Nacional

PERSONAJES REVOLUCIONARIOS… EL CATORCE.

Por jueves 15 de junio de 2017 Sin Comentarios

Por: Alberto Ángel “El Cuervo”el catorce

—¡Quién vive…!

—¡Yo mero…!
—¡Yo mero quién…!
—¡Pos quién más va a ser… Yo mero, Victoriano… !
—¡Pendejo… Es el Catorce, el jefe déjalo pasar!
—Mi General, usted disculpará, pero pos ya ve cómo andan las cosas por acá… Y pos no se puede tener confianza en naiden…
—No se disculpe, que para eso es usté el guardia… De qué carajo nos va a servir que deje usté pasar a todo el que quera… Así me gustan las hembras, valientes y que se den a respetar…

Victoriano Ramírez… Afamado por ser un individuo bragado, de ley… Ha sido llevado por la historia en alas de la imaginación y el sentir popular, a niveles de verdadera leyenda… Su historia comienza en la no menos afamada región de Los Altos de Jalisco. Concretamente en la población de Rincón de Chávez perteneciente a San Miguel el Alto. Nace Victoriano Ramírez el 23 de Marzo de 1892 según consta en un acta de nacimiento, aunque existen opiniones al respecto que califican el acta mencionada como un documento apócrifo.

Se sabe que nació por esas fechas y en San Miguel, pero como sucede con toda leyenda, hay muchas opiniones encontradas, muchas historias que nos llevan de la mano de mito en mito entretejidos con verdades y verdades a medias en relatos que se mantienen en la memoria del pueblo y que no deja de ser delicioso y sumamente interesante escucharlas…

Muchos personajes pintorescos emanan de las épocas revolucionarias… Cartucho, traído a la época nuestra de manera magistral por la narrativa de quien no ha sido reconocida como merece en su literatura de la revolución, Nellie Campobello. La Adelita, enfermera nacida en Ciudad Juárez, según algunos y aguerrida soldadera según otros. La Valentina, quien junto con Adelita son tal vez las dos figuras emblemáticas de mayor fuerza en lo referente a la participación femenina en la revolución maderista… Figuras que han trascendido la historia y permanecen en la leyenda como iconos populares que brindan al pueblo un sentimiento de orgullo, un motivo para saberse dueños de una identidad nacionalista de una u otra manera.

Así, Victoriano Ramírez, El Catorce… Junto con Valentín Ávila Ramírez, conocido como Valentín de la Sierra, gracias al afamado corrido que le conserva en la memoria popular, son personajes de gran importancia en la llamada Guerra Cristera.

—A ver, amigo, aviéntese el corrido de Valentín de la Sierra…
—No, pues ahí sí le voy a quedar mal, porque no lo tengo en mi repertorio…
—Aquí no queda mal nadie, amigo… A ver cómo le hace, pero el patrón quiere oir Valentín de la Sierra así que usté va a cantar Valentín de la Sierra…
—Mire amigo, entiendo que quiera usted complacer a su patrón, pero ya le dije que no me la sé…
—Creo que no me ha entendido bien, amigo… No le estamos preguntando si se la sabe o no… Le estamos ordenando que la cante y una orden se cumple o se cumple…
—Pues, con todo respeto, órdenes ni mi vieja… Yo canto lo que me sé y lo que quiero cantar…

Justo en ese momento, cuando ya pensaba que se iba a armar el lío, Se levantó el tipo al que llamaban “El Patrón”, con una señal sutil, hizo que el que me estaba amenazando se sentara y poniéndome el brazo en el hombro como si fuéramos grandes camaradas, me empezó a platicar:

—No se mortifique usté, amigo… No les haga mucho caso a los muchachos, ya están con sus copitas adentro y ya sabe usté que el vino pues saca el ánimo y luego luego les da por echar pleito… Siéntese, déjeme contarle por qué ese corrido es tan importante para mí… Mire, mi abuelo, fue sacerdote… Medio malandrín, pero sacerdote… Tenía sus tierritas, su ganadito, vivía bien, pa’ qué se lo voy a negar… Y cuando vino la famosa ley callista, le cayeron encima a su parroquia, lo apresaron, lo torturaron, le quitaron sus tierras, su ganado y ya cuando salió de la cárcel conoció a mi abuela…

Ahí colgaron la sotana como dicen, trabajando y con el dinero del papá de mi abuela, que era pudiente y tenía contactos en el gobierno, pues consiguieron otra vez tener su tierrita y sus cabezas de ganado, unos cuantos cientos, ya sabe… A mi abuelo le gustaba mucho la música y contaban que siempre pedía que le cantaran Valentín de la Sierra… De ahí se le vino el gusto a mi padre y de mi padre a mí… Por eso estos muchachos, cada vez que nos topamos con alguien que cante pues a fuerza quieren que la canten… ¿Me entiende, amigo…? Pero no lo tome a mal… Si se la sabe pues bien, si me la puede acompañar, pues yo se la canto y sirve que se la va aprendiendo a’i pa la próxima…

Ya más relajados, empezó a cantar y yo a seguirlo con la guitarra, el corrido no tiene mayor complicación musicalmente hablando así que me resultó fácil seguirlo… La escena se daba en una población del Estado de Michoacán, en esa región que colinda con Guerrero y que llaman Tierra Caliente… Debo confesarles que una vez “acontecido el suceso”, como diría el corrido, me di cuenta del peligro que había corrido y de mi atrevimiento, pero la juventud nunca ha sido ni mesurada ni caracterizada por el raciocinio…

Con el tiempo, aquel camarada y yo nos volvimos a encontrar en circunstancias totalmente diferentes… Él, con todo y guaruras formando parte de un grupo político y una de las cámaras, yo en mi oficio de cantor que me ha permitido beberme la vida con toda intensidad… Ah, y por supuesto que con el tiempo, me aprendí el corrido de Valentín de la Sierra, ese héroe cristero a quien mucha gente considera mito y otros como Jesús de la Torre describen como un auténtico personaje que participó activamente en la guerra cristera.el catorce 2

Pero el caso del afamado “Catorce”, merece trato especial. Todo comienza, supuestamente, allá en su juventud cuando en una riña de cantina, se bate a duelo con el rival y termina matándolo… Victoriano Ramírez, sale huyendo a la sierra perseguido por un destacamento precisamente de catorce hombres armados. Después de un largo tiroteo entre Victoriano y los representantes de la ley, Victoriano acabó con todos… Salió de su escondite, recogió las catorce armas y con un mensajero las envió a San Miguel junto con un escrito que decía: La próxima vez, cuando manden por mí, no me manden buscar con tan poca gente.

A partir de entonces, Victoriano Ramírez fue conocido como “el catorce”. Del mismo modo, hay otros historiadores que dicen que eso es un mito y que en realidad se le conocía como el catorce porque en la escuela solamente aprendió a contar hasta ese número, el catorce.

De la manera que sea, al promulgarse la llamada Ley Calles que reprimía la práctica religiosa y cuyo fin era controlar y limitar el culto católico en México, el afamado Victoriano, el catorce, de inmediato se levantó en armas formando parte del ejército cristero. Así, llegó a comandar su propio escuadrón conocido como “Dragones del 14” y que formaba parte del regimiento de San Julián.

El catorce fue afamado por su gran valentía y arrojo en las batallas al grado que se dice que cuando los “callistas” oían el grito de ¡Viva el catorce! Salían en retirada despavoridos. Por otro lado, los religiosos, no estaban precisamente contentos con ese mítico personaje cuya fama de mujeriego era tan grande como la de aguerrido. En todas las poblaciones por donde el catorce se movía, se sabía que tenía mujeres con hijos y eso motivó que un sacerdote que supuestamente era jefe en la cristeada, le llamara la atención por su conducta inmoral y le ordenó que le dijera quién era su legítima mujer…

El catorce, sin amilanarse respondió de inmediato: “Cualquier mujer es legítima”. Dentro de sus filas, el catorce contaba también con mujeres una de las cuales fue la afamada “Madre Conchita”, María Concepción Acevedo quien fuera condenada por complicidad en el asesinato de Álvaro Obregón. Según palabras de la propia Madre Conchita en sus escritos posteriores, ella tenía el grado de capitana.

Tres años luchó en el ejército cristero el famosísimo catorce… Y paradójicamente, aquella institución para la que se levantó en armas, por la que luchó intentando revocar la ley de Calles, fue la que le traicionó. Sería el sacerdote católico y general Aristeo Pedroza quien ordenaría su ejecución diciendo: ¡Que maten a ese cabrón!.

En su corrido, infaltable, se habla del supuesto sentir de el catorce:“Victoriano les decía:/ Esa no la paso a creer/ Que siendo mis compañeros/Me anden queriendo aprehender../ Válgame Santo Niñito/Y también el padre eterno/ mataron a Victoriano/ por darle gusto al gobierno… El mito de el catorce, llegó al cine y hace un par de años estelarizada por Andy García.

* Intérprete, compositor, pintor

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