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CUEVAS… INCANSABLE PROMOTOR

Por sábado 15 de julio de 2017 Sin Comentarios

Por: Alberto Ángel “El Cuervo”

—¡Ese era el más grande megalómano de su época… Nada más!
—No, cuidado… Independientemente de su neurosis que era desde luego exacerbada, fue un extraordinario dibujante y un gran promotor…
—¿Promotor… Promotor de qué, de sí mismo y de su imagen narcicista a más no poder…?
—No, no hagas juicios a la ligera… Cuando expusimos juntos no hubo tal…
—¡Pero cuál a la ligera! De qué manera podrías juzgar a alguien que se autoretrata cada día para elegía de su propia persona…
—Pues sí, de acuerdo… Creo que resulta lógico ver que fue un narcicista irremediable, pero pues eso era parte de su imagen, de su encanto, si quieres verlo de esa manera… ¿Por qué a Dalí se le elogia a grados extremos en sus trucos publicitarios y en vez de criticársele como a José Luis, se le aplaude en su excentricidad…? ¿Qué el hecho de que Cuevas haya nacido en México lo convierte en blanco de críticas en vez de reconocimiento…?

—No, no te confundas, eso es independiente de su lugar de nacimiento… Pero es de sobra conocido que José Luis Cuevas fue básicamente un extraordinario publicista y publirelacionista, lo que le valió para encumbrar su propia imagen…

—Además un tremendo mitómano… En vez de “enfant terrible”, como le llamaban, debieron haberle puesto el “mythomane terrible”… O a poco ustedes creen eso de que, según sus propias palabras, se llevó a la cama a cuanta mujer se cruzó a su paso… Y se regodeaba en contar que las enviciaba al sexo porque era el mejor para “coger”… Mitómano y publicista sumergido en el narcicismo, nada más…

—Y ahora tú entras a apoyar la actitud de aplastar a Cuevas… El hecho de señalar sus debilidades o errores o narcicismos o como quieran llamarle, no le resta, insisto, no le resta en absoluto nada a su enorme talento… José Luis Cuevas ha sido uno de los más grandes artistas plásticos contemporáneos… Su pecado fue haber arremetido contra “las vacas sagradas” de la pintura y la escultura poniendo en evidencia la detestable pose que prevalecía en el mundillo del arte…

cuevasSalón bar Chapultepec… Así se llamaba aquella cantina espantosamente encantadora que estaba casi frente a la Secretaría de Gobernación ahí en la calle de Bucareli… Cuando llegamos, pensé que José Luis iba a protestar porque el lugar era en muchos aspectos deprimentes… Cual sería mi sorpresa al ver que se movía como pez en el agua y bromeaba manifestando un regocijo que ponía de manifiesto que no solamente no le incomodaba el lugar sino que se sentía sumamente cómodo compartiendo ahí y con nosotros…

De pronto, tomó una servilleta y dejó correr el trazo… Alguien guardó el dibujo… Mi querido amigo Carlos Bracho, con su grandilocuencia permanente, elogió la disposición de todos a sumergirnos en el hedonismo, si es que pudiera encontrarse ahí en ese lugar que olía a todo pecado… Aparece una guitarra y el intento de auto acompañarme decorosamente para cantar, choca de frente ante la falta de una cuerda y la imposibilidad de afinar el vetusto instrumento con el que se ganaba la vida aquel encantador personaje del rimbombantemente bautizado “Salón bar Chapultepec” y quien fue calificado por concenso de los ahí reunidos como el peor trovador de la historia…

Después de intentar tocar y cantar, leo algún verso que escribí en mi infaltable cuaderno de bocetos… Mi querido amigo Leopoldo Ayala, me aconseja y corregimos mis intentos literarios… Cuevas observa mis dibujos y emite un cordial elogio… Bracho nos invita a viajar en el tiempo contemplando a la mesera, un mágico personaje que en algún remoto año debió haber sido sumamente atractiva y que ahora conservaba el encanto de aquellas putas que José Luis describía en sus constantes elogios y narraciones que nadie sabía hasta dónde eran verdad y hasta dónde mito…

—¿No sabías, mi querido amigo Alberto que nuestro amigo José Luis además de ser gran dibujante, pintor, escultor, actor, etc, etc. Es también un extraordinario imitador…?
—No me digas… Bueno, cuando comimos cochinita en casa de mi tía vi algo así pero no recuerdo bien ¿Es cierto, José Luis…?
—Jajajajaja, algo hay de eso… Siempre me ha gustado jugar a mimetizarme con los gestos y las inflexiones de mis amigos… A Octavio lo traía a raya imitándolo jajajajaja…

—Sí, sí… Al mismísimo Octavio Paz, mi querido amigo Alberto, a quien además de imitarlo sorprendentemente José Luis traía asoleado debido a que Paz fue el autor de la letra de una canción ranchera para una película jajajajaja… Venga, José Luis, tráenos de nueva cuenta la presencia de nuestro admirado poeta…

Y la imitación que Cuevas hacía de el Maestro Octavio Paz, era verdaderamente sorprendente… Se transformaba en el mismo paz en postura, inflexión vocal, ademanes y hasta la mirada era la del poeta que no la del pintor… Cuevas, en esas reuniones era encantador… Me atrevería a decirles que, en ocasiones, su timidez era manifiesta y por ello cuando estaba en los convivios con este grupo, afloraba su personalidad al desnudo y la pose, la megalomanía, el narcicismo y el afán plubicitario se quedaban arrinconados en alguna esquina maloliente de la cantina para dejar brotar al Cuevas interior… Me tocó conocerlo en un programa de aquellos que se transmitían durante toda la noche en el canal dos de televisión…

Ricardo Rocha conducía… En el camerino, esperábamos Cuevas y yo y la plática sabrosa, como siempre con José Luis, no se hizo esperar… Para mi sorpresa, cuando mi querido amigo Ricardo dijo al aire que enseguida me presentaría cantando, José Luis, como resultado de nuestra plática, agregó: Un joven muy talentoso y además es mi colega, es pintor…

Tiempo después, el inolvidable y siempre polémico y controvertido José Luis Cuevas, me haría el honor de presentar uno de mis libros… Antonio Hernández Estrella, mi editor y amigo, lo había invitado a lo que Cuevas aceptó de muy buen agrado… Muchas anécdotas más seguirían en mi amistad con José Luis… Al morir Bertha, la tristeza era evidente y profunda en nuestro amigo…

Acordamos ir a comer y charlar acerca de todo para motivar que poco a poco saliera de ese sentir que le embargaba… Por razones que ya no recuerdo, terminamos en otro lugar extraño, por llamarle así a ese sitio de preferencia de casi todo integrante de la burguesía mexicana… Ese lugar donde las meseras no se llaman meseras sino “hostess” y traen vestidos hasta los pies porque prefiriera el modista tapar los tobillos y dejar generosamente al descubierto los pechos que, viéndose asfixiados por prendas interiores, abruptamente brotan por el escote en un afán erotizante que al comensal masculino agrada en demasía…

Pero íbamos a platicar de Bertha, de José Luis, de su tristeza y cómo exorcisarla… Y el afán seductor de la “hostess” sobre Cuevas, le hizo reaccionar preguntándole: ¿cón quién quieres coger… Conmigo o con alguno de mis amigos…? Sintiéndose ofendida, llamó al gerente quien acudió a hablar con nosotros.

Después de aclarar las cosas, el gerente se disculpó y la charla continuó para llegar a la invitación que José Luis me hiciera a participar en esa multitudinaria exposición colectiva con dibujos, escritos, pinturas etc que entre todos sus amigos completamos a manera de homenaje y recuerdo al amor de Bertha con José Luis… Una rosa hecha a lápiz, tinta y acuarela, acompañada de un verso dedicado a la pareja, fue mi aportación… Nunca supe qué habrá sucedido con ello… Sea de la manera que fuere, fue un gran gusto haber participado en ese homenaje cariñoso al recuerdo de Bertha…

Así fue, o mejor dicho, así podría yo describir al José Luis Cuevas que me tocó conocer y con quien compartí en muchos momentos… Así brindaba Cuevas el corazón a sus amigos en muchos momentos como aquel cuando fui invitado a celebrar su compleaños junto con don Eulalio Ferrer y con mi no menos admirado y querido amigo y Maestro Raul Anguiano… Cumplían años el mismo día así que lo celebraban juntos…

Luego vendrían algunos distanciamientos a consecuencia de eventos que no vale la pena recordar… Errores cometemos todos… Tal vez, la posibilidad de cometer errores sea lo que nos permite aprender y enseñar… Errores imperdonables (dijeron con cierta razón algunos amigos) como aquel contra el “cubano”, queridísimo amigo Luis Miguel Valdés en su taller de gráfica donde José Luis Cuevas publicó uno de sus últimos o tal vez el último trabajo de arte gráfico…

Víctor, mi “carnal”, pintor de pintores y escultor a grado superlativo, reclamó siempre ese error (insisto, con sobrada razón)… Por eso, el Maestro Guadalajara no acudió a la invitación que nos hicieron para la inauguración del llamado “Paseo José Luis Cuevas”… Esa fue una de las últimas veces o quizá la última que saludé a mi amigo José Luis… Como bien dijo el poeta Homero Aridjis… vivió secuestrado varios años antes de su fallecimiento… Ya no era el Cuevas que conocimos…

Aunque, cómo él fue siempre, cabría aquí la pregunta: ¿Sería posible que ese polémico y talentoso dibujante, excelso dibujante que fuera Cuevas, hubiese planeado toda la polémica sucitada para despedirse en ese “gran final” en Bellas Artes…? ¿Sería posible que así como calculó el impacto publicitario de su “mural efímero” o su “muerte anunciada” también lo hubiera hecho para cerrar el telón…? No lo podríamos decir… Sólo él estará riéndose de todo… Así era José Luis, mi amigo, Cuevas, “el niño terrible” del arte mexicano… Artista autodidacta que pasó a la historia a la par como tal y sobre todo por ser el mejor promotor de su propia imagen…

* Pintor, autor e intérprete

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