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FELIPE RIVEROS EN LAS FILAS DEL VILLISMO

Por miércoles 31 de julio de 2019 Sin Comentarios

JUAN SALVADOR AVILÉS OCHOA

Felipe Riveros y su esposa Enedina Gaxiola

En la Convención de Aguascalientes, Felipe Riveros, al igual que su paisano Rafael Buelna, dan la espalda a Carranza y se afilian al lado del legendario Doroteo Arango, por lo que es desconocido como gobernador por Venustiano Carranza. Al dejar el poder se traslada a Chihuahua para incorporarse a las órdenes de Francisco Villa y a su lado libra varias batallas en contra del ejército constitucionalista, en donde enfrenta en varias ocasiones al General Álvaro Obregón.

Sobre su participación en la causa de Pancho Villa, la historiografía da cuenta que, acompañado por su paisano Macario Gaxiola y su hermano Jesús, abandonan la causa de la División del Norte, y en la huida a bordo de un tren que los transportaría a la frontera norte, son interceptados por las tropas de Villa quienes traían la orden de fusilarlo, su hermano Jesús al hacerse pasar por él, es hecho prisionero y lo trasladan al panteón civil de Chihuahua donde es pasado por las armas, salvando así al gobernador de Sinaloa.

Sin embargo, la existencia de dos cartas – que encontré hurgando en el archivo de la familia Riveros- que el General Francisco Villa le envío al General Felipe Riveros, en relación a este suceso, rectifican lo consignado hasta ahora por algunos historiadores.

El texto de la primera carta fechada en Chihuahua el 3 de octubre de 1915 y dirigida al general sinaloense que se encontraba hospedado en el hotel Francia de la misma ciudad, expresa:

“Muy estimado y fino amigo.-

Ayer tuvo Ud. la bondad de remitirme un mensaje a Camargo; pero lo recibí hasta hoy que llegue a esta Ciudad, en donde me tiene a sus órdenes.

Con verdadero desagrado me impuse de que un individuo de la Escolta del General José Rodríguez asesinó alevosamente a su apreciable hermano Jesús.

Por medio de estas líneas, suplico a Ud. muy atentamente tenga la bondad de aceptar mis sentimientos de sincera condolencia; y espero con todo fundamento que tenga Ud. entereza y la fuerza de voluntad necesarias para hacerse superior a esta nueva calamidad, en que se ponen a prueba el temple y la firmeza de Ud. como hombre de carácter.

Por mi parte, aseguro a Ud. con toda sinceridad que voy a estar muy pendiente de lo que se sirva comunicarme, y que en cuanto pueda llegar al lugar en que se encuentran los causantes del desorden en que perdió la vida el Señor hermano de Usted, serán castigados con toda severidad, y muy especialmente el individuo apodado “El Chiquirrín”, quién deberá ser pasado por las armas.

Con mis muestras de especial aprecio y consideración, me repito de Ud. atentamente, afectísimo amigo y seguro servidor”

La segunda misiva fechada en Ciudad Juárez el 8 de octubre de 1915 y dirigida a El Paso, Texas, en donde se encontraba el general Riveros, dice:

“Muy estimado y fino amigo:-

Por medio de un propio, le remito original la carta inclusa que desde hace varios días le puse en Chihuahua, dirigida al Hotel “Francia”, donde creia que estaba su alojamiento. El empleado de correos buscó a Ud. inútilmente en el referido Hotel y al no encontrarlo, devolvió la carta a mi Oficina porque se le dijo que Ud. ya había salido para Ciudad Juárez, acompañando al General Garza Cárdenas.

Como ya estaba próxima mi salida para esta Ciudad, determiné traerme la consabida carta y entregarla aquí personalmente, así como darle de palabra las explicaciones en ella contenidas; pero hoy en la mañana me dijo mi amigo Garza Cárdenas que Ud. había salido ya desde ayer, para internarse en los Estados Unidos, y como acabo de saber que todavía no ha salido de la Ciudad vecina, me doy el gusto de dirigirle a Usted la carta tantas veces mencionada, para que se imponga de la resolución formal que he tomado de hacer un escarmiento con el asesino de su apreciable hermano Don Jesús y de dar la justicia a quien corresponda.

Espero que estando convencido de la sinceridad de mis ideas y procedimientos; se servirá aceptar mis explicaciones y venir a esta Ciudad lo más pronto posible para tener el gusto de darle un abrazo y de que hablemos un momento, antes de salir a la campaña, lo que será a la mayor brevedad.

Saludándolo con el cariño de siempre, quedo de Usted servidor y amigo que le deseo todo bien”

Ambas cartas, de la correspondencia particular de Francisco Villa, tienen en la parte superior izquierda el sello oficial del Ejército del Norte del General en Jefe y están firmadas a puño y letra por el general Villa.

Riveros fue un tipo alto, elegante, de piel blanca y con la sonrisa a flor de labio. En la Revolución, así como muchos otros soldados sinaloenses, empujados por los vaivenes del movimiento, le toco participar al lado de Madero, momentáneamente en su calidad de gobernador coincidió con Huerta, también luchó junto a Carranza y Villa.

Felipe Riveros fue uno de los actores fundamentales del movimiento armado de 1910 en Sinaloa, y forma parte de la historia del difícil camino de su institucionalización, si es que se puede hablar de institucionalidad en ese tiempo, y es uno de los activos importantes del nacimiento del Sinaloa posrevolucionario.

Cronista y Presidente en Mocorito de la Corresponsalía
del Seminario de Cultura Mexicana

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