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IMPOSIBLE DE NO NOMBRAR

Por miércoles 15 de agosto de 2018 Sin Comentarios

VERÓNICA HERNÁNDEZ JACOBO

De eso se trata: conocer la pata de palo en torno a la cual se formo el cuerpo de ustedes a fin de esconderlo, para darle una función (Jacques-Alain Millar).
La sexualidad, el feminismo, los goces, son conceptos muy complejos, y cada uno de ellos abre opiniones y sentencias diversas con un plus de ideología, más aún cuando lo inconsciente está de por medio. Lacan sin lograrlo totalmente intenta salir adelante con un concepto fundamental: la sexuación, para dar cuenta de un más allá de lo sexual. En la sexuación convergen goces, identificaciones, reales y pulsiones que hacen del cuerpo un embrollo imposible de ser explicado sólo desde el orden biológico-cientificista.
No de otra forma se puede explicar la posición femenina, sino como una posición límite, donde todo saber palidece. El discurso psicológico positivista, poco o nada saben por qué se genera una barrera imposible de ser elucidada, la posición femenina, al igual que lo inconsciente, es cubierta con un velo que se describe como un saber que no se sabe, de tal manera que si se tiene que estudiar sobre este continente obscuro se tendrá que posicionar desde una lógica, no una creencia, ni otras tantas ideologías, sino desde una lógica formal que implica esta sexuación, aclarando que no sólo la feminidad, sino la masculinidad son traspasados por esta lógica simbólica dando una consistencia a su estudio.
Sabemos que el lenguaje nos construye, pero también las lenguas nos confunden, porque no existe una, sino el multilingüismo, haciendo más complejo el acceso a los saberes, ello quiere decir que el saber siempre se presenta a medias. En este sentido, cada disciplina despliega una serie de conceptos, como por ejemplo, “homoparentalidad” es un concepto moderno producto de los movimientos feministas y otros, donde dicho concepto indiscutible, trae como consecuencia la anulación de la diferencia de los sexos, aparece en la lucha de reivindicación de la familia homosexual, una categoría que sin menoscabo alguno anula la diferencia sexual, y se convierte en un concepto hegemónico, aplastante, totalitarista, que no apuesta por la diversidad sino al contrario, sostiene un valor de verdad incuestionable por sobre los otros saberes y conceptos.
La homoparentalidad suena más a neologismo que a categoría, pero está ahí y debemos usarlo, a condición de estarlo desgastando en los debates, cernirlo, para no tomarlo solo como verdad totémica, sino discernir con respecto a lo que le falta a esa verdad para ser dicha en el dispositivo del psicoanálisis, y sólo desde ahí ver su pertinencia en la experiencia de cada sujeto, más allá de su inscripción ideológica.
Así como la homoparentalidad presenta escollos, no menos que otros tantos conceptos controvertidos como el de la castración, pues los cientificistas conductuales poco quieren saber de ella, a no ser que la reduzcan pragmáticamente a una amputación, hasta ahí llega el saber objetivizado, sin querer saber que en la castración opera un vaciamiento de goce por medio del aparato del lenguaje, y esto llena de incertidumbre a estos ideólogos del buen pensar.
Otro concepto controvertido es el falo, piedra de tropiezo de los discursos hegemónicos en los que el feminismo lleva la delantera, para algunos, los más atrasados consideran que el falo es el pene, con eso pretenden debatir de un tajo y acabar con el psicoanálisis, diciendo que es un discurso falocéntrico, para otros el falo se inscribe como un significante de poder, se habla a nivel político incluso de falogocentrismo, o bien el mexicano machista que quiere que le hagan caso agarrándose los “guevos” como una forma de instalar en su decir un poder inobjetable, mientras que para el psicoanálisis el falo, instala un operador, que opera desde lo inconsciente con investiduras simbólicas, deletreando con su escena el inmundo que nos rodea, el falo es auxiliador.
Entonces niños y niñas nacen sin sexo, hasta que llega el falo e inviste simbólicamente cada cuerpo otorgándoles un significante que en lo futuro encarnarán identificatoriamente, sin resolver totalmente lo que somos, para complicar las cosas entrarán en escena las pulsiones que hacen la vida aún más miserable, y de lo cual ningún sujeto puede escapar, tan miserable como esto que un día escuche: “En este mundo matraca de cagar nadie se escapa, caga el cura y caga el papa, y hasta la mujer mas guapa tira sus kilos de caca”.

* Doctora en educación

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