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PARÍS – BRUSELAS – ¿? El Terrorismo que Llegó para Quedarse

Por domingo 15 de mayo de 2016 Sin Comentarios

Por: Faustino López Osuna

Nuestro Premio Nobel Octavio Paz, en uno de sus extraordinarios ensayos en que analiza en qué estadio de evolución se encuentra el Medio Oriente respecto a Occidente, concluye que se quedó justo en el tiempo en que los judeocristianos pasamos de la Edad Media al Renacimiento, consistente éste en la renovación literaria, artística y científica que se produjo en Europa en los siglos XV y XVI (1400-1500), particularmente bajo la influencia de la cultura clásica puesta nuevamente de moda, facilitada particularmente por el descubrimiento de la imprenta, que vulgarizó las obras maestras de los grandes genios de la Antigüedad y por la invención del grabado, que dio a conocer las obras de arte.

bruselasO sea que allá, en las naciones del norte de África, comparativamente, no se dio un Renacimiento equivalente al nuestro. También el Medio Oriente llegó tardíamente respecto a Occidente a su irrupción hegemónica: Mahoma, fundador del islamismo, nace 579 años después de Cristo; tras meditar durante 15 años en la reforma religiosa y social de la nación árabe, ante la amenaza de sus adversarios tuvo que emprender la fuga (hégira) en 622, fecha que señala el principio de la era musulmana. Estalla la guerra y Mahoma, vencedor, hizo en 629 un viaje solemne a La Meca, de la que se apoderó en 630. Poco a poco fueron sometiéndose todas las tribus rebeldes y quedó fundado definitivamente el islamismo.

Mahoma muere en el año 632. Ahora que tan sombríamente se pone de moda el islamismo por su terrorismo sin piedad en Europa, es necesario remontarnos a sus orígenes: Islamismo es el conjunto de dogmas y preceptos que constituyen la religión de Mahoma y se resume en un solo libro, el Corán, que constituye, como la Biblia de los hebreos, la base de la organización religiosa y social.

Es muy importante destacar que, apenas 570 años después de quedar fundado el islamismo por Mahoma, en el año 1200 y durante trescientos años (siglos XI al XIII), en su afán de apropiarse de los lugares santos, el “avanzado” Occidente cristiano invadió y mantuvo una prolongada e injusta guerra de intervención a los árabes durante las Cruzadas, que fueron 8 (la primera predicada por el propio papa Urbano II y la segunda predicada por San Bernardo).

Tristemente, aunque sea espantoso reconocerlo, sin pretender justificar a uno ni a otro, nuestro terrorismo cristiano de otrora fue peor que el terrorismo islámico de agora. Sólo que los árabes masacrados por nuestro terrorismo cristiano, no tenían aviones para bombardear a los países monárquicos europeos ni al mismo Vaticano que los destruían sin piedad.

Tan terrorismo era aquél (nuestro) como este (de ellos), pues terror es: “Miedo grande, pavor: experimentar un terror infinito. Sinónimo: Espanto. Persona o cosa que lo causa: ser el terror de un país”. A estas alturas, resulta muy recomendable leer “El hombre rebelde”, del Premio Nobel argelino-francés Albert Camus, para conocer la psicología del terrorista, su vacío existencial, su motivación y fanatismo.

parisCualquier fanatismo es malo y el terrorismo es su expresión absoluta. ¿Nadie se ha puesto a pensar que el terrorismo lo tenemos en casa? ¿Cómo se le puede llamar a que haya tanto asesino solitario en escuelas e iglesias en los Estados Unidos? (Esto último, nutrido por el hecho de que en el propio territorio norteamericano nadie puede controlar la venta indiscriminada de armas, aún al crimen organizado de México, por ir contra la correspondiente Enmienda que garantiza la sacrosanta libertad de comercio.

Ni Obama y sus buenas intenciones.) En cuanto al espanto, ¿no fueron actos de terror los magnicidios de Lincoln y Kennedy igual que los avionazos a las torres gemelas de Nueva York? ¿No fue terrorismo auspiciar la invasión desde Miami a Cuba cuando ésta declaró socialista a la Revolución? ¿No fue acto terrorista el apoyo desde la Casa Blanca para el derrocamiento del presidente chileno Salvador Allende, también por socialista? ¿Cómo calificar la bendición del Cardenal Spellman a las armas y aviones bombarderos norteamericanos enviados y utilizados para masacrar al pueblo de Vietnam? Claro que en este recuento de infamias, no pinta Europa, salvo en las “conquistas” (colonialismo) de países en África, en la Guerra Santa de las Cruzadas y, la más atroz, en el robo del Continente Americano en nombre de Dios y del Rey.

Y como los malos ejemplos se imitan, la nación árabe creada por Mahoma, en su atraso, apenas está haciendo lo que la Europa imperial hizo por siglos: la guerra entre sus estados nacionales, como las no lejanas guerras austro-húngara o de los Balcanes, etc. Tras la Primera Guerra Mundial, los monarcas europeos se repartieron los territorios “conquistados” entre sí y establecieron una nueva división territorial de Europa.

En esa tesitura, lo único que le “ayudó” a las naciones europeas fue que, salvo Rusia, no tenían petróleo que repartirse para seguir haciéndose pedazos. Pero los países árabes, sí. Y hay que ir sobre el oro negro, sin importar el atraso y sufrimiento de sus pueblos ni el precio en sangre para conseguirlo, ahora en nombre de la Democracia y con las obligadas y tristes emigraciones modernas de aquellos pueblos, que desintegran su cultura.

Habría que advertirles a los árabes que, de seguir así, olvidando la historia, les falta repetir, entre otras barbaridades nuestras, el caso de Hitler que asesinó a 6 millones de judíos; igualmente, tendrán que inventar otra Santa Inquisición que operó sangrientamente entre nosotros más de seiscientos años, desde 1183 hasta 1808 en que la suprimió en España Napoleón Bonaparte.

¿O piensan que se puede progresar y conquistar científica y tecnológicamente el espacio exterior sin haber pagado Occidente ese inhumano precio? Este breve y espeluznante repaso, ¿no dará pauta para pensar al menos que, si no desaparece la tierra, el terrorismo llegó para quedarse? Personalmente, por convicción y solidaridad, condeno el terrorismo venga de donde venga y estoy y estaré siempre con las víctimas inocentes. Yo, que estuve en Bruselas en 1969 y conocí su pueblo admirable, vivo, consternado condeno su tragedia.

* Economista y compositor

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