerdo que el cronista oficial (médico de profesión) de la ciudad de “La Antigua Guatemala” me preguntó de una manera muy seria:“por qué no se había incluido el tema de las figuras de Mocorito; como se había dirigido al que esto escribe; me quedé como el que se queda cuando es sorprendido, sin saber que contestar;…casi al momento con sonora carcajada me palmea y me dice; “Era una broma amigo sinaloense; era broma”. Me dejó cavilando ¿sobre qué figuras? desde luego pensé en los muchos lugares de petroglifos con cuenta el municipio, de momento me trasladé mentalmente al Ranchito, caserío ubicado en las medianías de la cofradía.

Muy próxima la fecha de inicio del congreso, recibí una llamada, telefónica, del susodicho médico Guatemalteco, mediante la cual me informaba que no podría venir, motivos grandes se lo impedían y entre otras cosas me pidió disculpas por la broma que me había jugado allá en su tierra me hizo ver que al momento de la pregunta, él se dio cuenta que yo no sabía de qué se trataba.

En efecto, todavía el día de la inauguración, unas amigas y coterráneas de mi gran amiga, Sofía Mireles Gavito, me preguntaron sobre lo mismo… ¡Las figuras de Mocorito!

No me quedó otra alternativa, para deshacerme de la ignorancia que me cubría sobre las tales figuras, solo investigando. Lo logré la primera noche de evaluación, cuando el coordinador de la seguridad que sobre el congreso y congresistas el gobierno del Estado desplegó. Causa extrañeza que cuatro personalidades que portaban gafete del Congreso solicitaron (por separado) servicio de taxi de ida y vuelta al pueblo del Valle, ubicado en la municipalidad de Mocorito. Durante el desayuno del segundo día el jefe de seguridad me comunica, que algunos de los congresistas que se hospedaron en el Hotel Misión de Mocorito, solicitaron el servicio de taxi para que los condujera al (¿a dónde creen?) Sí, al Valle.

Él tercer día de actividades nos tocó visitar Mocorito, se tuvo que cambiar el punto de llegada para el atrio de la Parroquia de La Purísima, ya que en la noche anterior me avisaron que había fallecido mi Grandísimo amigo, Amado Medina Jiménez,(Quiero se me permita no continuar con Amado porque para él tengo nota especial).

El programa para Mocorito era iniciar con callejoneadas, se hace la parada, se ordenan los contingentes, se escucha la afinación de instrumentos musicales, llega la banda de música (que sigue tocando música de banda) y ¡vámonos!, a recorrer calles y callejones; la sorpresa fue que donde encontramos una construcción que se le notaban los muchos años, nuestro amigo Juan Salvador Avilés, cronista Oficial de la ciudad de Mocorito con megáfono en mano, que se suelta hablándonos de la historia de los muchos escombros y edificios que son parte de la historia de este pueblo prehispánico que el año de 1935 fue llamado La Atenas de Sinaloa, por el extinto sinaloense, D’n Genaro Estrada Félix, a la sazón, embajador Plenipotenciario de México ante La Liga de Países del Mundo, sirviendo de testigos el excelentísimo Sr. Presidente de la República de México, General de División, Lázaro Cárdenas del Rio, quien había sido invitado por su majestad, Jorge II rey de Grecia.

La fiesta para agasajar a los congresistas nacionales concluyó con una cena que se convirtió en baile. Se hace la aclaración que fue debajo de una palapa, de descomunales dimensiones, techada con hoja de palma criolla asentada en horcones, tijereteada con barrotes de pino; toda una obra de arte.

Antes de que se sirvieran los comestibles hubo una demostración de Juego de hulama (de brazo) entretenimiento prehispánico muy propio de la región Centro- Norte del estado y particularmente del Évora. Inmemoriales son los tiempos que se ha venido practicando. En la actualidad se siguen organizando torneos intermunicipales, donde se pregonan los nombres de los grandes hulameros del pasado reciente: El profe Rosario Romero de la Palma, el profe del Palmar de los Leal Ramón Duarte, (Mocorito); el Profe Jorge Arturo Castro Montoya y el Güilo Ramón (Angostura) y Chémalia Heredia (Guamúchil). De entre los citados le tocó al profe del Palmar de los Leal, ser quien con mucha autoridad en la materia se encargó de dar respuesta a las preguntas que hicieran cronistas de otros estados. La mayoría coincidieron en que era la primera vez que les tocaba presenciar este deporte y por supuesto agregaron que el Ulama que ellos conocían era con golpe de cadera; en algunas partes ya que en otras, los hacían golpeando con palo la pelota,también hecha de hule pero un tanto más pequeña.

Los comentarios del profe Ramón se convirtieron en una verdadera cátedra (en otra ocasión los detallamos) sólo dejen decirles que dijo: siempre hemos estado seguros que el juego de Ulama nuestro es el auténtico y único en su género.

Al siguiente día era de Sesión plenaria, de reconocimientos, abrazos y despedidas. Poco antes de abordar los camiones que los llevaría a la ciudad de Culiacán, donde cada cual tomaría su rumbo unos serían llevado directamente al aeropuerto y la mayoría en la central de autobuses; se generó un bullicio donde imperaban las risas y los aplausos, estos estaban dedicados a mi persona. Se formó algo así como una tribuna donde tomó la voz una compañera y entre otra cosa dijo: “El compañero presidente una vez más demostró su alto espíritu de la organización y sin llamar la atención y sin descuidar la asistencia permitió que hombres y mujeres fuéramos al Valle para adquirir las piezas que son el último grito de la escultura” se trataba de las figuras de Mocorito.

Obligado por mi curiosidad y a petición de los compañeros que se quedaron para visitar, principalmente el puerto de Topolobampo y entrevistarse con los Tarahumaras, allá por la parte de Choix.

Seguíamos rumbo al Valle; Nuestra misión era encontrarnos con Las Figuras de Mocorito. Felizmente llegamos después de cruzar muchas rancherías con las personas de todos los tamaños nos saludaban con muestras de alegría, tanto que un niño se acercó a Doña Martha Cantabrana, actual vicepresidenta de la Federación de Cronistas de México y le entregó, según dijo y fue asentido por varios de los presentes, el último mango de la casa de su tata. Este sucedido pudo haber sido en el Valle o en el pueblo anterior donde se detuvo la pequeña caravana. Muchos con pluma en mano se acercaban a las casas y cerco de por medio, hacían preguntas lo cierto fue que a todos los invitaron a pasar para adentro se acomodaban en la silla que le ofrecían a la vez que le preguntaba ¿gusta un vaso con agua? Otros compañeros se dispersaron con sus cámaras de video y fotográficas listas para captar los detalles por más insignificante que parezcan en eso consiste su que hacer de cronistas.

La voz del guía se dejó escuchar: “Señoras y señores por fin estamos en El Valle… están en el lugar donde la industria manufacturera sigue siendo como la de nuestros ancestros”.

Algunos pesimistas se conformaron con la serie de tomas que le hicieron a los utensilios de trabajo, al trapiche y a los moldes donde cuajan la miel y obtienen las Figuras de Mocorito. La infausta respuesta fue: “anoche todavía, vinieron en carros de sitio y se llevaron todo lo que quedaba”. Estoy planeando un tour con meta final en El Valle. ¿Gustan acompañarme?

* Profesor, Escritor, Historiador y Compositor Musical

Artículos relacionados

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.