Estatal

Lo mexicano de un trauma al otro

Por lunes 15 de febrero de 2016 Sin Comentarios

Por: Carlos Varela Nájera

Santiago Ramírez supo describir al mexicano y sus motivaciones, como éste era el producto de su historia su cultura, hoy diríamos el mexicano es el producto de un trauma al otro, el sujeto de lo mexicano, siempre ha estado regulado por ideologías, creencias, gobiernos que les falta, y sobretodo, vive sometido regulado por el espectáculo, televisión, deportes, y por un futuro siempre incierto.

La mayoría de mexicanos siempre han sido desheredados del poder, sometidos y regulados por un otro que lo somete, asfixia, creando siempre en lo mexicano una servidumbre voluntaria. La pobreza cultural y económica lleva a la mexicano una suerte de supervivencia existencial frente a los requerimientos del mercado, esto induce a irritabilidad, desesperación, incertidumbre, y por ello el orden cultural queda fuera de su esfera de interés, concentrado la gran mayoría de masa, en lo que su majestad la televisión le ordena, es decir, es sometido por la pantalla, con creencias milenaristas, y de igual modo por un mercado de multiniveles que le hace creer que se hará millonario, y que es pobre porque quiere.

Estados Unidos siempre ha buscado colonizar las conciencias, conquistarlas por un falso concepto de riqueza, enrolando, a todos los sujetos que serían éxitos vendiendo sus productos a otros dos o tres formando cadenitas de compradores. El mexicano se caracteriza por ser cerrado de opinión, creyente, él mismo no permite abrir y ensanchar su mentalidad para pensar otras posibilidades, la cultura del mexicano se construye por medio de creencias donde el sometimiento al amo lo convierte en un esclavo eterno, basta con explotarle sus afectos y pasiones y cae redondito al imperativo de los amos. En este sentido el mexicano vive aplastado por su tragedia siempre en duelo porque le deben muchas posibilidades, cada vez aplastado más por los regímenes y vive de duelo el duelo, es decir está sometido por un trauma y otro trauma colocándolo siempre en la posición víctima, la cual arropa con hombría y aguante, instalándose en él una concepción primitivista de que ser mexicano es ser aguantador.

El mexicano vive de sueños y para mantener estos, algunas veces recurre a distintos tóxicos para seguir durmiendo, el soñar es parte de la vida del mexicano vive un eterno sueño y despierta para seguir soñando, la actitud “valemadrista” del mexicano esconde un drama cultural e histórico, siempre aplastado por el otro, dominado, sometido, agraviado, o como dijera Octavio Paz rajado, esta impotencia lo coloca siempre esperando de un otro una migaja, por ello, cuando se le obsequia una cachucha, el kit con refresco de cola, ve en ese que le arroja una migaja una obediencia absoluta, por nada entrega su libertad: por televisiones, por prebendas, y esto va ser cercenando más las posibilidades de que el mexicano salga adelante y triunfe. El Estado quiere un mexicano agachado, para ello instruye sus aparatos ideológicos militares y jurídicos para imponer al mexicano una conducta de miedo que esté siempre agachado al poder clerical y gubernamental.

El mexicano no se pertenece asimismo es un objeto suspendido, regulado y siempre endeudado, al estado, al capitalismo, es decir le debe siempre a un otro, él no puede respirar, ni mucho menos gritar libertad, está siempre en deuda frente un otro del capital que lo regula, que lo exprime por ello el cantara sus coplas,” tres días sin verte mujer, tres días llorando tu amor, hace tres días que no sé de ti”.

Tal como lo menciona Santiago Ramírez, en su mayoría el mexicano es hijo de su carencia, de su falta, poco o nada lo satisface, la mujer aparece ante él como descompletada, por ello esta mujer que antiguamente vendría a ser el elemento fundamental de estabilidad, aparece hoy como no toda. Ante esta situación la psicología simplista opera una función de remiendo, mandando mensajes de que es importante el amor, la felicidad, la empatía, y bueno eso es cierto hasta cierto punto, pero muchas veces la situación de pobreza extrema en la que la mayoría de mexicanos se desarrolla coloca en los sujetos la imposibilidad de que el amor fructifique porque el amor es asesinado por el capitalismo, y sólo queda la promesa, y no los hechos, hablo de ese capitalismo descarnado, de un capitalismo comandado por el Fondo Monetario Internacional, que solamente importa la ganancia, y no la sustentabilidad de todos los sujetos y del propio entorno, cobijados el discurso religioso y de doble moral.

Si el capitalismo Mata al amor en nuestro entorno geográfico y laboral, es porque el salario de $70 no permite consolidar proyectos y mucho menos sostener la palabra que se empeña a una mujer, ya que ese salario jamás permitirá que el amor fructifique en proyecto sostenible, el amor por lo tanto será comandado por el capitalismo, un palo por $200, es decir aún la intimidad ha sido mancillada por el discurso capitalista que como rey midas todo lo que toca lo convierte en ganancia, y si no hay ganancia no hay financiamiento.

*Lic. en Psicolgía y Doctor en educación,
Porfesor e investigación.

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