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Y AHORA CON USTEDES, ¡EL JARDÍN BOTÁNICO CULIACAN!

Por sábado 15 de diciembre de 2018 Sin Comentarios

ERIKA PAGAZA CALDERÓN

En esta época, el 29 de diciembre, para ser precisos, se cumplen ya 32 años de vida del Jardín Botánico Culiacán, y hoy me gustaría contar un poco de lo que guarda en su interior ese conjunto que si se mira de lejos, solo es una densa masa verde; sin embargo, en esas 10 hectáreas contenidas, existen representantes de muchas de las especies que han cambiado el curso de la historia.

Por ejemplo, en la Biblia aparecen referencias a por lo menos 230 especies de plantas, es el caso de los dátiles, la granada y los higos, todos ellos expuestos y cuidados en el jardín de nuestra ciudad. ¿Qué hubiera sido de los caminantes de los desiertos, sin los dátiles de los oasis?

También dentro del jardín, existe una sección conocida como el Bosque de Alimentos, ahí se puede encontrar al café, la planta a la que Johann Sebastian Bach, le honró con su Coffee Cantata: “Que dulce es el café/…más encantador que mil besos”.

En las colecciones desérticas del Jardín Botánico Culiacán, destacan las plantas de agave o magueyes, plantas nobles, por la diversidad de usos conocidos desde hace 9000 años, que hasta la fecha mantienen. En los antiguos códices existen las leyendas de Tezcalzócatl como el pulque y Mayahuel que representa la diosa planta de agave, y existe una conexión muy importante entre los dioses agrícolas y los dioses del pulque.

Además, el ayate de Juan Diego, en el que se estampó la imagen milagrosa de la virgen de Guadalupe, está hecho de ixtle, es decir, de fibra de maguey, de Agave popotule, dicen los dictámenes expertos.

En el estanque principal, vigilado por una garza blanca, casi de forma permanente, se encuentran numerosas plantas acuáticas; entre ellas el papiro, especie nativa del río Nilo, usada por los egipcios para la creación del papel por primera vez hace 5000 años, un proceso con el que pasamos de la prehistoria a la historia.

Son tantas las plantas, que bien podríamos escribir un libro no sólo de sus usos, sino de cómo llegaron al jardín, de las historias que los propios jardineros tienen con sus plantas; en cada recorrido hay algo nuevo que surge a nuestros ojos, siempre hay verdes nuevos, y anécdotas interesantes.

Este jardín botánico ha madurado en su marco científico, si anteriormente se le veía sólo como un jardín “bonito”, hoy es apreciado como uno de los centros de conservación vegetal más activos y relevantes en el norte del país, cuenta con la Colección Nacional de Palmas, lo que significa que es el guardián que debe proteger a más del 60% de las especies de palmas que existen en el país, una característica que lo distingue entre la comunidad de jardines botánicos y un tema de enorme responsabilidad.

Para finalizar, extiendo una invitación, hay que transformar la visión de la ciudad y de los espacios verdes, por eso es tan importante que se conozca uno de los mejores lugares para gozar de la naturaleza, en compañía o de manera individual. Si damos rienda suelta a nuestros sentidos, de pronto estaremos rodeados de aves, de mariposas, de suaves sonidos que provienen del vaivén de hojas y frutos, de flores, de agua, de vida. Disfruten de estas fechas también al aire libre, abrazados de la calidez de la naturaleza, hay que sentirnos orgullosos de visitar uno de los mejores jardines botánicos que existen, me atrevo a decir, en el mundo. Sugiero que en esta ocasión regalemos amor y empatía hacia la naturaleza, hay regalos maravillosos que no vienen en una caja con moño desechable.

*M. C Politécnico

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