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JOAN MIRÓ… UNA EXPERIENCIA MÁGICA EN MALLORCA

Por jueves 31 de agosto de 2017 Sin Comentarios

Por: Alberto Ángel “El Cuervo”
joan miroEl camino a Palma de Mallorca resultaba ser per sé, algo sumamente especial… La carretera mostraba a cada tramo unos molinos de viento desvencijados que narraban historias fantásticas paralelas al legendario Quijote de Cervantes… Pensando en todas las cosas que esos viejos y desvencijados molinos tendrían por narrar, ni cuenta me di cuando ya estábamos en plena subida dentro de la bella ciudad y puerto Palma de Mallorca buscando la fundación “Pilar I Joan Miró”. Debo confesar que no se había dado, hasta entonces, un acercamiento a la vida y obra de este gran pintor catalán debido a circunstancias varias… Cuando menos, no un acercamiento tan grande como lo fue en esta ocasión.

El Centro cultural que es un legado de Miró y su esposa Pilar, construido gracias a la consecución de fondos derivados de la venta de sus obras, es verdaderamente bello… La vista desde ahí arriba que Miró tenía desde el taller que se conserva tal como el pintor lo dejó, es magistral… El mediterráneo a sus pies cada vez que se asomaba en algún descanso el incansable Joan Miró… De la misma manera que Miró quizá acostumbraba contemplar la magia del mar mediterraneo desde su estudio, los visitantes ahora contemplamos la magia de su taller desde el ventanal de vidrio imaginando las actividades del pintor y escultor dentro de ese recinto que ahora es una especie de santuario en homenaje a Miró.

Joan Miró nació en Barcelona el 20 de abril de 1893… Su padre, un de un pequeño pueblo catalán al noreste de Barcelona siempre le aconsejó a Joan que estudiara alguna carrera convencional para poder llegar a “ser alguien” en la vida… Nunca se imaginó el gigantes de las artes plásticas que su hijo llegaría a ser. De este modo, para complacer a su padre, estudió comercio casi con la condición de que le permitieran asistir a la escuela de artes y oficios de Barcelona también conocida como la escuela de la lonja.

El padre de Joan consintió en ello pensando que se trataba de un juego de adolescente que pronto pasaría. Miró, como la inmensa mayoría de los trabajadores del arte, pasó por diferentes etapas en su eterna búsqueda, esa búsqueda que obsesiona y quita el sueño durante tantas horas en que la labor dentro de la pintura o las artes plásticas en general… Del academisismo figurativo al impresionismo, de ahí al cubismo pasando por el arte dadá del que particularmente hablando, opino que es una burla que intentan hacer sus expositores a la labor creativa artística intentando romper con todo lo establecido en tanto que se considera como arte burgués al que “hay que destruir” a como de lugar.

Si usted ha tenido la oportunidad de asistir por ejemplo a alguna exposición de Marcel Duchamp, se dará cuenta fácilmente de esa burla cuando contemple por ejemplo la obra titulada “La fuente”, que no es otra cosa que un orinal, un mingitorio colocado de lado y nunca falta el estrafalario y vulgar ignorante millonario que ofrezca cualquier cantidad de dinero por ello. En fin, volviendo a Miró, en su búsqueda pasó por todas las escuelas, por todos los estilos intentando también por su lado de alguna o muchas maneras romper con todo lo establecido en las artes plásticas y de manera en especial en la pintura.

Para el expectador, resulta un tanto difícil desprenderse del sentido o el intento morfológico al contemplar una obra abstracta o en general modernista. Y cuando Joan Miró va migrando de un estilo a otro dejando lo figurativo de lado, resulta lógico que algunas personas se muestren reacias a apreciar la obra del extraordinario artista catalán. La exposición que muestra ese bello recinto de la fundación situada en uno de los más altos puntos de Palma de Mallorca, es titulada “Miró Nunca Visto” y conmemora el 25 aniversario de la apertura al público de la fundación Pilar i Joan Miró… Las obras que se exponen, se centran en el considerado último período de la creatividad del artista justo ahí en la isla de Mallorca…

Y es, según propias palabras de Miró, precisamente Mallorca donde encuentra el silencio y la calma que le permitirían alejarse de los reflectores y dedicarse de lleno a crear… Cuando Miró llega a vivir a Mallorca de todos sus recuerdos de aquellas visitas a los abuelos, ya es un hombre distinto al que fuera… A fuerza de los años, de la experiencia, logra un equilibrio entre lo que sería su capacidad reflexiva, su ensimismamiento y aquel que sigue siendo un tanto salvaje, rebelde y que en algún momento hablaría de que desesaba vehementemente asesinar a la pintura y a sus exigencias estéticas burguesas… Por todo ello, la exposición “Miró Nunca Visto”, resulta ser de gran importancia para comprender y leer la obra del Catalán en toda su expresión…

No solamente pueden verse pinturas o dibujos de Miró. También, en una extraordinaria curaduría, pueden contemplarse obras escultóricas o grabados incluyendo maravillosas obras en monotipo. Para ser más claro en este aspecto, les comento que el monotipo es una técnica que consiste en pintar sobre un soporte rígido y cuando aún está totalmente fresco, se estampa en un lienzo… Lógicamente, no puede realizarse más que una sola impresión a diferencia del grabado propiamente dicho que permite imprimir a veces cientos de copias.

De ahí el nombre: monotipo. Si en el recorrido de este bello recinto acecha el cansancio, puede acudirse a la cafetería en donde continúa la admiración por la obra de Miró, dado que ahí en uno de los muros puede contemplarse un mural a la cerámica verdaderamente maravilloso. Así lo hice… Y degustando un bocadillo típico que pelean catalanes y mallorquíes, el “pan con tomate”, que no es otra cosa más que una baguette cortado horizontalmente y que lleva aceite de oliva, sal de grano y jitomate molido, me regocijo mirando el mural cerámico de la cafetería que ofrece además la posibjoan miro2ilidad de adquirir algunos afiches y títulos acerca de Miró y su obra.

De regreso a las galerías, me encuentro con dos obras que son consideradas como las más representativas
de Miró. Se trata de un díptico que bien pudiera considerarse como perteneciente a la serie (si es que se permite llamarle así) de los “Blue”. Pero aquellos fueron un tríptico totalmente definido y esos otros dos, fueron concebidos como díptico. Hay algo muy curioso en torno a ello: Miró comenzó a trabajarlos en posición invertida a como hoy en día se exponen… Según sus propias palabras, la angustia le invadía porque a medida que avanzaba en la pintura que utilizó por cierto la técnica del goteo y brochas de cerdas muy gruesas, concretamente escobas de cerdas naturales vegetales y por ello los trazos son muy gruesos.

En ambos cuadros que, dicho sea de paso fueron pintados apoyados en la pared a diferencia de la mayoría que hizo puestos sobre el suelo, se puede observar un círculo azul que muestra el diálogo entre ambas obras del díptico. Esa angustia porque la obra no le convencía, puede palparse perfectamente en un diálogo de Miró con su amigo Georges Rallard en el año de 1975 donde le expresa que estaba muy inquieto porque “algo no funcionaba con la obra”. Incluso había puesto una interrogante que después sustituyó por una nota con una flecha. La técnica del goteo utilizada en estas obras, pondría de manifiesto la decisión ulterior a la terminación de la obra, por invertirlas.
Así el goteo puede observarse hacia arriba… “Cuando bajé al taller, me sentía preocupado, me decía: Esto no marcha, no está bien. Pero no encontraba la razón… De pronto llegó la respuesta y di la vuelta a la tela.
Las puse al revés y ahora puedo empezar. Me parecen equilibradas.”

Sigue el recorrido y ahora me encuentro con un atrevimiento maravilloso por parte de Miró: Hay cuatro o cinco lienzos que (sin que sean títulos oficiales dado que él casi nunca daba nombre a sus obras), se encuentran rasgados, tasajeados materialmente. Una de ellas es nombrada “Óleo sobre tela lacerada y perforada”. Difícilmente a algún pintor, se le habría ocurrido antes de Joan Miró, lacerar, perforar la tela como parte importante de la obra misma… las perforaciones, las laceraciones confieren al cuadro una
sensación dolorosa, si es que resulta válido calificarlo así… La magia sigue dándose en la obra expuesta. Por si fuera poco, se encuentran expuestas dos obras que me llaman muchísimo la atención. Se trata de un díptico titulado “el lago de los cisnes”.

Son dos pinturas idénticas, salvo porque en una de ellas se encuentran trazos muy “mironianos” sobre una obra preexistente… Durante mucho tiempo, el autor de esa obra permaneció en el anonimato dado que lo que Miró pintó sobre ella, ocultó (deliberado o no), la firma de Gascuña quien lo había pintado varios años antes. No puedo evitar el preguntrame la razón por la cual Miró hizo esto… ¿No sería en un determinado momento un plagio como tal dado que no citaba al autor? Son esas cosas extrañas que suceden en las mentes geniales como la de Miró. Una tras otra, las obras expuestas me sorprenden hasta llegar a una en especial que corona una frase de Miró sobre la pared en la parte superior: “Lo importante es la obra que quedará por hacer. Estas se quedarán aquí, como documento, es inestimable.” Joan Miró 1977.

Salgo de la fundación con un extraordinario sabor de boca… La genialidad de Miró, su autenticidad lo ha convertido en un icono del arte catalán, mallorquí y Español, desde luego. De hecho, el logotipo de las olimpiadas de Barcelona’92, fue considerado que estaba absolutamente bajo la influencia de Joan Miró. De regreso, nuevamente los molinos… “¿Te imaginas la cantidad de historias que guardan los molinos semidestruidos, hijo…?” “¿Muy mágicas…? Jajajajaja ¡ay papá, eres único jajajajajaja…”.

* Pintor, autor e intérprete

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